Buenas Noches!

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Heriberto salió de la ducha renovado, su sonrisa era de alegría, amaba a Victória. A pesar de que llevaban poco tiempo juntos, se puso loción para después del afeitado, se peinó y se fue.

- ¿Dónde crees que vas?

- Iba a despertarte y luego a prepararnos el desayuno. - la abrazó y le dio un beso.

- Necesito llegar a casa, hoy tengo que entregar dos paquetes y Max tiene dentista. Y tengo que comprar los materiales de arte de Fer.

- Entonces, ¿qué te parece si tomamos un café en tu casa y lo hago yo? Ahorraremos tiempo y te ayudaré con los niños. Por supuesto, si quieres, puedo llevar a Fernanda a comprar los materiales. ¿Tienes una lista?

- ¿Dónde está el café para dos? Ahora somos tres en casa, y creo que Ana debería llegar en unas horas.

- ¡Sería café para un batallón! - la llevó a la ducha. - Prepararé nuestro café.

Heriberto la dejó, se dio cuenta de que su ropa estaba seca antes de meterse en la bañera. Dispuso el café, la fruta y el pan. Cuando Victória llegó, la mesa estaba puesta. Tomaron café, charlaron un rato y luego se fueron a su casa. Por el camino se besaron y acariciaron.

- ¿Mi coche? - dijo ella cuando él paró delante de la casa. - ¿Cuándo? ¿Cuándo?

- Después de derribar la miel, le pedí a Benicio que se encargara de tu coche y se asegurara de que todo estaba bien aquí.

- ¿Quién es ése? - preguntó con curiosidad.

- Mi ayudante. Es un caballero en el que confiaría con los ojos cerrados.

- Heriberto El Anciano Explorador.

Estaban riendo cuando una pequeña mano golpeó el cristal, haciendo que Heriberto abriera la puerta y la niña se abalanzara sobre su regazo.

- ¿Quién es el Explorador? - preguntó ella. - ¿Y por qué estás con mi madre? No durmió en casa, ¿sabes? Lo sé porque he tenido una pesadilla y cuando he ido a su habitación, no estaba.

- Estaba conmigo, princesa! -  Miró a Victoria, que sabía que las preguntas vendrían en avalancha. - ¿Pasa algo se entre tu madre y yo?

- ¿Has besado a mi madre en la boca? ¿Estás saliendo con mi madre? Eso es lo que necesito saber, ¿te vas a quedar aquí? Tenemos que ordenar el cuarto de huéspedes, mamá, Heriberto puede quedarse en mi cama, ¡duermo con mi mamá!

- Hola, jovencita, buenos días a ti también. Sí, me besó y no, Heriberto tiene su propia casa, pero puede venir a visitarnos, ¿de acuerdo? Ahora vámonos, que hoy vamos a tener un día muy ajetreado.

- ¿Has venido a tomar café con nosotros? La tía Tonton lo hizo. Ella hace tortitas de cactus, ya sabes.

- ¿Siempre está así, llena de energía por la mañana?

- ¡No has visto nada! - Victoria salió del coche y fue a buscar a su hija. - Ven, mi amor, dile a tu tía que ya llegué. - La niña entró corriendo en la casa y Heriberto abrazó a su amada por detrás. - ¡Todavía estás a tiempo de rendirte!

- ¡Jamás! - la tomó de la mano y entraron en la casa.

Todo estaba listo para el desayuno. Max estaba sentado y no los miró cuando entraron, todavía un poco nervioso porque su mamá estaba con otro hombre. Pero enseguida sonrió cuando Heriberto se acercó.

- Buenos días, Max, aquí está el cómic del que te hablé. Le he pedido a un amigo que prepare una edición especial para ti también. Espero que te guste. También me ha enviado esta bolsa. - el chico sonrió ampliamente y sus ojos se iluminaron al verlo.

Una nueva oportunidad de amar - en español✅Where stories live. Discover now