16 Mamá💖🔥

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Mayka se observó en el espejo del tocador de su dormitorio

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Mayka se observó en el espejo del tocador de su dormitorio. Se enfocó en sus gestos, en sus ojos azules, esos que por momento lucían muy celestes. Acarició sus mejillas y perfiló con sus dedos su rostro ovalado. Su dedo índice tocó su labio inferior. Se miró a sí misma y pensó si alguna vez volvería a hacerlo, si esta locura en la que había decidido sumergirse la llevaba a algún lado.

Estaría en un avión en unas horas junto a uno de los hombres más odiados de su familia.

El sonido de la puerta la sacó de sus pensamientos.

—¿Puedo pasar? —Su madre le sonrió desde la puerta.

Mayka asintió mientras continuaba sentada frente a ese espejo, frente a decenas de perfumes y maquillajes que carecían de importancia.

—Iba a ir a despedirme en un rato —comentó—, antes de que durmieras.

—¿Te vas a la madrugada?

—Sí —respondió cuando agarró un portacosméticos y guardó un par de perfumes y algunos maquillajes.

—Vendrás muy bronceada —expresó la mujer, divertida—. Fuimos con tu padre un par de veces antes de que nacieras. El lugar es un sueño.

—Deberían ir de nuevo alguna vez.

—Tu padre tiene muchas obligaciones. Lo sabes.

—Viaja todo el tiempo. Podría llevarte.

—Vamos, Mayka, sabes que no funciona así.

Mayka dio un suspiro y se tragó la lengua. Quizá después de años la sumisión de su madre no debía enervarla, pero aún lo hacía. Linda se sentó a su lado en el taburete. Cuando estaban una al lado de la otra, resultaba fácil deducir de dónde venía la extraordinaria belleza de Mayka, más allá de que Abel era bastante guapo.

—Ya sanó. —Su madre tocó sobre un corte que tenía Mayka cerca del hombro.

—Como todos los hematomas que nos hacemos a diario, mamá.

Linda guardó silencio.

El rostro de Mayka, luego del encuentro con Owen, daba sendas muestras de la poca amistad que había entre sus hijos.

—No creas que soy indolente —dijo la mujer, que ahora tocaba el cabello de su hija—. Sufro por mis hijos.

—No lo demuestras demasiado.

—Es necesario. —Agarró un cepillo, se puso de pie y comenzó a peinar el largo y sedoso cabello de su hija—. Cada día eres más fuerte, más poderosa. Nadie te hará daño jamás.

—Nunca lo entenderás, ¿verdad? —replicó Mayka con la tristeza que se agolpaba en su garganta—. Eres madre de rotos emocionales.

—No hables así.

Sangre y Cenizas (bilogía SYC) Romance hetero y gay +18Where stories live. Discover now