8 Prohibido💖🔥

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—¿Es normal que me haya venido solo con verte desnudo?

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—¿Es normal que me haya venido solo con verte desnudo?

—No lo sé, pero sin duda eres una caricia a mi ego.

Una risa, un gemido, los sonidos se perdían y distorsionaban en medio de sus respiraciones. London sabía lo que hacía. No solo era buen profesor de historia del arte, era un todoterreno. La lengua del hombre se deslizó sobre el cuello de Jesse, su pecho y después sus abdominales. Su gran mano acarició su torso mientras que la otra estaba apoyada sobre la cabeza de Jesse. London lo estaba contemplando. No solo lo colmaba de besos cortos, largos, profundos y chupetones. London lo veneraba. La manera en que acariciaba cada parte de su ser como si fuera lo más hermoso de la galaxia. Jesse no quería que ese momento terminara, no quería que esa burbuja de deseo en la que estaban inmersos se rompiera. No lo soportaría.

—Hey—London subió despacio, dejó una estela de besos húmedos con los cuales ahora pinceló su pecho—, estás aquí. Deja de pensar en lo que pasará.

Sería tan fácil si el mundo simplemente los dejara tranquilos, si el mundo en el que vivían les permitiera ser ellos mismos. La mano que acariciaba el pecho descendió como en una montaña rusa y se estacionó en su virilidad. Jesse se mordió el labio inferior y arqueó su espalda cuando los dedos de London se cerraron sobre ella.

El dedo pulgar hizo círculos en el glande, el miembro de Jesse ardía, se humedecía, denotaba cuánto lo deseaba, cuánto necesitaba de sus besos, de su lengua.

—London.

—Solo dime si algo te pone incómodo—advirtió antes de bajar a aquel punto de locura en Jesse y tragarse de una sola vez su miembro.

La garganta de Jesse vibró en un gemido, el muchacho llevó su rostro hacia un costado y cerró los ojos, esas turmalinas negras que eran la perdición del hombre que ahora lo devoraba con sumo placer. El calor y la humedad de esa boca experta se mezclaba con su propio calor. La pelvis se elevó con desesperación, London gimió cuando la hombría fue más profunda en su cavidad bucal. Le gustaba, le encantaba que se animara a explorar nuevas sensaciones. Jesse no le había dicho que era virgen, no habían hablado de experiencia a nivel sexual, pero resultaba obvio que si no era el primer hombre con el que estaba, estaba muy cerca de haberlo sido.

London se perdió entre las piernas de su amante, sus manos se movieron presurosas en búsqueda de más piel, rozaron el pecho y llegaron a los pezones. Los dedos índice y pulgar se enroscaron en los pezones y Jesse volvió a gemir. London sabía dónde tocar, besar, morder, lamer, como si lo conociera de toda la vida, como si en alguna vida hubieran coincidido como amantes y hubieran quedado experiencias candentes aun por probar.

Una succión tan poderosa logró que Jesse gritara y se enfocara en el techo. Las lágrimas se acumularon en sus ojos. Dios, esto debería estar prohibido.

«De hecho lo es, sabes que él está prohibido para ti».

Jesse fue consciente de que su cabeza era su peor enemiga, casi que podía competir con Isaac, Dustin y Owen. Frenó el pensamiento, le puso fin a la imagen de esos bastardos que venía a su mente ahora, a sus risas, a sus burlas, a todo aquello que le infligía dolor.

Sangre y Cenizas (bilogía SYC) Romance hetero y gay +18Where stories live. Discover now