CAPITULO 8

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El repudio que le tuvo a su madre toda su adolescencia jamás le permitió ver señales físicas alarmantes en ella como que cada vez estaba más delgada, ojerosa, cansada, e iba envejeciendo rápido hasta que un día extrañado de no verla por una semana completa decidió dejar el orgullo y rencor presentandose de nuevo a ese cuarto que lo vio crecer, pero no la encontró algo extraño porque siempre estaba ahí una vecina lo vio parado frente la puerta y le habló.

-Oye muchacho, ¿No sabes verdad? Hace una semana vinieron a recoger el cuerpo de doña LINAY (así se llamaba su madre) porque falleció de causas naturales pero como nadie fue a reclamar el cuerpo lo llevaron a una fosa comunitaria, lo siento mucho.

-¿Qué? Eso no podía ser cierto ¿Cómo así? ¿Por qué? Entro al cuarto y lloro como un niño pequeño, grito, golpeo, se alcoholizo, se drogo hasta quedarse sin conciencia y sufrió por meses encerrado en esa casa pidiendo y rogando por la llegada de su muerte, la culpa lo atormentaba y no podía seguir además que el no tenía el valor de suicidarse pues era cobarde prefería que fuera lenta su agonía como penitencia.

Una noche más de su abismo sin salida recostado en el suelo en medio de su miserable vida vislumbro una luz muy intensa en medio de la sala del pequeño cuarto de lámina, él se acercó gateando poco a poco y vio lo inesperado era su madre ¡Si, ahí estaba su madre! con esa sonrisa cálida y maternal que siempre la caracterizó.

-MADRE... MADRE PERDÓNAME POR TODO, POR FAVOR DÉJAME ESTAR CONTIGO, TE AMO ME SIENTO MUY CULPABLE. SOY YO EL QUE TE NECESITA  -Gritaba desesperado aun estando en duda si era real lo que estaba frente a él.

-Mi amor, estoy bien y todo está bien yo igual te amo y recuerda que todo pasa por algo, te pido como último deseo enmendar tu vida porque Dios es el camino de esperanza, fe y fuerza. Donde sea que estes él y yo te acompañaremos.

Trato de acercarse a ella para tocarla pero se sintió pesado y cayó en un sueño profundo perdiendo la conciencia, despertando a la mañana siguiente recordando y quedando con esa duda si todo fue real o un sueño, lo que sea que haya sido le dio la fuerza de voluntad que necesitaba para seguir adelante.

Se bañó, desayuno, tiro las drogas y el alcohol en unas bolsas negras de basura, empezó a hacer aseo y ahí encontró un sobre con su nombré al abrirlo reconoció inmediatamente la letra de su madre, era una carta y comenzó a leerla.

MEMORIAS EN LA TEMPESTAD.Where stories live. Discover now