Capítulo Uno: Primer día

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Nadia

Estaba parada frente a la entrada de la facultad, alumnos iban y venían atravesando las grandes puertas. El corazón me latía con tanta fuerza y rapidez que, parecía que podría salirse de mi pecho y desfallecer.
Hoy era mi primer día en la facultad y después de tanto esfuerzo, había logrado entrar a la carrera de Medicina; sería la primera en mi familia y la primera en llegar a la universidad.

Tomé una gran bocanada de aire para armarme de valor y poder cruzar las puertas que me separaban del interior del edificio, ¿estaba lista?, la respuesta: No. ¿Estaba emocionada?, la respuesta: Completamente. Entonces, ¿qué me detenía?. Esa era la cuestión y la respuesta era obvia, era miedo. Sé que no debería de tener miedo, pero tenía tantas emociones que podrían salir de mí en forma de... en cualquier forma.
Apreté los tirantes de mi mochila con fuerza y caminé hacía la entrada, con una mano empuje la puerta y entré sin dar marcha atrás. Mis ojos iban de izquierda a derecha y de arriba a abajo observando cada pared, cada esquina y cada puerta; veía como los alumnos iban de un lado y al otro que se reencontraban con sus amigos o preguntando indicaciones, en mi caso, yo sería una de las que pediría indicaciones.

Mi celular vibro, los nervios me ganaron y no pude evitar sacarlo de mi bolso para desbloquearlo y mirar el mensaje. Era de mí mamá: «Mucha suerte en tu primer día, hija». No pude evitar sonreírle a la pantalla y responder de regreso: «Gracias, ma. Te veo en un rato».
Guarde mi celular y ahora sacaba un pequeño papel donde había anotado los salones y el horario de cada uno para llegar a mis clases. No sabía hacía donde ir, estaba completamente perdida; una semana antes dieron un curso de inducción al cual no asistí porque me había enfermado y apenas me podía mover, fue un gran resfriado.
Los pasillos se iban vaciando y cuando trataba de pedir indicaciones, los chicos o chicas simplemente me ignoraban o algunos de ellos, estaban en la misma situación que yo, hasta que di con un alumno que amablemente me dio las indicaciones de como llegar al salón de mi primera clase, pero me advirtió de que debía ser puntual con el médico que impartía dicha materia o no me dejaría entrar a la clase. Dicho y hecho, faltaban solo 5 minutos y debía recorrer un gran y largo pasillo; comencé a correr, pero en el camino al doblar a la izquierda choqué con alguien.

—¡Perdón, disculpame! —torpemente tratando de alejarme de aquella persona, levanté la vista encontrándome con unos ojos oscuros y adornados por unas ojeras bajo ellos— No fue mi intención, voy tarde a...

—No te preocupes. Si vas tarde, entonces daté prisa. —me interrumpió, después se hizo a un lado permitiéndome el paso a la vez de que me regalaba una sonrisa.

Asentí con la cabeza aún avergonzada y continúe con mi camino, llegando un par de segundos antes de que el profesor cruzará por la puerta.

—Por favor, todos tomen asiento —pronunció un hombre alto, de tez blanca y cabello gris—. Ya sé que es el primer día, son los nuevos y están emocionado, pero primero es lo primero.

Pasó a su escritorio y espero a que todos estuviesen sentados para dar inició a la clase.

—Soy el Dr. Patrick Johnson y les impartiré la clase de Anatomía Uno —dijo mientras recargaba sus manos sobre el escritorio— y mis reglas son simples. Todos deberían ser puntuales, dado que nos veremos tres veces a la semana y es su primera clase del día, pero se que es un poco difícil y agotador, incluso para mí lo es. Por lo tanto, tendrán cinco minutos de tolerancia y no más, aquellos que lleguen tarde se perderán de la clase.

Algunos alumnos se miraban los unos a los otros preocupados y ansiosos por dicha regla, a mí me preocupaba el doble porque llego a ser un tanto impuntual y esto me afectaría de forma abismal.

—Disculpe, doctor. ¿Pedirá algún material en específico? —preguntó un chico a tres lugares de mí. Aquellos que estabamos cerca lo volteamos a ver con curiosidad.

Mi Doctor FavoritoWhere stories live. Discover now