Lavanderia Dificil de Encontrar

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A la mañana siguiente, Lynn se removio en la cama, cuando algunos leves rayos del sol traspasaron la tela de la cortina, haciendo que se posaran en el rostro de ella. Gruño y puso un brazo sobre sus ojos. Se había quedado dormida. Dios. Se sentía tan estúpida en aquel momento, ¿que habría pensado Tobias sobre ella? Sentía que todo su cuerpo estaba tenso y adolorido, como si hubiese corrido tres maratones. Levanto la sabana que cubría su cuerpo y vio que seguía desnuda. Sonrió al recordar la noche pasada, las nuevas sensaciones que Tobias había ayudado a descubrir y algunas cosas nuevas sobre el, como su lado tierno. Había jurado que ese lado lo había perdido por completo años atrás, pero anoche demostró que aun seguía ahí, no era muy obvio o se mostraba mucho, pero sabia que lo tenia.

Se estiro, aun recostada en la cama y se dio cuenta que estaba sola. Solo había un espacio, frío y solo. La pequeña sonrisa en sus labios, pero claro...no podía esperar que el despertara a su lado y la saludará con un beso y un "Buenos días, preciosa" como solía leer en sus novelas románticas. Eso solo pasaba en películas y libros no en la vida real.

Lynn se levanto y camino hasta el baño para ducharse. Gruño al verse en el espejo, su cabello estaba alborotado, sus labios seguían hinchados y sus ojos tenían un leve brillo en ellos. Podía hasta decir que aunque tenia un aspecto no muy agradable, se veía reluciente. Se sentía en parte feliz y complacida, y por otra avergonzada y extraña. Se ducho y se vistió para salir de su habitación. Cuando paso por la biblioteca unas imágenes pasaron por su cabeza, recordando como la había besado y desnudado ahí. Sintió estremecerse hasta que vio su ropa cerca del piano. Sus bragas estaban sobre el teclado al igual que su camisa. Sus mejillas se enrojecieron y se adelanto a recogerlas.
Como pudo olvidarse de ese detalle? Cualquiera podía haber visto sus ropas. Una vez que recogió todo salio de la habitación chocando contra alguien y haciendo que se cayera todo lo que tenia ella en brazos. Levanto la vista,y vio a un chico. El miro las ropas en el suelo y se agacho para recogerlo, Lynn se apresuró y puso todo en sus brazos. El joven la miro confundido.

-Si esta buscando la lavandería esta por este lado en la puerta blanca- Si. era el mismo hombre que la había recibido cuando llego. Solo que esta vez no tenia un traje mas pequeño que el, sino unos vaqueros negros y camisa blanca, su cabello estaba desarreglado dandole un toque rebelde y Lynn pudo decir que era apuesto.

Lynn Sintió su estómago gruñir y decidió pasarse rápido por la cocina. Le agradaba ver a Diana, aquella mujer debía tener al menos unos cincuenta años y tenia el espíritu de una mujer de treinta. Era tan feliz y siempre estaba sonriendo, le hacia recordar a su madre, su corazón se escogió al recordarla. Sus ojos Cafes seguían grabados en su cara y aquella sonrisa tan hermosa que le hacia abrazarla y saber que con ella todo estaría bien...el simple recuerdo de su madre era lo único bueno de su juventud. Cuando ella murió su padre paso a ser mas frío de lo que era, había hecho la vida de Lynn un infierno. Recordó que paso mas tiempo en internados que en su propia casa.
Alejo todos aquellos recuerdos y saludo a Diana.

-Buenos días.
-Buenos días, niña -respondió sonriente- Estas reluciente-comento.

Y así se sentía, había algo en ella que había cambiado.

-Gracias -sonrió ¿Hay algo para comer? Muero de hambre...
-Puedo hacerte una tostadas francesas.
-Me suena bien -aparto una silla y se sento.

Media hora mas tarde estaba comiendo mientras escuchaba historias de Diana. Sin duda que estaba repleta de sorpresa, le estaba diciendo sobre como a los veintinueve años viajo por casi todo el mundo buscando diversión y placer en los países, en esos viaje conoció a Albert, su esposo y supo que el seria el hombre de su vida. Lynn sonrió al escucharla y aparto su plato al terminar.

One Month Of PleasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora