La Caja

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Su mirada paseo por los cuidadísimos jardines de aquella casa. Si es así como se le podía llamar por su increíble tamaño. Apostaba a que todo el terreno costaba unos cuantos millones de dólares. Casi el triple de lo que podía ganar ella haciendo una gira. Observo la cantidad de árboles y arbustos que rodeaban aquella gran "casa" haciendo como una barrera.

El viejo conductor saco sus maletas del coche y le acompaño hasta la puerta. Cuando iba a agarrar sus maletas, la puerta se abrió. Arqueo una ceja al ver otro hombre, vestido de traje, saliendo. Este se acerco a ella y Tomo su maleta, sin una sonrisa o mueca. Nada.

-Señorita Herman, le llevare sus maletas a su habitación -dicho eso desapareció de nuevo en la casa.

Lynn se sentía Sorprendida al entrar. Si por fuera parecía sumamente grande, en el interior lo era aun más. No podía creer lo que veía, sin duda que vivir en un lugar así le intimidaría.
Observo curiosa la decoración del vestíbulo, todo tenía cierta elegancia en cada detalle.
¿Como una persona con una profesión de científico podría tener una mansión de ese tamaño?
Llegaba a pensar que Tobias tenía un trabajo oculto como traficante de drogas.
Rio por el Estupido pensamiento.

-Señorita Herman -llamo el hombro canoso. Ella se giro hacia el hombre.

-Por favor, llámeme Lynn, no me gusta mucho las formalidades -le explico Lynn, dándole una sonrisa.

-¿Quisiera usted que le enseñe el lugar o prefiere hacerlo usted misma?

-Lo hare sola, gracias. Pero Estoy cansada por el viaje -hizo una mueca. El asintió y sonrió levemente.

-si tiene hambre la cocina esta a la izquierda del pasillo -le dijo señalándole con sus dedos- La cocinera, que es mi esposa, normalmente se va a las seis y punto, pero siempre quedan sobras de las comidas así que la cocina está abierta a las veinticuatro horas.

A pesar de no haber comido nada durante el avión, exceptuando una bolsa de frutas, no tenía hambre. Se sentía lo suficientemente nerviosa como para comer.Lynn asintió y el viejo hombre se despidió de ella con otra de sus amables y suaves sonrisas. Suspiro y pensó en lo que haría. Creía que por lo menos Tobias la recibiría, como sería lo mas lógico, pero en cambio ella estaba parada en medio del elegante vestíbulo observando los cuadros y adornos.

Lynn dio una risa al ver al hombre con traje dirigirse hacia ella con un exagerado y Elegante forma de caminar. Se comenzaba a preguntar si esto era la casa de un simple hombre y no de un príncipe o algo por el estilo.

-Sígame, le mostrare su habitación -hizo una señal para que le siguiera y ella casi tuvo que correr para alcanzarlo. Lo siguió por un largo pasillo. Parecía que no tendría fin. El hombre se detuvo al frente de una puerta y entro. Lynn contuvo su Cuerpo para que no cayera al suelo al ver su habitación.

-Si necesita algo solo avíseme -hizo algo entre una mueca extraña y una sonrisa, luego salió.

Lynn cerró la Puerta. Tenía el tamaño de un departamento de una sola persona. Era lo suficientemente grande como para entrar unas 30 personas. Diviso sus maletas en una esquina de la habitación y encima de la cama se Encontraba una caja azul.

Ella arqueo una ceja y se acerco hasta la caja, era para ella.

Con cuidado y curiosidad abrió la caja para encontrarse una hoja de papel doblada y un objeto envuelto. Lynn desdoblo la hoja para ver que era un mensaje de Tobias.

«Bienvenida, Mi Gatita.

Me alegra que hayas decidido salvarle el pellejo a tu viejo padre y aventurarte en pasar un mes conmigo. Eres una mujer muy inteligente. Sinceramente es un placer, en muchas formas.

Tal vez no nos veremos mucho por el día ya que normalmente trabajo, pero por la noche te aseguro que nos veremos, y mucho...
Te diré algunas reglas para que puedas pasar este mes. Primero, no puedes utilizar tu móvil para llamar a tu padre, amigos o a cualquier otra persona. Segundo, no podrás salir a la ciudad al menos que te acompañe yo mismo. Y por último, como había dicho antes, tienes que cumplir tu mes entero, nada de largarte antes. Un trato es un trato. Espero que tu lo cumplas, así tu también disfrutaras de este mes. Aunque dudo que no lo hagas...

P.D: En la caja hay otra cosa que quisiera que vieras, te aseguro que te gustara.
Tobias. »

Lynn arrugo rápidamente el papel y lo tiro contra la pared con fuerzas. El muy imbécil la iba a tratar como si fuese una esclava, no le dejaría utilizar su móvil, no podría salir si quería, estaría como una esclava. Como su esclava. Era un absoluto idiota, en aquellos momentos ella simplemente quería salir de aquel lugar y volver a Houston. Todos los planes que tenia para sus vacaciones terminaron en la basura y ahora estaba allí. En una mansión de Alemania esperando, para que la utilizara como juguete.Un Juguete Sexual que para Lynn resultaba Divertido

Maldijo en voz alta y se sentó en la cama. ¿Ahora que tenía que hacer? ¿Esperar a que se hiciera de noche para que se acostara con ella? Dios santo, en serio que estaba loca. A veces dudaba de su inteligencia. Una persona inteligente no haría esto...

Estaba segura que no volvería a dirigirle la palabra a su padre después de esto. Se suponía que un verdadero padre no ofrecía su hija para que no lo chantajeara. Se rio al pensar que John la trataría como una hija alguna vez, solo intentaba controlarla como si tuviese aun dieciséis. Observo la caja abierta y saco lo que había adentro. Sabía que era algo liviano, como tela y le dio curiosidad ver que era.
Puso una mano en su estomago cuando este gruño reclamando comida.

Tal vez después de todos debería pasarse por la cocina a comer algún bocadillo. Dejo a un lado el envoltorio. Salió de su habitación y se dirigió a la cocina. Como se lo imaginaba aquella cocina era el sueño perfecto de cualquier chef. Un delicioso olor se apodero de Lynn haciéndola suspira. Una señora mayor estaba guardando algunos platos y se giro para verla. Le sonrió, formándose algunas suaves arrugas por sus ojos.

-Hola, cariño. Debes de ser Lynn, ¿cierto? -ella asintió- Me llamo Diana. Mi esposo me dijo que te guardara algunas de mis magdalenas de chocolate. -se acerco hasta el microondas y saco una pequeña bandeja con algunas magdalenas sobre ella. La boca de Lynn se hizo agua al percibir su exquisito olor. Sin duda que le vendría bien probar una. Estiro su mano y agarro una, a continuación le dio un mordisco.

Cerró sus ojos por el sabor Magico de la magdalena. Dios, esa mujer sí que sabía cocinar.

-¡Están deliciosas!

-Gracias -le sonrió y se quito el delantal- Me tengo que ir. Nos veremos mañana, cariño -dicho eso, salió.

Termino de comer su magdalena y tomo otra para comérsela en su habitación. Al sentarse en la cama volvió a ver el envoltorio a un lado y decidió abrirlo. Sus ojos se abrieron al ver lo que contenía. Es que Como Tobias se Atrevia a darle Tal cosa?

One Month Of PleasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora