Cᥲρίtᥙᥣo 37 ᚑ 2020

44 9 1
                                    

Salió de su casa cuando escuchó el claxon fe un auto y ahí pudo ver a Soobin, quién no dudo en abrazarlo fuertemente. No retuvo sus lágrimas, no quería ir, no quería ver esa caja en la que su mejor amigo estaría.

¿Cómo iba a poder soportarlo? Si ChangSeon había sido todo para él, y el hecho de que jamás pudo decirle lo agradecido que estaba y lo mucho que lo amaba le partía el alma.

—Vamos—. Intentó apartar al menor pero no pudo. —Oye, tenemos que irnos...

—Es que no quiero... ¿Por qué iríamos a la iglesia? ¿Por qué tendríamos que confiarle el alma de Chang a Dios si él no nos ayudó cuando estábamos en los campos de concentración?— Se aferró más al mayor. —¡No quiero ir!

—Yeonjun...— Murmuró intentando convencerlo.

Soobin tampoco era creyente, en realidad eso le daba igual, pero sentía la necesidad de ir por Seon, aunque él tampoco era creyente. Tran unos segundos, suspiró antes de sujetar fuertemente a Yeonjun por los hombros y alejarlo.

—Por favor no me obligues a ir—. Dijo mientras lo miraba, su nariz y mejillas estaban rojas y sus pestañas húmedas.

Suspiró silenciosamente, no, no quiera obligarlo, no lo haría jamás así que volvió a abrazarlo durante unos segundos, luego fueron al auto para su ir a éste y dirigirse a la dirección opuesta. Yeonjun ya no tenía a nadie, por eso Soobin quería estar ahora con él, para que no estuviera solo.

El chófer detuvo el auto frente al parque de la ciudad, Soobin bajó y después de él lo hizo Yeonjun, y ambos caminaron hasta sentarse en el césped junto a una fuente.

—Háblame de tu madre—. Mencionó el mayor después de minutos de silencio. Obtuvo la mirada del menor.

Necesitaba distraerlo.

—¿Mi mamá...?— Cruzó sus piernas. —Bueno, ella era muy bonita, siempre me daba lo que quería y siempre me protegía... Era muy social, recuerdo que no había día en que la casa no estuviera llena con sus amigas...— Miró sus propias manos y comenzó a jugar con sus dedos al llenarse de buenos recuerdos. —Ella murió protegiéndome, bueno... Intentándolo—. Suspiró. —Realmente la extraño pero me acostumbré a ya no estar con ella, o cerca de cualquier otra mujer, conviví tanto tiempo con hombres que las mujeres se han vuelto muy irrelevantes para mí.

—¿Te dan miedo?— Mostró una pequeña risa juguetona.

—¡No...!— Rió levemente. —Solo me ponen incómodo, su presencia, no lo sé—. Se encogió de hombros y apartó su mirada mientras pensaba unos segundos en su madre. —Desde que ella murió, sueño con ese día... la escena de quedó en mi mente como si fuera una repetición... La extraño muchísimo...— Bajó su mirada a sus manos, pero antes de que el mayor dijera algo, volvió a hablar. —¿Cómo es la mamá de Seon?— Alzó su vista al peliazul, mirándolo con curiosidad.

Los ojitos de Yeonjun estaban apagados, se veían muy diferentes a comparación de ayer que brillaban con cualquier cosa que veía como niño emocionado. Eso hirió a Soobin.

—La conocí en un viaje que hice con Seon hace un año aproximadamente, es muy amable y sonriente, parece como una adolescente, realmente te hace sentir cómodo y en confianza—. Respondió antes de tomar la mano del pelinegro para jugar con ésta en un intento de distraerlo. —Quizás algún día puedas conocerla, estoy seguro que ella te conoce.

—¿Eso crees? Sería lindo conocerla—. Sonrió levemente pero eso bastó para que Soobin también lo hiciera. —Antes pensaba mucho en mi futuro, si algún día podría encontrar a alguien... Pensé mucho en la posibilidad de estar con una chica pero simplemente no podía, no me daba asco, solo no podría hacerlo—. Hizo una pequeña mueca disgustado al recordar todos aquellos pensamientos.

𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐑𝐚𝐫𝐨 | 𝑆𝑜𝑜𝑗𝑢𝑛 (Adɑptɑción)Where stories live. Discover now