Cᥲρίtᥙᥣo 34 ᚑ 2020

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El funeral sería el 13, a esas alturas Yeonjun no sabía cómo sentirse ya, tampoco sabía cómo describirlo, era como si hubiera una barrera en su pecho que impedía que sus sentimientos y emociones pasasen.

Miró a su antigua habitación intentando distraerse, la habitación que ahora era de Seon, había sido suya 71 años antes, sonrió por eso.

—ChangSeon y yo solíamos lanzar monedas por el suelo hacia esta pared—. Con las yemas de los dedos acarició la dicha. —Quien lanzara la moneda más cerca ganaba, y el perdedor debía comprar comida para el otro—. Mostró una pequeña sonrisa nostálgica. —Él nunca me lo dijo pero me deja a ganar a propósito.

—ChangSeon te amaba mucho, Yeonjun—. Dijo Soobin acercándose por detrás.

—Y yo a él—. Suspiró dándose la vuelta, luego miró al peliazul.

Seon entró a la habitación con un álbum y una libreta entre sus manos, luego extendió éstos al hasta el pecoso, quién primero los observó confundido y luego los tomó con duda.

—El álbum era de mi abuelo, ahí conservaba sus recuerdos más preciados según él—. Miró al pelinegro acariciar la portada del álbum. —La libreta era su diario, jamás me dejó leerlo ni a mi padre, supongo que eres tú quien debería leerlo, tú lo conoces mejor que nadie—. Le sonrió delicadamente al menor.

—No lo sé... Quizás hay algo para ti o... Para Cheol—. Murmuró.

—O quizás habla de ti y de lo mucho que te extrañó—. Dijo Soobin sobando con delicadeza la espalda ajena. —Te llevaré a casa, vamos.

—¿Quieren que los llevé?— Preguntó Seon.

—No, está bien, quiero caminar un poco—. Respondió Yeonjun sonriéndole como agradecimiento.

—Entonces vámonos—. El menor salió de la habitación segundos después. —Te veré mañana Seon—. Comentó am detenerse en la puerta. —Tú también descansa, ¿de acuerdo? Si necesitas algo llámame—. Ambos se sonrieron y Soobin salió de la habitación.

Soobin junto a Yeonjun caminaron en total silencio hasta la casa del menor contrario de los días anteriores, ahora el pelinegro era quien caminaba adelante, su vista estaba en el suelo y sus manos estaban aferradas a lo que anteriormente Seon le había dado.

«¿De verdad es todo lo que me queda de él?»

Aún recordaba todo... Cuando salieron de los campos de concentración y caminaron juntos a casa, cuando corrían por toda la calle fingiendo ser superhéroes combatiendo a Hitler, cuando miraban las estrellas o le daban formas a las nubes... Cuando de sonreían, lo recordaba todo y le dolía saber que esos momentos jamás iban a regresar, y le hería más saber que no los aprovechó, se arrepentía de eso.

Al llegar a casa, Yeonjun subió a su habitación, Soobin cerró la puerta y lo siguió hasta su cuarto. Pero al entrar, el menor ya estaba sentado en su cama y además miraba el álbum de fotos que seguía cerrado.

—Mañana no hace falta que asistas a la universidad, y si quieres podemos cancelar la fiesta—. Miró como el menor dejaba el álbum y libreta en la pequeña mesa junto a su cama.

—No, no...— Suspiró. —Necesito distracción y no quiero que Wooyoung tenga un mal cumpleaños por mi culpa, además Jackson y Taeyoung se han esforzado mucho en organizar todo, no puedo solo cancelar—. Alzó su vista al mayor.

—Tampoco debes esforzarte si no quieres.

—Está bien, quiero hacerlo—. Sonrió delicadamente y de forma muy forzosa, luego suspiró una vez más.

—De acuerdo, entonces te dejaré descansar—. No pudo siquiera moverse ya que el menor sujetó rápidamente el borde de su camisa. —¿Qué pasa?

—¿Puedes quedarte?— Preguntó tímidamente. —Por favor, no quiero estar solo—. Bajó su mirada avergonzado y soltó al mayor.

No lo dudó, sólo pensó unos segundos en Yeonjun y en lo fuerte que estaba siendo, perdió a sus padres, su hogar y a su mejor amigo. Ya había perdido todo lo que me quedaba y aún así seguía manteniéndose tan fuerte, ¿cómo lo hacía?

Se sentó a su lado y no dijo nada, simplemente se giró un poco hacia él para rodearlo con sus brazos, acercándolo cada vez más hasta que lo abrazó con fuerza. Las manos de Yeonjun se aferraron a la camisa del peliazul y poco a poco todos los sentimientos y emociones que había ocultado todo ese tiempo salieron, provocando que llorara.

No tenía ganas de nada, quería desaparecer, dejar de pensar en todo y de sentir. No pudo contenerse más y lo único que hizo fue llorar mientras se aferraba más al peliazul quien no lo apartó.

Pasaron los minutos, el llanto del menor no parecía cesar. Soobin cargó lentamente al menor para acostarlo y acomodarlo sobre la cama, el pelinegro aprovechó eso para abrazarlo y así evitar que se apartara.

—No me dejes—. Murmuró Yeonjun escondiendo su rostro en el cuello adverso, aferrándose un poco más a él.

—No voy a dejarte, tranquilo—. Suavemente se acostó a un lado del menor y separó su cuerpo del ajeno para llevar sus manos al rostro del menor y acariciar sus mejillas, limpiando éstas.

Yeonjun tenía sus ojos cerrados, sus pestañas estaban húmedas y brillaban por eso, sus mejillas estaban rojas al igual que su nariz, y sus labios estaban ligeramente separados ya que estaba respirando por medio de ésta.

—Si te sirve de consuelo, te ves lindo aún cuando lloras—. Soltó una pequeña risa al ver que el menor sonreía ligeramente.

—No digas eso—. Una pequeña risa torpe salió de sus labios antes de acercarse al cuerpo adverso y ocultar su rostro para que el mayor no lo mirara. —Ahora ya no sé cómo sentirme—. Hizo un pequeño puchero que por suerte, para él, no lo vio el peliazul.

Soobin lo abrazó con fuerza, el cuerpo de Yeonjun era delgado y pequeño comparado al suyo así que encajaban casi a la perfección. Pudo percibir el olor corporal del menor, no podía describir el aroma de una persona pero si tuviera que hacerlo, entonces ese pequeño era una mezcla de chocolate y quizas canela.

El menor no tardó en quedarse dormido, llorar le había dado sueño. Soobin se separó minutos después para mirarlo, su mano izquierda acarició la mejilla adversa de forma suave y delicada, su piel era un poco áspera. Deslizó su mano por el costado de su pecho y cintura, su cuerpo tenía una forma linda, como el de una chica, su cintura estaba ligeramente marcada y sus caderas y piernas se ajustaban entre sí, le atraía, debía admitirlo.

—Y por eso nunca debes decir "no podría gustarme"—. Dijo Soobin mientras delineaba las facciones del rostro de Yeonjun—. Porque termina gustandote como no tienes idea—. Mostró una pequeña sonrisa.

 Mostró una pequeña sonrisa

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Autora Original: CB97ONEB

11-08-2023

𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐑𝐚𝐫𝐨 | 𝑆𝑜𝑜𝑗𝑢𝑛 (Adɑptɑción)Where stories live. Discover now