Un breve susto

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En la mansión, todas las chicas permanecían dormidas; sin embargo, Yellow, la más joven de todas, se encontraba nerviosa y encerrada en el baño.

"¡No, esto no puede ser!" se decía a sí misma mientras observaba su reflejo en el espejo. "Deben ser los alimentos que cenamos, ¡seguro que es eso!" reafirmaba, intentando convencerse del origen de sus náuseas.

Después de un profundo suspiro y unas palmadas en sus mejillas para recuperar su color, salió del baño tratando de ser lo más silenciosa posible. A medida que se acercaba a la sala principal donde se encontraban las demás, Ash se cruzó en su camino.

Yellow sintió la presencia del entrenador y sus nervios se intensificaron. El joven tenía la mirada fija en los movimientos de Yellow, y en su rostro se reflejaba la evidente preocupación que sentía por ella.

"¿Está todo bien?" preguntó el chico con tono cansado.

"Sí, solo necesitaba un momento," respondió Yellow apenada.

Ash rodeó con su brazo el hombro de Yellow; el calor del cuerpo del chico la hizo sentirse calmada y protegida, haciendo que olvidara los nervios y las dudas que la habían invadido apenas unos momentos atrás.

Mientras se dirigía hacia donde estaban los demás, Yellow se imaginaba sus posibles reacciones al escuchar sobre su embarazo. Sabía que ninguna de ellas se molestaría por la noticia, pero le preocupaba el posible bombardeo de preguntas que le harían.

"Debes descansar; mañana organizaremos el calendario," comentó Ash mientras se separaba de Yellow y se dirigía a un sofá desocupado.

"¿Podría dormir cerca de ti esta noche?" preguntó Yellow, tomando la mano de Ash y haciendo que este detuviera su paso.

El entrenador no respondió a la pregunta de la chica. Simplemente la rodeó con su brazo nuevamente y se dirigieron a un espacio libre. Ash extendió una manta y se acostó, dando unas suaves palmadas, invitando a Yellow a recostarse cerca.

"Tranquila, si tienes pesadillas, puedes abrazarme," comentó con tono burlón mientras cerraba nuevamente los ojos.

Yellow seguía cuestionándose cómo había llegado a enamorarse del joven a su lado. Aun así, su corazón encontró una respuesta en la pronta aceptación de su solicitud, lo que le confirmaba que no había sido un error acceder a ese encuentro.

Abrazando la propuesta de Ash, Yellow rodeó con su brazo al joven, quien al sentir el contacto respondió al abrazo. El corazón de la joven rubia comenzó a latir con más intensidad, una mezcla de emociones recorriendo sus venas. La cercanía le generaba una sensación de paz y bienestar, como si todos sus anhelos y preocupaciones encontraran refugio en ese abrazo. Aunque el nerviosismo aún permanecía en su mente, la calidez del abrazo disipaba sus inquietudes gradualmente, y se dejó llevar por esa agradable sensación que le brindaba la presencia reconfortante de Ash.

Poco a poco, sus latidos se fueron apaciguando y sus pensamientos se volvieron más difusos. El ritmo tranquilo del respirar de Ash pareció llevarla en un suave vaivén hacia la somnolencia. Su mente, una vez llena de interrogantes, se sumergió en un mar de serenidad. En un abrir y cerrar de ojos, se encontró al borde de los sueños, su cuerpo relajado y su preocupación disuelta en un sueño profundo y reparador.

Ninguno de los presentes en aquella mansión despertó hasta el mediodía del día siguiente. Las chicas, aún no acostumbradas a estar sin arreglar frente a Ash, se levantaron rápidamente tratando de no despertar al chico. No obstante, cuando se percataron del estado en el que se encontraban Ash y Yellow, no pudieron evitar sentir una mezcla de envidia y ternura por la escena que presenciaban.

Leaf tomó su teléfono e intentando no perturbar al dúo, capturó una fotografía para conservarla como un entrañable recuerdo. Las chicas compartieron una pequeña risa en complicidad antes de retirarse, dejando atrás a Ash y Yellow en su pacífico sueño compartido.

Yellow fue la primera en despertar; al ver la silueta de Ash cerca de ella, una oleada de emociones la invadió por completo. En su mente revivieron los eventos de la madrugada, pero esta vez, el corazón de Yellow latía con un ritmo diferente, lleno de una dulce calidez que disipaba cualquier inquietud. Se sintió reconfortada al notar que no tenía ningún malestar.

Permaneció unos preciosos segundos observando a Ash, su rostro sereno en el sueño, y sintió un nudo en la garganta. Sus labios se curvaron en una tierna sonrisa mientras su mano temblorosa se alzaba para acariciar con suavidad la cabellera del joven. Cada mechón parecía una caricia a su propio corazón, una conexión sutil entre sus almas.

Finalmente, se inclinó con suavidad y depositó un beso lleno de afecto en la frente de Ash, como un gesto de gratitud y cariño por la tranquilidad que le brindaba incluso en los momentos de sueño. Se apartó con una sensación de felicidad y dejó la habitación con pasos ligeros, llevando consigo la imagen de Ash en su paz dormida como un tesoro en su corazón. 

El último en levantarse fue Ash, sin preocuparse por su apariencia, se dispuso a ordenar la sala. Doblando sábanas, acomodando almohadas y recogiendo algunas prendas, dejó el espacio casi impecable. Luego, subió a su habitación, mientras en el camino capturaba el animado bullicio generado por las chicas, quienes intercambiaban bromas y risas.

En medio de las risas, ocurrió una broma especialmente divertida. Leaf fue lanzada hacia fuera del baño, quedando expuesta ante la mirada de Ash. El chico desvió la vista, pero no pudo evitar una ligera sonrisa. Mientras tanto, Leaf luchaba en un intento desesperado por recuperar su compostura y regresar al baño, cubriendo su cuerpo. 

Finalmente, Ash llegó a su habitación. Después de su conversación de la noche anterior, habían acordado mutuamente que el joven tendría su propio espacio personal para refugiarse en caso de que el estrés lo abrumara. Sin embargo, en este momento, la presencia de Ash en su habitación tenía un propósito más simple: elegir las prendas que vestiría ese día.

Optó por unos vaqueros y su característica camiseta. Una vez decidido, se retiró al baño para disfrutar de un poco de privacidad.

Mientras tanto, una a una, las chicas comenzaban a salir del baño. En lugar de hacer un arreglo completo, habían optado por retocar sus peinados y maquillaje antes de ocuparse de preparar el desayuno.

Como era costumbre, aquellas con talento en la cocina se encargaban de los alimentos, mientras que las menos hábiles asumían tareas más superficiales. Finalmente, Serena, acompañada por Miette y Koharu, llamó a todos para el desayuno.

Todos disfrutaron de la variedad de platillos que habían preparado. Yellow se regocijaba al no experimentar antojos específicos ni náuseas, lo que parecía indicar que las preocupaciones previas tal vez habían sido una falsa alarma.

Ash tomó la iniciativa y empezó a recoger los platos usados. Poniéndose el delantal de Koharu, se acercó al fregadero y comenzó a lavar cada uno de ellos. De vez en cuando, las chicas soltaban risas al observar al inexperto joven lidiando con la tarea. Dawn se acercó a él y le explicó el orden adecuado para lavar los platos, además de brindarle apoyo con la tarea.

Las chicas no podían evitar sorprenderse ante los repentinos cambios que estaban presenciando en Ash. Pasó de ser alguien distante la mayor parte del tiempo a mostrar un genuino interés por los sentimientos de los demás, y esta transformación no pasó desapercibida para nadie.

El día avanzaba con normalidad hasta que finalmente llegaron a un punto delicado: la creación de un calendario. En su relación polígama, la intimidad desempeñaba un papel esencial, pero eran conscientes de que podían abordarlo abiertamente y llegar a un acuerdo

El Harem de AshTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon