𝟶𝟸𝟺

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ㅤDjarin se encontraba sentado en el camastro de bambú que había estado utilizando desde que llegó allí, mirando la figura femenina sentada en el suelo encima de la alfombra con las piernas encarando a la puerta con los párpados cerrados.
ㅤDesde que aprendió el arte de la meditación era habitual encontrarla en ese trance durante largas temporadas que el mandaloriano aprovechaba para observarla sin ser criticado, como estaba haciendo en ese momento. Quería preguntarle cómo estaba, se preocupaba por ella, pero la última conversación que tuvieron no acabaron demasiado bien. No quería que la morena siguiese enfadado con él, pero la realidad era que no era el mejor en las conversaciones. El hecho de que se llevase mejor con un niño que con un adulto hablaba bastante por sí solo.

"Evana."

ㅤAún se le hacía extraño llamarla por su nombre y que ella estuviese de acuerdo con aquello, como un inexplicable cosquilleo en su estómago. El nombrarla era una forma que utilizó para probar las aguas, ver cuál era su humor y si estaba escuchando, tampoco quería molestarla en su meditación.

"Vaya, pero si recuerdas mi nombre."

ㅤNo, parece que no estaba de buen humor todavía. Un pequeño suspiro se escuchó bajo el casco de beskar mientras la contraria abría sus impresionantes ojos y los dirigía al visor desprovisto de sentimientos que escondía un rostro que, a su opinión, era bastante atractivo.

"Aún recuerdo lo poco que te agradó que la armera supiera tu nombre. No sabía si te gustaría que yo te llamase por él."

ㅤ"Creo que hemos pasado ya el suficiente tiempo para ello, Din Djarin. He salvado tu culo y tú el mío las suficientes veces."

ㅤUna pequeña sonrisa torcida estiró los labios del mandaloriano, aunque en aquella ocasión y tras haber acabado la meditación, pudo notar de forma sorprendente.

"Así que el gruñón mandaloriano es capaz de sonreír." Se burló Evana apoyando los antebrazos en su camastro mirándole con una ceja alzada.

ㅤLa expresión de asombro del mencionado tampoco pasó desapercibida por la mujer, aunque prefería que siguiera sintiéndose cómodo en su presencia, así que lo mantendría en secreto al menos de momento.

"No sé si me gusta todo eso que el jedi te está enseñando."

"¿Por qué? ¿Porque puedo ahora darme cuenta de la humanidad que escondes?"

"Entre otras cosas, sí."

"¿Qué tanto puede temer un mandaloriano de ser descubierto?"

ㅤSus puños se apretaron sobre sus piernas, todo su cuerpo poniéndose rígido mientras la figura de la mujer se alzaba hasta quedar arrodillada. No fue el movimiento lo que le hizo tensarse, fue aquella sonrisa que adornaba aquellos bonitos rasgos que sólo preveía problemas y aún así le resultó sumamente atractiva. Evana era alguien difícil de leer, nunca se esperaba su próximo movimiento. Era una de sus mayores habilidades. A pesar de lo bueno que fueses, nunca lograrías adivinar el siguiente movimiento de la morena hasta que ya fuese demasiado tarde.

"Nada." Ni siquiera con el distorsionador de voz logró disipar el nerviosismo de su tono.

"No suena como eso."

ㅤHubo un instante en el que su fuero interno quiso que no estuviese el casco de por medio cuando la figura de Evana se deslizó más cerca del mandaloriano mirando el visor como si pudiera ver a través de él.

"¿Qué estás haciendo?" Fue solo un susurro, pero le costó decirlo más de lo que le hubiese gustado admitir.

"Poniendo en práctica otra de las lecciones de Skywalker."

ㅤ"¿Qué... Qué lección?"

Su cabeza se dirigió a la derecha, como si fuese a susurrarle algo al oído notando la tensión en el cuerpo de él.

"Piensas muy alto, Din."

Sus ojos se abrieron desmesurados. Era el mismo comentario que le dijo el jedi, pero le horrorizó que hubiese sido Evana quién lo hubiese dicho, pues aquellos pensamientos eran sobre ella. Abrió los labios en busca de una excusa, alguna respuesta que le sacase de esa, pero nada se le ocurría. En aquél momento el que se lo tragase la tierra no le pareció tan mala idea.
ㅤEn aquella cercanía y a pesar del casco pudo notar ese dulce olor de la morena apenas perceptible que tenía su cabello, como si hubiese pasado tiempo tumbada entre flores silvestres y su pelo se hubiese impregnado del olor.
ㅤMientras se distraía con su cabello, la morena aprovechó la oportunidad para deslizar sus dedos desnudos en el espacio entre el casco y la camisa bajo la armadura, acariciando la cálida piel de su cuello. El cuerpo de Djarin se estremeció por el contacto inesperado, girando la cabeza encontrando el rostro calmado de ella y su atención en aquella caricia probatoria. Ninguno dijo nada, él quería saber cuál eran sus intenciones y ella casi parecía probar la paciencia del mandaloriano.

"Tienes una piel muy suave."

Viniendo de otra persona sería un comentario incluso extraño, pero de ella le pareció apreciativo. Un halago inclusive. Sus manos se destensaron, una de ellas se alzó un poco para segundos después parar en el aire y quitarse el guante de cuero antes de rodear la muñeca de Evana con su mano desnuda.
ㅤSus azules orbes bajaron hacia la mano desnuda, una pequeña sonrisa contagió a Din, que se mantuvo en silencio mientras ella centraba su atención en la mano descubierta. Sus pálidos dedos recorrieron la palma, el dorso, cada nudillo, cada músculo, cada vena. Apreciaba lo que él le estaba mostrando sabiendo lo que aquello suponía para alguien como él, algo que hizo que el corazón del gran Din Djarin diese un vuelco.
ㅤDespacio y tras armarse de valor, extendió la mano posándola lentamente en la mejilla de Evana, observando como ella no rehuía su contacto como imaginó que haría, si no que, por el contrario, se apoyaba en él con los párpados cerrados, disfrutando de su calidez.

"No tienes porqué hacer esto, Evana."

ㅤ"Deja ahora esa mierda. No hay nada más que admiración y respeto entre Luke y yo." Ahora que sabía cuáles eran sus pensamientos no iba a dejar que siguiese teniéndolos. "Nada más."

ㅤ"No tienes que explicarme..."

ㅤ"Claro que tengo. No quiero que pienses lo que no es." Un pequeño gruñido salió de su garganta alzando la mirada hacia el casco. "Además, no es mi tipo."

No se atrevió a preguntar cuál su tipo, no con aquella mirada llena de intención y con su palma aún sosteniendo la mejilla pálida de la morena. En ese momento no pudo evitar pensar que aquellos sentimientos que estaban naciendo en él y que aún no lograba comprender eran recíprocos.

𝐒𝐏𝐄𝐂𝐓𝐑𝐔𝐌 |  𝘛𝘩𝘦 𝘔𝘢𝘯𝘥𝘢𝘭𝘰𝘳𝘪𝘢𝘯Where stories live. Discover now