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ㅤA Djarin, el no saber qué ocurría a sus espaldas por culpa de lo que ocupaba su atención delante le estaba poniendo de los nervios. Podía escuchar su espada láser silbar como si cortase el aire, pero le parecía estúpido que ella lo sacase cuando los imperiales tenían armas más poderosas. Algunos disparos le golpearon en el pecho, empujando su cuerpo hacia atrás chocando contra la espalda más delicada de la contraria.
ㅤEvana notó el movimiento, y rodeó su brazo libre con el de Din, haciéndolos girar. Cuando lo hicieron, él se encontró solo con dos imperiales de los cinco que parecían haber aparecido, a los cuáles logró disparar. Al girarse encontró el motivo por el que la morena había sacado el sable. El láser del arma repelía los disparos. Mientras ella movía con maestría la espada, los disparos parecían devolverse a sus dueños cuando tocaban el azul brillante.
ㅤPronto los soldados que quedaban cayeron inertes al suelo, haciendo que Evana se girase a mirar con una ceja alzada al mandaloriano en una pregunta silenciosa acerca de su estado. Que fuese ella quién estuviese preguntando por ello lo irritó. Se sentía el protector de ella, pero había sido ella quién se había encargado de la situación. Sabía que era una cazarrecompensas y que había debido vivir experiencias similares a las suyas, y aún así le molestó en el ego saber que ella podía mejor con eso de lo que él podía.

“Vamos, mando. Tus amiguitos querrán ayuda.”

ㅤTras un gruñido de parte de él la siguió de cerca, pendiente a cualquier movimiento. Al girar en una intersección ambos apuntaron al frente al oír el sonido de pasos acercarse, encontrando a otros dos mandalorianos, uno de casco verde y otro más azulado, apuntarles a ellos. Ambos se relajaron al reconocerse como del mismo equipo.

“¿Qué ha sido esa explosión?”

ㅤ“Solo un par de imperiales dándonos la bienvenida.”   Respondió Evana encogiendo los hombros como si con ello pudiese quitarle importancia.

ㅤUno de ellos lanzo una pequeña risa nasal. Din pudo reconocerlo como uno de los mandalorianos que se quitaban los cascos. El otro, sin embargo, era de los que seguía el credo en su totalidad.

“Puedo imaginar que no os supuso problema alguno.”

ㅤ“En absoluto. Ha sido la parte más divertida.”

Antes de que Din pudiese quejarse del precioso tiempo que estaban perdiendo en aquella estúpida conversación, el fuerte estallido de otra bomba hizo que el sitio en el que estaban empezase a temblar, obligándolos a agarrarse a las paredes para no acabar en el suelo.

“Eso ha venido de fuera.”

ㅤ“Vamos.”

Los cuatro echaron a correr sobre los pasos que Espectro y mando dieron al entrar, saliendo el exterior para ver a una nave aterrizada en el espacio abierto del que salían al menos veinte soldados imperiales disparando a todo lo que se moviese. En comparación, ellos no eran suficientes. Eran cuatro los que estaban reunidos y otros cuatro divididos en grupos de dos a los lados, intentando abatirlos a todos. En el dúo izquierdo se podía divisar a Bo-Katan apuntando con su bláster protegiéndose con unas cajas allí dispuestas.
ㅤLos mandalorianos que habían salido junto a Espectro se lanzaron a ayudar a sus compañeros. Incluso Din, que se quedó cerca de ella, se adelantó para ayudar. El imperial que seguía en la nave apuntó con sus armas pesadas hacia dónde Bo-Katan y otros dos mandalorianos se encontraban, quienes por suertes pudieron apartarse antes de que los disparos les hiciesen pedazos haciendo volar cajas en una explosión.
ㅤEspectro lanzó un gruñido al aire, alzando su mano libre hacia la nave molesta por el uso de aquellas armas. Din la miró, echando un rápido vistazo a la nave que comenzó a retraerse como si fuese un pedazo de papel siendo arrugado dentro del puño que estaba formando la morena, mientras el imperial que seguía dentro intentaba toquetear todos los botones en busca de librarse de su destino, en vano. Por un momento su mano tembló, como si estuviese a punto de ceder en su intento, pero se mantuvo firme. Mando y Bo-Katan se encargaron de los imperiales que comenzaron a apuntarla al ver lo que hacía acercándose hacia ella, y Evana movió con rapidez su mano hacia la izquierda haciendo que la nave (ahora convertida en una pelota de acero inservible, casi) se dirigiese con violencia hacia el exterior empujando en su camino a varios soldados imperiales que cayeron por el precipicio junto a los restos de la nave.
ㅤUn quejido bajo salió de ella, uno que Djarin pudo oír y se giró rápido en su dirección. Sus ojos parecían haber perdido fuerza, aquella muestra de la fuerza era mayor de lo que había llegado a ver y podía imaginar, por su reacción, que ella no estaba acostumbrada a ese nivel de exposición. Agarró su antebrazo tirando de ella hacia las cajas en las que Bo-Katan y él se mantenían protegidos, mirándose entre sí antes de mirarla a ella, que parecía haber recibido un golpe en la boca del estómago.

“Quédate ahí y nosotros nos encargamos.”   La voz de la pelirroja salió suave, incluso preocupada por la morena.

“No.”   Se quejó, jadeando como si estuviese luchando por respirar.

“Maldita sea.”   Exhaló un exasperado Din, que agarró la máscara de la morena y la lanzó a cualquier parte esperando que aquello la ayudase a respirar.

ㅤVer su rostro completo solo le puso alerta. Una línea de sangre bajaba por su nariz, llegando por ese momento casi hasta su barbilla.

Evana, vas a quedarte aquí.”   La voz de mando sonó firme, como si no tuviese cabida las protestas.

“En tus sueños.”

Espectro sacó su bláster olvidada hasta el momento, poniéndose en pie y disparando a dos imperiales que avanzaban hacia dónde ellos se encontraban. Bo-Katan y Djarin se miraron y ella encogió los hombros, aunque sonreía bajo la máscara por la valentía de aquella morena. Siguió los pasos de Evana poniéndose en pie, disparando a los imperiales segundos antes de que Din (después de haber maldecido en mil y un lenguajes diferentes por la terquedad de ambas mujeres) las siguiese.

𝐒𝐏𝐄𝐂𝐓𝐑𝐔𝐌 |  𝘛𝘩𝘦 𝘔𝘢𝘯𝘥𝘢𝘭𝘰𝘳𝘪𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora