Crema y fresas

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Tsumiki estaba parada ante aquel estante, mirando alternativamente las dos opciones que se encontraban frente a ella, como si elegir uno o el otro fuera la decisión más importante que haría en su vida.

A unos pasos de ella, su pequeño hermano la observaba con aburrimiento, recargado en el carrito de supermercado desde hacían ya más de cinco minutos, esperando que tomara de una vez la decisión. No quería si quiera emitir palabra para que no se diera cuenta que justo a su derecha había una tercera opción que podría tomar. Estaba a unos minutos de perder la paciencia y tomar él la decisión.

—Encontré las fresas —escuchó la voz de Saori tras de ellos—. Uh, ¿Tsumiki? —llamó al verla que seguía indecisa sobre qué velas debían llevar.

—No puedo, Saori, no puedo —se lamentó tomando ambas—. Es que las dos son bonitas y quiero que el pastel sea hermoso.

La chica rió acariciándole el cabello.

—Podemos llevar una de cada. El número dos de esta y el cero de esta —dijo tomándolas y luego dio un vistazo a la derecha—. ¡Oh, mira estas! —Tomó la tercera opción de velas que se encontraban en la tienda y la enseñó a Tsumiki—. Son más bonitas que estas dos.

La pequeña las tomó ilusionada y asintió rápidamente con una sonrisa.

—Estas son perfectas.

El pobre Megumi solo pudo suspirar al darse cuenta de que pudo haberse ahorrado cinco minutos de aquella espera si él le hubiera comentado eso antes a su hermana.

—Ahora, ¿qué chispitas serán mejor? ¿chocolate negro o blanco? —preguntó la niña y su hermano suspiró más fuerte.

Iban a estar ahí por un largo rato.

Se dirigieron a la casa. Tsumiki no dejaba de hablar de las diferentes formas en que podían decorar el pastel de cumpleaños para Gojo, parecía bastante emocionada por ello. Megumi aún no sabía cómo había terminado envuelto en aquella idea, tampoco era como si tuviera opción de negarse. Sumado al hecho de que Tsumiki y Saori eran bastante convincentes, en el fondo creía que ayudar con el pastel era el mínimo gesto que podía hacer para agradecerle a Satoru por lo que había hecho por ellos hasta ahora.

La muchacha puso algo de música mientras preparaban el bizcocho. Para suerte de ellos, Satoru no se encontraba en la prefectura de Tokio aquellos días así que podían preparar su sorpresa sin problemas, aunque Saori creía que él ya podía sospechar lo que planeaban ya que Tsumiki no había sido muy discreta intentado preguntarle qué tipo de pastel le gustaba más o cuál era su relleno favorito.

—Megumi, tienes que hacerlo más despacio —le llamó la atención su hermana al ver cómo el pequeño salpicaba la harina en el bowl—. Así —dijo haciendo una demostración.

—Eso estoy haciendo —se quejó el más pequeño, frunciendo el ceño.

Empezaron a discutir y Saori solo pudo reprimir una risa al ver que ambos tenían sus caras y cabellos llenos de harina debido a cómo Megumi había salpicado antes.

—Megumi-chan, Tsumiki-chan —los llamó la muchacha.

Ambos voltearon a verla y en el mismo instante sonó el “click” de la cámara de su teléfono. Los niños la observaron confundidos y ella rió por lo bajo con ternura. Le habría encantado enviársela a Gojo de no ser porque podría confirmar sus sospechas y arruinar la sorpresa.

La cocina era un completo desastre cuando terminaron y también los niños, quienes tuvieron que darse un baño para sacarse los restos de harina y otros ingredientes de sus rostros y cabellos.

Miró la hora e intentó limpiar un poco el desastre, pero apenas logró ordenar un poco la cocina cuando escuchó que llamaban a la puerta.

Abrió la puerta y la mirada del muchacho le dio una idea de cómo debía lucir en ese momento.

Co-parenting || Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora