Co-parenting || Satoru Gojo

Crianza compartida

Habían acordado juntarse al día siguiente. No sabía si estaba haciendo lo correcto pero por alguna razón, confiaba en él.

La noche anterior habían tenido una larga charla para conocerse un poco más, al menos las cosas básicas. Él le habló sobre su trabajo como chamán y algunos aspectos de su vida personal. La joven notó enseguida que el chico podía ser algo infantil y siempre estaba bromeando, pero sabía que había algo más bajo aquella imagen. Sí, podía ser arrogante e insoportable a ratos, pero sus intenciones eran buenas.

Ella le habló sobre Hitachi y sus estudios, y sabía que, en comparación, su vida no era ni por cerca tan emocionante como la de él, pero algo en la forma en que ella hablaba había cautivado los pensamientos de Satoru, algo que ni si quiera sus seis ojos podían descifrar.

Recogió a los niños del colegio tras salir del trabajo y los llevó al parque donde se reunirían. Mientras observaba a los niños jugar, repasaba en su cabeza todo lo que debía hacer cuando llegaran a casa. Debía terminar un informe que le habían asignado hacía dos semanas, y con todo lo sucedido lo había dejado a un lado.

-Viniste -escuchó la voz de Gojo y le pudo ver parado a su lado.

El muchacho de cabello blanco tomó asiento junto a ella y saludó con su mano a los niños. Saori abrió su mochila, sacó su libreta y la puso en sus piernas. Tomó la hoja que sobresalía, había ocupado el receso entre clase y clase para hacer aquellas anotaciones.

-Este es mi horario. Tanto de la universidad como de mi trabajo. A veces puede variar, sobretodo mi trabajo. Ellos suelen llamar para turnos de último minuto. Estudio en Tokio así que también consideré los tiempos de desplazamiento.

Satoru tomó la hoja analizando el contenido.

-Vaya...eres organizada.

-Bien, te explicaré cómo nos hemos estado arreglando hasta ahora. Por la mañana los llevo al colegio y luego me voy a estudiar. Los días que trabajo, me esperan en el colegio a que termine mi turno para que vaya a recogerlos, sus clases terminan a las 16. Normalmente esperan cerca de dos horas, a veces intento salir antes. Le di a Tsumiki mi antiguo teléfono para emergencias y cuando me toca cubrir algún turno extra, los dejo a cuidado de la señora Tanaka, nuestra vecina del frente.

Satoru le dio una mirada, bajando levemente sus oscuros lentes. Saori no había caído en la cuenta, hasta ese momento, de lo bellos e hipnotizantes que eran. Supuso que su ego era tan grande por ello, además de que era un chico bastante apuesto.

-¿Estabas hablando? -preguntó y rió al ver la expresión molesta de la chica-. Es broma, ya capté todo. Mi cerebro procesa más rápido la información.

-Arrogante -murmuró ella, apartando la mirada-. Entonces, ¿cómo piensas que podemos organizarlo?

-Bueno, mi trabajo no es tan pautado como el tuyo. A veces voy, a veces vengo. Pero -dijo alzando su índice - puedo comprometerme a recogerles de la escuela, así no tendrían que esperarte. Además, supongo que si cubro los gastos, no necesitarás trabajar tantas horas, y podrías aprovechar ese tiempo que yo esté con ellos para tus cosas extras de universidad.

En esas dos semanas, había tenido que sacrificar uno de sus días de descanso para hacer un turno adicional de 7 horas en el trabajo con el fin de calzar los nuevos números que daban los gastos.

-Eso...sería de mucha ayuda -dijo volteando a verle y dedicándole una dulce sonrisa-. Pero debemos dividir los gastos, no puedes cargar tú con todo.

-El dinero no es problema para mí, créeme y no estoy siendo arrogante -se apresuró a decir, recalcando lo último-. Tú estás estudiando, tienes otras cosas que cubrir, déjame esto a mí. Además, apuesto que tuviste que gastar hasta tus ahorros para tomar el ritmo en estas dos semanas.