Mamá

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El calor de la estufa y su cabeza divagando en recuerdos con Gojo habían provocado un rubor notable en sus mejillas que intentaba ocultar con su cabello.

Un estornudo de Megumi la trajo de regreso a la realidad y volvió a concentrar su atención en la película.

No podía contener su sonrisa mientras sostenía en sus manos el pequeño peluche de jirafa que le había traído de regalo después de regresar de una misión.

Algo tan tonto le había hecho sonreír toda la noche.

Miró a Megumi y acomodó bien la manta que lo cubría. El invierno estaba a la vuelta de la esquina y cada vez hacía más frío. Sentarse los tres en el sofa, cubiertos en mantas, mientras veían una película, era una buena manera de retener calor.

Megumi tocó su garganta mientras carraspeaba, algo empezaba a molestarle pero optó por guardar silencio, ya que, sin querer admitirlo, estaba muy cómodo en aquella situación.

Los tres continuaron así hasta que llegó la hora de dormir.

Saori debía rendir un último examen de aquella clase extra que había decidido tomar antes de saber que su vida cambiaría tanto. Se sentía preparada pero tal vez se sentiría mejor de no haber pasado la noche anterior sonriéndole a un estúpido peluche y pensando en Satoru.

Iba tan inmiscuida en sus pensamientos que no notó, hasta que alguien tocó su brazo, que había una cara conocida en aquel vagón.

Alzó la mirada y sonrió a Takashi.

—¿Vas a la universidad?

Ella asintió y dedujo que por su mochila que él también.

—Debo rendir un examen.

—Oh, suerte, seguro lo harás bien —sonrió.

Se hizo un silencio. No se habían visto después de aquella fiesta.

—Por cierto, gracias por lo de...

—Está bien. Yo solo te llevé a casa, Gojo se encargó de ti.

Ella asintió y le sonrió.

Otro silencio.

—¿Hasta qué hora estarás en Tokio? —preguntó interesado.

—Uhm...El examen termina a las 18.

—¿Trabajas luego? —preguntó y ella negó—. Podríamos juntarnos y te invito a beber algo, hace tiempo no charlamos. Con moderación, claro —bromeó sobre las bebidas.

Pensó unos segundos. No quería abusar de la buena voluntad de Gojo al dejarle solo con los niños un rato más pero tampoco podía negarle, después de todo, una invitación a Takashi

—Me parece bien.

El chico sonrió ampliamente, como si hubiera ganado una batalla al fin.

Shoko apagó su cigarrillo y entró al edificio. Caminaba despacio por aquel largo pasillo cuando escuchó una voz conocida tras de ella.

—¡Shoko!

El tono y la cara de preocupación de su amigo llamaron rápidamente su atención. No sólo eso, sino también el hecho de que cargaba a un niño en brazos y otra pequeña iba a su lado intentando seguirle el paso.

Salió de rendir el examen y encendió el teléfono para llamar a Takashi, al hacerlo, comenzó a sonar.

Estaba repleto de mensajes y llamadas perdidas de Satoru. Marcó temiendo lo peor.

—¡Saori! Por fin contestas. Ocurrió algo. Una emergencia. Traje a Megumi con Shoko, lo está tratando.

—¿Qué? ¿Qué le pasó? —preguntó preocupada—. Y ¿dónde están? Iré para allá.

Co-parenting || Satoru GojoWhere stories live. Discover now