Capítulo XXXVIII: Los límites de Arthegón

7 0 0
                                    

Límites de Arthegón, cuadrante Oeste

Cailyn

Me siento sumamente nerviosa, han pasado demasiadas cosas en tan poco tiempo que mi mente no es capaz de procesar aun todo lo que nos ha pasado. Después de escuchar la explicación de lo que son los demonios de sangre; los nervios afloraron en cada uno de nosotros; es obvio de que son seres sumamente despiadados y malvados, si logran romper el sello; todo el mundo caerá en caos y destrucción; por ello es importante encontrar lo que resta de la profecía; de esa manera podremos salvar a todos. Según nos había comentado Phaos, existen tres tipos de demonios, al igual que una categoría de niveles, los más poderosos son los diez jinetes de la oscuridad, si estos diez demonios son liberados, es suficiente para que una guerra sin brecha comience; según dice Phaos, ellos son capaces de convertir a cualquier ser viviente en un demonio y otorgarles poderes. Lo peor de todo es que en estos momentos no contamos con nada en contra de eso; Arthegón ya se encuentra en una situación caótica, sin lideres que puedan reunir al ejército de las estaciones, nadie que lidere a los soldados y con ataques constantes a la realeza de Arthegón, libre de eso, aunque alguno de ellos estuviera dispuesto a liderar; nadie los seguiría por su edad, la única que podría unificar a la gente de Arthegón es Eliana y ella... bueno, no contamos con ella por el momento. Un día después de que huimos del castillo de las Floreas, el cuerpo de Eliana desapareció, fue como si se convirtiese en luz y luego se desvaneció de este mundo. George se asustó demasiado, al igual que yo, pero Phaos nos tranquilizó diciendo que ella no murió, pero tampoco nos dio mucha información al respecto, sin embargo, fue suficiente para mantenernos un poco más tranquilos. Finalmente, después de casi tres días volando, habíamos llegado a los límites. Yo nunca antes había viajado lejos del cuadrante de otoño, tampoco había visitado los limites nunca, pero no me lo imagine de esa manera; un muro enorme de adoquín y piedra se levanta hasta casi doscientos metros de altura, cuando este termina entonces se extiende una barrera color azul traslucido, esta encierra a Arthegón como un caparazón. Del otro lado solo se puede ver levemente escombros y tierra muerta, nada fuera de lo normal; tal como dicen las historias, los limites son tierras muertas donde viven los monstros mas grotescos y poderosos de la magia antigua. Phaos se detiene aterrizando en el muro, todos bajamos de su lomo con curiosidad, el dragón se mantiene en silencio, pero a diferencia de siempre, no parece apacible, sino preocupado.

—Lo siento realeza de Arthegón, no puedo acompañarlos más lejos de aquí. —dice. Yo abro mis ojos con sorpresa, al igual que los demás; nos quedamos sin palabras y no solo por sus palabras, sino también por el hecho que hablo; no se comunicó por telepatía como siempre suele hacerlo, según me comento George, solo Eliana lo había escuchado hablar así.

—Pero Phaos ¿Cómo vamos a llegar o a bajar de aquí sin tu ayuda? —Pregunta George. El dragón suspira.

—Los dragones no podemos cruzar los límites de Arthegón, si cruzo el límite, mis poderes desaparecerán y obtendré una forma humana, mi magia no es compatible con la de ese lugar, sin embargo, hay algo que si puedo hacer por ustedes. —dice, yo me sorprendo incluso más de escuchar sus razones; podría convertirse en humano. Phaos extiende su pata y al instante se extiende una llamarada azul de fuego que al instante comienza a materializar una hoja de papel. El me extiende la hoja y la tomo; es una ilustración del castillo.

—Ese es lo único que puedo darles, nadie ha viajado a los limites nunca en miles de años, así que un mapa, por mas bien ilustrado que estuviese no serviría de nada, sin embargo, la estructura del castillo es única y nunca se ha visto nada igual, por lo que esta ilustración de referencia será de mucha ayuda. Lo siento mucho, desearía hacer más, pero en esta misión tendrán que trabajar en equipo para... para no morir en el camino y regresar a salvo. Señorita Cailyn, mi ama le encargo lo más importante para ella, lamento tener que hacer esto también, pero yo también le dejare en sus manos el destino de la ultima esperanza de Arthegón. —dice el dragón, yo asiento, lentamente, sorprendida por sus palabras y sin saber que decir.

La Princesa del Reino PerdidoWhere stories live. Discover now