CAPÍTULO 24

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Nan

Cuando llegue al restaurante y lo primero que obtuve como saludo fue un grito grosero diciéndome que lavara de nuevo los baños, aunque ayer lo hice y durante toda la semana lo había echo, fue la primera señal de que seria mi ultimo día en ese restaurante de porquería. Y lo que inicio mi impulso de valentía para responder que no, que no lo haría, que por mas necesidades económicas que tuviera para solventar los gatos de mi familia, no valía el maltrato verbal y físico al que me estaba sometiendo en este lugar prácticamente de domingo a domingo.

Si, necesitaba el trabajo, y eso era lo que me había repetido durante los últimos meses en que Joshua paso de ser un jefe tosco y pedante a un total imbécil sin ningún tipo de educación. Pero esta ultima semana ya había tenido que aguantar varios regaños sin motivo, llenos de improperios junto con una que otra mirada lasciva cuando estaba inclinada lavando el asquerosos piso que ya ni tenia sentido limpiarlo de lo percudido que se encontraba. No era la primera vez que el tipo lo hacia pero si la primera vez que yo sentí que el tipo no solo miraba sino imaginaba cosas.

Pero el motivo principal que me impulso a decirle adiós a ese horrible lugar fue el hecho de que me empujo. Si, el imbécil se atrevió a tocarme, estaba barriendo y al no acceder a volver a barrer una zona que ya había aseado, se limito a tomarme del brazo fuertemente y empujarme sobre una mesa. En ese momento aun no soy consciente de como pude frenar mis emociones y mantener la compostura y no devolverle el empujón al tipo, solo le dije que renunciaba con todas las fuerzas que tenia en los pulmones y tome mis cosas y me largue.

Afuera del restaurante me sentia con mas adrenalina y mas vida de lo que me senti en muchos meses, por no decir desde que llegue ahi. Y de camino a mi casa aun seguía muy orgullosa de como logre liberarme de ese puesto de porquería donde lo único que me esperaba a futuro era que Joshua me abofeteara o tal vez algo peor. Sin embargo ahora que estaba en mi casa mirando el salón vacío y teniendo en la mesa las facturas por cobrar, ya estaba sintiendo el peso económico de mi decisión. Por un lado no podia ir a reclamar algun tipo de idepnizacion por parte de mi jefe, ya que sabia que ni siquiera me daría lo correspondiente a mi sueldo por este mes, y por otro lado donde entrara a trabajar no me pagarían de inmediato y pedir un aumento no seria una opción. Y si quedara en un nuevo puesto de mesera en un lugar parecido al que estaba, lo cual me da dolor de cabeza de solo pensarlo pero sin opciones tendría que aceptarlo, las propinas solo servirían para solventar un poco lo gastos de comida y eso si es que me llegaran a dar propinas lo cual era un milagro en un restaurante que quedaba en medio de una autopista poco concurrida.

- Hola querida. - Saludó mi mamá entrando a la casa con dos paquetes del supermercado que le ayude a llevar hasta la cocina.

- Renuncie. - Solté mientras le ayudaba a organizar las comprar en las gavetas de la cocina.

- ¿Que te hizo ese desgraciado de tu jefe? Dime ya. - Dijo con una voz de furia soltando en la mesa con mas fuerza  de la necesaria un paquete de verduras congeladas.

- Nada. - Mentí. - Solo que hoy no tenia el mejor humor de todos, había dormido mal y estaba cansada. Así que cuando me ordeno que volviera a limpiar el piso que ya había aseado solo porque su ego le hace ser un cerdo con sus empleados, le respondí que no, tome mis cosas y me fui.

- ¿Segura que no paso nada mas?- Me miro poco convencida mientras tomaba los vegetales y los colocaba en el refrigerador.

- Fue todo. Simplemente hoy tuve no tenia la tolerancia de siempre y quise recuperar algo de orgullo. Se que necesitamos el dinero, conseguiré un empleo lo más rápido que pueda. - Le di un beso en la mejilla.

- Nan necesitamos el dinero pero no tienes que conseguir uno de inmediato. Ya soportaste de mas a Joshua durante este tiempo, seria bueno que tuvieras unos días para ti. Eso no nos llevaría a la quiebra, no a otra. - Me sonrió. - Lo único que me preocupa es que a tu historia de hoy le falten partes, el que se meta con mi niña se las verá conmigo. No te dije que renunciaras porque eres terca como una mula y no me harías caso, pero ahora que estas fuera, de alguna forma siento tranquilidad de que no tienes que volver a ese lugar y menos a estar cerca de ese hijo de puta.

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