Capítulo 23

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Thomas

Siempre fui bueno en matemáticas, no era el más nerd de los nerds pero nunca saqué una mala nota en esa clase o en las que prácticamente sólo tenía que aplicarlas. Me gustaba la manera tan predecible en que ciertas medidas, cálculos y cantidades podían ser estudiadas o volver cosas totalmente inesperadas en algo que se pudiera controlar un poco más. O eso recuerdo que contesté en una olimpiada de matemáticas cuando estaba en octavo grado. Y en parte sigo creyendo eso, me gustan los números, jugar con ellos y ver cómo pueden influir en la realidad. Alguna vez cuando era más joven recuerdo que la idea de dedicarme solo a solucionar problemas matemáticos me encantaba, me gustaba la idea de que la escuela solo se tratara de clases de matemáticas, geometría y álgebra. Pero luego mis prioridades cambiaron de lugar y pase de ganar olimpiadas matemáticas, a simplemente no perder las demás materias que no me interesaban. Y cuando toda mi mierda familiar explotó, traté de refugiarme de toda la mierda en trago, droga y en cosas que en ese momento ni sabía realmente que eran. Así que durante mucho tiempo me aleje de las matemáticas y solo cumplía con lo necesario en cada clase, no me esforzaba mucho pero aun así obtenía buenas notas, a veces sentía algo de pena con la maestra Ruth que vio todo mi proceso y mi decadencia en su materia pero si supiera por toda la mierda que estaba pasando creo que se sorprendería de que aun así fuera no perdiera sus exámenes que más de la mitad del curso reprobaba.

En un momento de mi vida estaba tan obsesionado con los números que la idea de volverme físico o algo por el estilo me gustaba pero por algún motivo sentía que el tipo que ofendía a otros por querer eso, no tenía derecho a decir que también le gustaba la idea, o siquiera planteárselo así que simplemente decía que no sabía que quería estudiar. Pero desde que Martínez me ascendió y ahora me la paso más haciendo cálculos de cientos de toneladas de mercancía que entran por el puerto, con otros tipos que si fueron a la universidad me he sentido... He sentido que de cierta forma esa faceta mía de tipo inteligente y dedicado volvió, me sentía menos inservible de lo que me sentía desde que salí de la escuela.

No quiero parecer como si me tuviera autocompasión o algo si, solo que cuando realizaba el trabajo de subir y transportar mercancía solo sentía que está en piloto automático, no me gustaba o me desagradaba solo lo hacía porque era mejor estar ocupado aquí que estar en casa pensando estupideces que me hicieran recaer. Pero desde que Martínez me pidió ayuda para hacer cálculos y ahora que me ascendió a un puesto para el que ni siquiera estudie, solo porque soy rápido haciendo cuentas, admito que me subió mucho el autoestima; casi tanto como cuando me llenaba de orgullo cuando llegaba a mi casa con el premio más ñoño que alguien puede ganar, campeón en olimpiada de matemáticas, a mis padres fueron a los únicos que les mostré el mini trofeo. Medio instituto se hubiera burlado, la otra mitad no hubieran creído que yo era capaz de ganarlo. Al parecer la idea de que los tipos bien parecidos o deportistas no son inteligentes está muy arraigada, y yo admito que ayude a eso, ya que jamás quise que me vieran como un nerd, me gustaba la imagen de vago y problemático que tenía en el instituto, el problema fue que nadie me avisó que en la vida real ese papel no tiene ningún beneficio y menos cuando era un disfraz para esconder toda la mierda que no quería mostrar.

Pero cuando Martínez me mandó un correo donde me daba la posibilidad de un nuevo contrato como asistente del área de reportes mercantiles me gustó mucho la idea. Sabia que seria aplicar más que solo formulas o revisar operaciones y que correspondiera con su tabulación y gráficas pero me gustaba la idea de hacerlo. Además sabía que no quería cargar bultos y descargar cajas durante mucho más tiempo, y saber la posibilidad de poder ascender me daba alegría y en especial me hacía sentir capaz, algo que desde hace mucho tiempo no sentía. El problema es que las cosas no se estaban dando tal y como yo las había pensado. Claro, ya no tenía uniforme de obrero y no me estaba jodiendo la columna, pero ya no tenía la libertad de la que antes gozaba cuando solo era un simple ayudante de Martínez. Ahora tenía una lupa sobre todo lo que hacía y mis propios compañeros me lo hacían saber, no eres muy aceptado que digamos cuando saliste de cargar bultos a estar en una oficina con tipos que pasaron los últimos años estudiando para estar aquí. Sin embargo no entiendo su molestia, yo era solo un asistente temporal, en cualquier momento podía volver a ponerme mi overol si la cagaba o simplemente los superiores veían que no tenía tanta madera como Martínez pensaba. El abogó por mi en la reunión de personal donde aceptaron que subiera de puesto debido a mi ayuda con los últimos informes que él había presentado. Y yo que pensaba que el tipo no le decía a nadie sobre la ayuda que le daba.

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