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Cada día era perfecto desde que logró conquistar al amor de su vida, aquella pelirroja de la cual había estado enamorado desde que la conocía, casi no podía creer en su suerte, en que ella correspondiera sus sentimientos. Poder besarla, abrazarla, estar con ella era rozar el cielo con sus dedos. Amaba ver la tranquilidad en el rostro de MJ mientras dormía, acomodar los mechones de cabello que se cruzaran por su rostro.


Disfrutaba las mañanas en que ambos tenían días libres de sus trabajos, preparaban el desayuno juntos, riendo y jugando por momentos con la masa de los panqueques, manchando sus rostros mutuamente antes de unir sus labios y reír antes de comenzar una nueva travesura con la comida.


MJ era su complemento, quien se mantenía firme cuando su voluntad flaqueaba, quien le animaba cuando las garras de la depresión amenazaban con aparecer. Entre ellos no había secretos, desde hace mucho tiempo que él le había confesado ser el hombre araña, a ella no le importó.


Pasaron dos años de aquella perfecta relación a ojos del castaño antes de que pudiera ahorrar lo suficiente para comprar un anillo y tomando el valor para proponerle matrimonio. Ella aceptó mientras le abrazaba y se juraban amor eterno. Fijaron la fecha en el calendario para la gran ceremonia y ambos trabajaron lo mejor que pudieron para guardar el dinero suficiente para su boda.


Un mes antes del tan esperado acontecimiento por ambos la desgracia tocó a su puerta, como si de un sádico verdugo se tratara la enfermedad atacó a la pelirroja.


― Esto puede ser difícil de procesar, pero la biopsia del tumor que había en su útero pudimos determinar que se trata de cáncer.


― ¿Aún se puede hacer algo? ─ Preguntó ella siendo fuerte por ambos al notar la expresión del castaño, que dejaba en evidencia como el mundo se le venía encima.


― Si solo fuese en el útero podríamos proceder, pero ya ha hecho metástasis.


Peter creyó que podría soportarlo, tenía fe en que por algún milagro la quimioterapia la curaría, que terminarían bromeando de aquella horrenda enfermedad, pero cada día podía notar los estragos de la enfermedad y el tratamiento. En los mechones de cabello que eran más delgados al comenzar a caerse, en las ojeras que se posaban bajo sus ojos, en como cuerpo se veía más pequeño por como bajaba de peso. Al inicio la pelirroja se mantuvo optimista, incluso bromeando su condición en busca de reconfortar a quien por momentos se derrumbaba, pero volvía a intentar ser fuerte y tuvo que serlo cuando MJ no pudo seguir siéndolo, tuvo que ser fuerte cuando esta vomitaba en el baño mientras él la sostenía para que no hiciera daño, cuando ya no podía andar por si misma, cuando no podía hablar mientras era confinada a una cama de hospital. Se obligó a mantenerse fuerte frente a ella, a sonreír y bromear logrando obtener sonrisas en respuesta, aguantó, pero se derrumbó cuando el corazón de su amada se detuvo y dejó salir su último aliento dejándolo solo. Llevándose su corazón con ella.






Si antes no sabía que decir el moreno, ahora se había quedado mudo, no esperaba aquello, no se imaginaba con el dolor que cargaba quien siempre sonreía y bromeaba, que parecía que nada le afectaba en la base, pero al mismo tiempo entendía porque no quería estar en la enfermería, porque no quería regresar a su dimensión estando herido. Lo mejor que podía hacer era darle su silencioso apoyo, así que soltó su mano para rodearlo con uno de sus brazos y pegarlo a su cuerpo dejando que se desahogara mientras acariciaba su cabello intentando transmitirle su apoyo.

Clumsy Alfa Silly OmegaWhere stories live. Discover now