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Desde el inicio del tiempo los alfas han sido considerados los más fuertes, capaces e inteligentes. Líderes natos desinados a la grandeza, aclamados por la sociedad, envidiados por los más débiles como lo eran los omegas o los betas que si bien eran un poco más fuertes que los omegas seguían muy por debajo de las capacidades de un alfa. De entre todos eso alfas estaban los elegidos y elegidas para ser los salvadores de sus ciudades, hombres y mujeres con poderes de araña unidos por el destino de proteger al prójimo, aún más pequeño era el circulo de personas que se les permitía ser parte de algo más grande, de proteger diversos universos. Solo lo más fuertes, inteligentes o con algo que ofrecer eran invitados a la organización donde el considerado alfa perfecto lo dirigía.


No es que se considerara a si mismo el mejor, sino que la misma sociedad así lo indicaba; era mas fuerte que los demás alfas de esa organización, lo cual era algo necesario para mantener a raya a cualquiera que buscara romper las reglas. Quizá era por la manera en que había conseguido sus poderes, quizá era por su naturaleza salvaje que se encontraba latente de desatarse en cualquier momento si no se preparaba, por cualquier razón que fuese, era el que mandaba en ese lugar.


Los demás no hacían nada más que alejarse para darle espacio cuando andaba, la mayoría de los hombres y mujeres araña eran alfas, algunos eran betas, pero la gran mayoría había mutado su casta al obtener sus poderes. Aún si era un lugar donde siempre había alfas por doquier, las peleas eran mínimas, la naturaleza amable de los que ahí convivían evitaban la mayoría de los conflictos y si algo comenzaba a salirse de control siempre podría intervenir el mexicano.

En si lo más "difícil" de aquel trabajo era soportar el sentido del humor de todos, la manera en que soltaban algún comentario estúpido y reían de sus propias bromas como si fuese lo más divertido del mundo. Aún si él los había reclutado eran contados en los que confiaba plenamente.


Revisó las pantallas nuevamente antes de ingresar las coordenadas a su reloj, tras unos segundos un portal se abrió a otra dimensión y se adentró sin dudar. No le tomó mucho tiempo llegar hacía su objetivo que se encontraba bebiendo un café en la cornisa de un alto edificio.


— Es muy temprano. ­– Se quejó mientras bajaba el resto de su mascara al haber levantado la mitad para poder beber de su ansiado combustible de la mañana. Dejó el vaso a un lado y se levantó mirando de arriba abajo a ese sujeto. — ¿Quién se supone que eres?


— Cálmate, vengo de otra dimensión. Pertenezco a una organización que se encarga de proteger al multiverso. – Podía notar como el otro no confiaba en él al seguir en guardia. — No te haré daño, ¿Acaso tu sentido arácnido te advierte de mí?


— Es muy temprano, quizá no está funcionando bien. – No podía creerle así nada más, no es como si otra persona le hubiese visitado de otra supuesta dimensión, aunque no podía negar que su sentido arácnido no le advertía de ese sujeto y estaba muy orgulloso de su sentido arácnido.


— Lo digo enserio, soy como tú, bueno algo así. Soy spider-man en mi universo.


— Si claro, Pruébalo. – Tan rápido como lo dijo el moreno movió su mano para lanzar telaraña sobre el pecho de un sorprendido castaño que sujetaba la tela y tiraba de ella. — ¿De que material está hecha? – Preguntó con curiosidad, le interesaba lograr aquella viscosidad para sus propias telarañas.

Clumsy Alfa Silly OmegaWhere stories live. Discover now