12

864 163 51
                                    

Como todo este asunto de la pelea había ocurrido un viernes, no volvimos a ver a Pablo hasta el lunes

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

Como todo este asunto de la pelea había ocurrido un viernes, no volvimos a ver a Pablo hasta el lunes.

Yo le había contado a Facu que tenía sus auriculares y que pensaba dárselos. Los dos estábamos aliviados porque, al final, la directora decidió no tomar ninguna medida contra nosotros. Así que, dentro de todo, las cosas no habían salido tan mal.

—¿Y qué le vas a decir? —me preguntó Facu.

—Nada, solo se los voy a dar. ¿Tengo que decirle algo?

—No sé. Acordate que mis habilidades para socializar son nulas.

Chasqueé la lengua.

—Ta, pero acompañame igual. No quiero ir solo.

—Contigo hasta la luna, compañero.

Estábamos al pie de las escaleras que comunicaban a los salones del segundo piso, cerca de ahí estaba la entrada, así que logramos ver a Pablo cuando llegó. Nos acercamos a él y cuando nos vio, su expresión fue bastante rara.

—Hola, Pablo, em... tengo algo para darte. —Revolví el bolsillo delantero de mi mochila y saqué los dos auriculares—. Deben estar sin carga ya... Espero que funcionen bien.

—¿Y qué querés, que te agradezca? ¿O que te trate como mi súper salvador? Olvidate. Háganme un favor y déjenme tranquilo. Bastante tengo ya con todo lo que está pasando y con tener que aguantarlos, porque encima, estamos en la misma clase.

Agarró los auriculares de mala gana y cuando se estaba yendo, Facundo lo paró.

—Eu, ¿qué carajos te pasa, amigo? ¿Por qué tenés un problema con nosotros? Nadie te pidió que hagas nada, tendría que salir de vos agradecer a Karím por haberte ayudado.

—Yo no le pedí que me ayudara —contestó Pablo.

—No, pero resulta que él es tan buen tipo que no necesita que le pidas ayuda. Si sabe que estás en problemas te va a ayudar, aunque tenga que agarrarse a piñas con un tipo. En vez de estar tan a la defensiva deberías pensar un poquito en eso y por lo menos tratarlo mejor, aunque sea por cortesía. —Facu me agarró del brazo—. Vamos, Karím, no vale la pena.

Yo estaba tan sorprendido que no puse ninguna objeción. Me dejé guiar por Facundo escaleras arriba hasta nuestro salón sin decir una sola palabra. Era la primera vez que lo veía tan enojado.

—Gracias, Facu, pero no tenías que...

—Sí, sí tenía. Te rateaste, lo defendiste, te agarraste a trompadas con ese tipo y hasta recuperaste sus auriculares, ¿todo para qué? Para que se haga el valiente y te escupa la cara. No es justo. Está bien que al principio hubo un malentendido entre ustedes, pero creo que ahora mismo tiene más que claro que vos no sos abusador, así que no tiene derecho de seguir tratándote así. No le hables más, dejalo quieto.

Levanté ambas manos con un gesto de notable sorpresa.

—Está bien, está bien. Tenés razón. No le voy a hablar más. Queda por esa, si llega a pasar algo que lo solucione el adscripto.

Facundo asintió, con el entrecejo fruncido.

—Eu... Gracias. En serio.

—Sos mi amigo —contestó él—. A mi amigo nadie lo trata como si fuera una porquería.

Probablemente mi padre tendría algún proverbio árabe para describir el ímpetu de Facundo. Yo no me sabía ninguno, pero lo que sí podía decir, era que Facu era un amigo de fierro. 

 

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.
Un "bully" enamoradoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu