1.

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El golpeteo constante en su cabeza fue lo primero que notó cuando abrió los ojos.
Bueno, joder.
¿Cuánto alcohol tomó la noche anterior? ¿Cuándo se desvaneció? A juzgar por el dolor de cabeza, una cantidad increíble. ¿Y por qué?, de verdad, todo por una ruptura que ni siquiera fue realmente eso, una ruptura.
Echó un vistazo a la ventana y supo que era un poco tarde, tenía que levantarse, arreglarse y luego irse, estaba a punto... pero algo que pesaba en su costado le impedía moverse.
− ¿Qué...? − el sol ya le cegaba los ojos, intentó moverse, pero le dolía todo el cuerpo y ese peso en el costado le impedía levantarse. Ella suspiró, otro día, otra jodida cosa más para agregar a la lista. Disminuyó su respiración tratando de calmar su dolor de cabeza. Ni siquiera tenía la energía para comprobar quién era la persona a su lado, no es como si eso importara, en realidad.
Con las pocas fuerzas que le quedaban a su cuerpo alcanzó el control para abrir las cortinas y darle la bienvenida al sol en todo su esplendor entrando por el gran ventanal, Freen se volteó a su lado y en ese mismo momento el sol bañó el lindo rostro que yacía al lado de ella, besada por el sol, semidesnuda, un ángel durmiente−
− Oh dios, no. − oh dios, sí.
Freen ya estaba entrando en pánico, completamente. En la quietud de su enorme dormitorio, estaba absolutamente aterrorizada, porque de TODAS las personas, era esta pequeña (no pequeña en lo absoluto en realidad) chica en su cama, vestida nada más que con bragas negras ajustadas y, por supuesto, sábanas blancas que cubrían la parte superior de su cuerpo.
¿Cómo es que ella-?
Oh. OH. Recuerdos.
La chica también servía allí, en el mismo bar gay al que su Charlotte le dijo que fuera, ahora los recuerdos estaban volviendo y el cómo sucedieron también, más o menos... al menos estaba claro que fue consensuado, gracias a Dios.
A las 11 de la noche del sábado, estaba tomando su trago de tequila cuando escuchó una voz familiar saludándola.
− Hola. − Era una voz delicada y aterciopelada, una que causaba nada más que calma en verdad, Freen sintió como esa voz suavizaba sus oídos.
− Hola... estoy sorprendida, ¿tú también trabajas aquí? − la niña sonrió tímidamente. Oh vaya, un adorable conjunto de hoyuelos.
− Sí, solo los fines de semana, medio tiempo, para sacar algo extra... las propinas son buenas. − Por supuesto, las propinas serán buenas si tienes una cara angelical pegada a un cuerpo así. Freen tragó saliva y cruzó las piernas tratando de evitar lo que estaba pasando dentro de sus pantalones cuando miró a la chica más joven.
− El lugar es lindo... parece, bueno, tranquilo... raro para un bar, pero − de nuevo los ojos de Freen vagaron por el cuerpo de la chica, Dios, necesitaba bajarle de tono con el alcohol, de verdad. Ella estaba aquí para sacar su ira, supuestamente, no para babear por una cara bonita al azar. – Bueno, tu entiendes... −dijo, mientras miraba al suelo.
−Sí. Sin embargo, es temprano, espera unas horas más... y verás, sigue siendo un lugar agradable, solo que un poco más desordenado. −
− ¿Ah, sí? – sonrió y la otra chica hizo lo mismo.
− Te divertirás. −
− Estoy tratando de hacerlo. – La linda bartender la miró frunciendo el ceño un poco, a veces Freen odiaba cómo su rostro siempre mostraba cómo se sentía.
− ¿Todo bien? − Freen levantó los ojos para mirar a la chica una vez más.
− Sí, está todo bien. −
− No quiero ser grosera, ni nada... pero la mayoría de la gente trae a sus citas... tú no. − La bartender lamió sus labios para el disfrute, o tortura, del corazón y la polla de Freen. − Perdona si me estoy entrometiendo, es que te he visto con tu... ¿amiga? ¿novia? −
− ¿Ah, Charlotte? − se suponía que la bartender ya sabía el nombre de la persona que causó esta noche de "bebe tus lágrimas". − Bueno, seguro que ahora mismo se siente muy cómoda teniendo a Engfa entre las piernas, así que... −
− Ah, lo siento. − tan bajito y suave, y follable si no estuviera tan triste por la super modelo y Engfa. − Entonces, novia... −
− Ni siquiera estoy segura de lo que éramos, pero sí... tal vez lo éramos, si eso es lo que realmente quieres saber. − continuó Freen con un poco de molestia.
− Yo- no, lo siento, si me disculpas... − y solo así "hoyuelos bonitos" se marchaba para dejarla sola. Jodidamente genial, otra chica a la que espanta. Excelente.
− Oye, no... no tienes por qué disculparte. Me disculpo yo; no quise ser grosera. − Freen estaba sosteniendo su muñeca, suavemente por supuesto, y usando su pulgar para calmar a la otra chica.
− Está bien... − dijo la chica de hoyuelos bonitos.
− No, no lo está, estás haciendo tu trabajo aquí, siendo amable conmigo... Lo siento, a veces soy una imbécil. Sé que puedo serlo. − La chica se rió entre dientes y su risa le hizo cosas a Freen que en ese momento no podía comprender. − Y sí, no éramos una pareja realmente establecida, pensé que estábamos listas... Supongo que debí ver algunas señales de que ella no estaba interesada en mí de esa forma, terminamos hace mucho tiempo, pero necesitaba dejarlo salir, esa mierda sucede, ya sabes... eso es todo lo que realmente puedo decir. – la bartender se limitó a asentir.
− Bueno, puedes divertirte un poco esta noche. – Los ojos de Freen recorrieron todo el cuerpo de la chica, haciéndola sonrojar.
− Eso espero... − tomó un sorbo de su bebida mirando a su alrededor cuando sintió un par de miradas duras en ella. − Parece que allá necesitan a la más linda para que sirva la mesa... han estado mirando hacia aquí como si quisieran asesinarme. − la chica volvió a reírse.
− Estaré cerca si me necesitas Freen... − Freen parpadeó al escuchar su nombre de manera informal. − ¿Está bien si así te llamo...? −
− Lo está, yo también estaré cerca, Rebbeca, ¿Cierto? −
− Cierto. −
Y así con la sonrisa más grande en su rostro, Rebbeca se alejó dejando a Freen sola dándole el regalo de verla alejarse. Freen nunca le prestó suficiente atención a la chica y recién ahora se estaba dando cuenta de eso. Uno, porque tenía prisa, o dos, estaba con Charlotte a su lado.
Cierto, Charlotte y su estúpido yo, y su fuerte risa, y la forma en que hizo que Freen creyera en todo lo que salía de su maldita boca... perra tonta.
Y así, Freen tomó el trago de tequila que tenía frente a ella, y luego otro, y otro, y uno... o muchos, muchos más. Estaba a punto de dejar que sus lágrimas cayeran, pero tal como dijo la niña bonita Rebbeca, la música estaba más alta ahora y todos saltaron de sus asientos creando un desastre de cuerpos bailando al ritmo aleatorio pero sensual... y como nunca lo había hecho, se bebió la última gota de la botella de tequila y se fue directo a dejar su alma ahí en la pista de baile, no había dolor... no habría más dolor... al menos mientras el efecto del tequila se desvaneciera su cuerpo.

Like a fool (𝘧𝘰𝘳 𝘺𝘰𝘶). - Freenbecky -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora