Capítulo 48

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-Justin.
-¿Si?
-La enfermera ya se instaló en su habitación ¿Quieres que le diga que ya están aquí?
-Sí Nath, por favor.
-Seguro.

Nath y Erik se habían ido a vivir a un par de casas de nuestra casa para no estar tan lejos de nosotros una vez que el bebé naciera y así poder apoyarnos entre ambas familias y que nuestros hijos convivieran como Hanna y ella no habían podido hacerlo aún siendo hermanas.

-Amor vamos al despacho para hablar con la enfermera.
-Ve tú, ahora te alcanzo.
-No tardes.
-No, ya voy.

Hanna
Fui donde mi hermana para hablar con ella antes de ir al despacho con la enfermera y Justin ya que solo ella iba a poder sacarme de la duda que me rondaba la cabeza.

-Hola Nath.
-Ay hola ¿Qué pasa, necesitas algo?
-De echo sí.
-Dime.
-¿Hace cuánto que Mariana trabaja para Justin?
-Hace ya un buen tiempo, tengo entendido que ella era su asistente personal hasta que vino a trabajar como nana de los niños ¿Por qué?
-Eso explica la confianza con la que le habla a mi marido.
-Hanna, Justin no es el mismo de antes.
-¡Lo sé y de verdad quiero recordar cómo es mi relación con mi esposo, pero no puedo! Tú sabes que estuvimos a punto de divorciarnos por una infidelidad de su parte.
-Y esa fue la única vez que Justin ha hecho algo así, ese hombre se desvive por ti y por sus hijos, Hanna no tienes porque preocuparte; Justin no tiene ojos ni vida para nadie que no seas tú. Cuando supo lo que había pasado ni siquiera lo pensó y enseguida tomó el primer vuelo de regreso a LA, aún sabiendo que podía nunca tener un viaje con su padre.
-Hermana tú eres la única persona que puede decirme exactamente qué fue lo qué pasó el día del accidente, Justin no quiere tocar el tema.
-Es duro para él, se culpa por haberte hecho ir al aeropuerto a llevarlo a él y a su padre.
-Eso no fue así ¿Verdad?
-No, tú quisiste ir al aeropuerto a despedirte de ambos, cuando ibas de salida a la autopista un auto iba a sentido contrario y bueno, pasó el accidente.
-No pued...

-Aquí está señora, Justin quiere verla para una reunión con la enfermera.
-Ya voy.

-Ve, después seguimos platicando.
-De acuerdo, hay muchas cosas de las que quiero hablar contigo.
-Está bien.

Ya me había quedado claro que entre Justin y Mariana no había pasado nada, pero aun había algo que no terminaba de gustarme, sentía que me ocultaba algo, pero no sabía qué.

-Hola ¿Puedo pasar?
-Adelante.

-Enfermera Su, ella es mi esposa Hanna... Cariño ella es la enfermera que se hará cargo de ayudarte con tus medicamentos y con tus terapias.

-Mucho gusto señora Hanna.
-El gusto es mío ¿Disculpe, puedo hacerle una pregunta?
-Adelante.
-¿Su es su apellido?
-Ah sí, mis padres eran coreanos, yo nací en los Estados Unidos, pero sí señora, mi nombre es Anna Su Jean; puede llamarme Anna.
-Está bien, Anna.

-Hanna, el fisioterapeuta está esperándote en gimnasio.
-Me voy a cambiar y voy para allá.
-De acuerdo.

-Iré con usted señora.
-Está bien.

-Amor, debo ir a la empresa por unos documentos y regreso ¿Ok?
-Está bien, no te preocupes.
-De acuerdo, si necesitas algo por favor llámame.
-Ve tranquilo.

-Enfermera Su, tiene mi número.
-Sí señor, no se preocupe.
-Gracias, me voy.

La enfermera Su era una mujer como de unos 50 años, bastante amable y muy buena con su trabajo; además que se veía que hacía las cosas con bastante dedicación y por pasión, a primera impresión me cayó excelente.
Me fui con ella y el fisioterapeuta a hacer las terapias en el gimnasio de la casa, por un tiempo estaríamos trabajando desde ahí hasta que pudiera hacerlo por mi sola; el fisioterapeuta era muy joven, de unos 28 años y era un hombre casado con un niño de la edad de Charlie, así que nos entendíamos bastante; pasaron alrededor de dos meses de terapias tanto físicas como psicológicas desde que salí del hospital, no había cambios o recuerdos que volvieran a mi cabeza. Prácticamente estaba empezando a vivir de nuevo e intentando no pensar en lo que había sido ese tiempo borrado de mi mente.

Mi familia no tan perfecta Where stories live. Discover now