Capítulo 38

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Justin
Estaba por besar a Hanna cuando sonó su teléfono.

-Es Mariano ¿Quieres responder tú?
-... No, es tu teléfono.

-Hola Mariano ¿Qué pasa?
-Hola Hanna ¿Cómo estás?
-Estoy bien gracias ¿Y tú todo bien?
-Sí, de echo llamaba porque me enteré que volviste antes de lo planeado y me gustaría saber si estás libre esta noche.
-¿Está noche?
-Sí, y bueno tu marido igual, me gustaría invitarlos a cenar a mi casa.
-... Ehhh... Sí seguro.

Claramente no era como que me emocionara ir a cenar a la casa de un tipo que había estado coqueteando con mi esposa en mi empresa, pero si eso ayudaría a nuestros negocios entonces no me iba a quedar de otra más que aguantar un rato a ese hombre.

-Perfecto, te envío la dirección de mi casa ¿Está bien?
-Está bien.
-Nos vemos, ciao.
-Ciao.

-¿Escuchaste? Una cena con Mariano.
-Escuché bien.
¿Quieres decir algo?
-... No, nada.
-Eso pensé... Te dejo terminar tu maleta cariño.
-Gracias mi amor.

Tenía que empezar a cambiar mis actitudes con Hanna por el bien de nuestro matrimonio y de nuestra familia.

Hanna
Mia solo despertaba para comer y otras cosas pero durmió casi todo el día, le pudimos decir que saldríamos a cenar por trabajo pero que sedaría su nana a cuidarlos y si necesitaba algo podía llámenos en cualquier momento o a su tía Nath.

-Cariño ¿Estás lista?
-Sí, estoy lista.
-Te ves hermosa.
-Gracias, Mariano me envió su dirección ¿Tú conducirás o iremos con el chofer?
-Yo, no iremos con chofer; le pedí que se quedara por si se necesita aquí.
-Okay.

Fuimos a la casa de Mariano, quedaba relativamente cerca de nuestra casa

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Fuimos a la casa de Mariano, quedaba relativamente cerca de nuestra casa.

-¿Es aquí?
-Según la dirección que envió, sí.
-Linda casa para estar temporalmente en Estados Unidos.
-Podría vivir aquí.
-...
-Vamos señor celos.

Bajamos del coche y tocamos el timbre de la casa, habíamos comprado una botella de vino tinto y algunas cosas para maridar. Una mujer bastante linda nos abrió la puerta de la casa y por un segundo pensé que nos habíamos equivocado de casa.

-Buenas noches.
-Buenas noches.
-Debes ser Hanna, los estábamos esperando; pasen por favor.
-Gracias.

No estábamos entendiendo nada ¿Quién era la mujer que abrió la puerta y por qué sabía mi nombre?. Justin me dio la mano y con la otra me tomo de la cintura dándome algo de seguridad hasta que entramos a la casa, pude ver en una mesa junto a la puerta las llaves del coche de Mariano y una fotografía de él con un niño y eso me relajo mucho, sabía que estábamos en la casa correcta.

-¡Amor los invitados están aquí!

-Pasen por favor.
-Gracias.

-Estoy aquí... Hanna bienvenida.
-Gracias.

-Justin, bienvenido.
-... Gracias.

-Cariño déjame presentarte a una vieja amiga... Ella es Hanna, estudiamos juntos hace mucho tiempo y ahora es quien está haciendo nuestra publicidad para la compañía.

-Mucho gusto, soy Hanna Andretti.
-El gusto es mío, mi nombre es Laura y Mariano no ha dejado de hablar de ti y del increíble trabajo que haz hecho.
-Gracias... El es mi esposo y dueño de la compañía en la que trabajo, Justin Andreotti.

-Mucho gusto.
-Igualmente.

-Mariano creo que oficialmente no los había presentado como tal, lo siento, este hombre es el dueño de la empresa que lleva tu proyecto, además de ser mi marido y padre de mis hijos y el amor de mi vida.

-Mucho gusto Mariano.
-El gusto es mío, no sabes la suerte que tienes de tener a esta mujer en tu empresa... Y como esposa.
-Créeme que sé la suerte que tengo de tener a esta mujer como esposa y como socia.

La cara de Justin al conocer a la esposa de Mariano fue de alivio, como si un enorme peso se fuera de sus hombros, claro pues ya no lo sentía como una amenaza para nuestro matrimonio.
Toda la cena la
Pasamos hablando de cosas de la juventud, les contamos a Justin y a Laura cosas que nunca habíamos hablado porque dejamos en el olvido; Justin pudo conocerme un poco más y además la pasamos increíble.

-Bueno, muchas gracias por la cena, la pasamos muy bien pero debemos irnos.
-¿Se van?
-Sí, dejamos a los niños con su nana pero es tiempo de regresar con ellos.
-Hanna debes decirme cómo haces para dividirte en mil, trabajas, eres madre, esposa y te ves perfecta.
-Gracias Laura, pero tú también te ves divida.
-¿Embarazada y pareciendo una pelota?
-Te ves preciosa.

-Es lo que siempre le digo pero no me lo cree.
-Las mujeres embarazadas jamás les creen a los esposos cuando les decimos eso.
-¿Hanna era igual?
-No tienes idea.

Mi familia no tan perfecta Where stories live. Discover now