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❝ Ella se proclamará como la bruja del Infinito... ❞
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— ¡TÍA LENA!
— ¡EMMY!
la castaña y la rubia corrieron a abrazarse y la menor envolvió las piernas en las cadera de Yelena, tía y sobrina se estrecharon con fuerza sin querer soltarse.
Pasaron dos días de su cumpleaños y Emma regresó a Nueva York para pasar año nuevo con su otra familia.
— Me voy unos meses y mira lo grande que estás... ¡Feliz cumpleaños atrasado para mi sobrina favorita! — dijo Yelena mientras se abrazaban. — Te amo, mi Emmy.
— Te amo más, tía Yelena — sonrió Emma cuando se separaron. — ¡MIS GEMELOS! — chilló ahora y se tiró a abrazar a los Maximoff.
— ¡Déjame ver el anillo! — chilló Wanda tomando su mano cuando se separaron. — ¡Es hermoso! Pido ser dama de honor y la madrina de sus hijos — sonrió la ahora pelirroja.
— Lo tendré en cuenta, pero aún estoy molesta porque te hayas teñido sin mi — dijo Emma riéndose.
— échale la culpa a Yelena.
— Voy a tener que hablar con Parker de esto, más le vale cuidarte — dijo Pietro viendo su mano.
— No espantes a mi prometido, Sonic — sonrió la castaña.
— Sólo será una pequeña advertencia. Le diré que si te rompe el corazón, yo le rompo las piernas ¿Te parece justo?
— Me parece justo — comentó Wanda.
Emma negó con una sonrisa. — ¡Merlin, eres demasiado sobreprotector y celoso!
— Es que nadie es lo suficientemente bueno para mí pequeña hermana — dijo Pietro dejando un beso en su frente.
— Bueno, creo que ahora si puedo darte tu último regalo de cumpleaños, Emma Lyra — dijo Tony entrando a la sala con una caja pequeña en las manos.
Emma frunció el entrecejo y agarró la cajita, al abrirla se encontró con la llave de un auto. La castaña miró a su padre con una sonrisa.