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❝Yo tendria que ser famosa por mi misma...❞
。・:*:・゚★,。・:*:・゚☆
Harry llamó a la puerta y entraron.
Era un aula bastante pequeña. Habían retirado hacia el fondo la mayoría de los pupitres para dejar un amplio espacio en el medio, pero habían juntado tres de ellos delante de la pizarra, y los habían cubierto con terciopelo.
Detrás de los pupitres habían colocado cinco sillas, y Ludo Bagman se hallaba sentado en una de ellas hablando con una bruja a quien Emma no conocía, que llevaba una túnica de color fucsia.
Como de costumbre, Viktor Krum estaba de pie en un rincón, sin hablar con nadie. Cedric y Fleur conversaban. Un hombre barrigudo con una enorme cámara de fotos negra que echaba un poco de humo observaba a Fleur por el rabillo del ojo.
Bagman vio de pronto a Emma y Harry, se levantó rápidamente y avanzó como a saltos.
—¡Ah, aquí están! ¡El campeón número cuatro y la campeona número cinco! Entren, Harry, entra… No hay de qué preocuparse: no es más que la ceremonia de comprobación de la varita. Los demás miembros del tribunal llegarán enseguida…
—¿Comprobación de la varita? —repitió Harry nervioso.
—Tenemos que comprobar que sus varitas se hallan en perfectas condiciones, que no dan ningún problema. Como sabes, son las herramientas más importantes con que van a contar en las pruebas que tienen por delante — explicó Bagman.— El experto está arriba en estos momentos, con Dumbledore. Luego habrá una pequeña sesión fotográfica. Ésta es Rita Skeeter — añadió, señalando con un gesto a la bruja de la túnica de color fucsia.—Va a escribir para El Profeta un pequeño artículo sobre el Torneo.
—A lo mejor no tan pequeño, Ludo —apuntó Rita Skeeter mirando a Emma y Harry.
— Me pregunto si podría hablar un ratito con Harry antes de que empiece la ceremonia — le dijo a Bagman sin apartar los ojos de ellos. — El más joven de los campeones, ya sabes… Por darle un poco de gracia a la cosa.
—¡Por supuesto! —aceptó Bagman.— Es decir, si Harry no tiene inconveniente…