Capítulo 24

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Caminé por los pasillos, sintiendo los hombros pesados y el ánimo por los suelos

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Caminé por los pasillos, sintiendo los hombros pesados y el ánimo por los suelos. El examen de biología estaba cada vez más cerca y yo no tenía idea de Charles Darwin y su teoría de no sé qué.

En casa de Andy tratamos de estudiar un par de veces más, pero me fue imposible ponerle atención a todo lo que balbuceaba. Fue imposible porque mi mente solo estaba en el beso que nos dimos. Aún no podía creer que había dado mi primer beso.

Ese día, Andy se había acercado para hablarme, pero lo había ignorado descaradamente. No sabía cómo debía sentirme después del beso.

Al girar por uno de los pasillos, frente a mí, una chica chaparra y de cabellera corta apareció con una pila de libros en sus manos. Eleanor se dirigía a la biblioteca para estudiar biología junto a Jorge, como siempre que teníamos periodo libre.

—Susi, al fin te encuentro —exclamó Leo cuando se plantó frente a mí.

—¿Me estabas buscando?

—Tengo algo que contarte —anunció antes de tomarme del brazo y llevarme a rastras dentro de la biblioteca.

La biblioteca se encontraba prácticamente vacía ese día, a excepción de Cecibel Santiago quien leía en una de las mesas, acompañada nada más que de un vaso de café y un muffin de chocolate.

Al fondo de la biblioteca se encontraba Jorge, ordenando los libros uno a uno en las repisas, para variar.

El agarre de mi amiga se afianzó, moviéndose con agilidad entre las mesas y las repisas de libros. Hasta que finalmente me llevó a la usual mesa en la que nos sentábamos. Prácticamente arrojó los libros contra aquella mesa y me soltó del brazo para mirarme.

Jorge se acercó a nosotras minutos después y al verme empezó a exclamar:

—¡Por favor, hacela entrar en razón! —dijo, suplicante.

—¡Tú cállate Jorge! —le respondió mi amiga— Vine aquí a hablar con Susi.

Por la manera en la que podía sentir la tensión en el aire, sabía que algo extraño estaba pasando. ¿Pero qué podría ser? ¿Acaso la directora había descubierto el chivo de biología? Según había escuchado un chico de tercero C, había memorizado una cantidad de preguntas y fue al baño cada cierto tiempo para apuntarlas en la pared.

—¿Qué pasa? —cuestioné casi en un hilo de voz.

Eleanor suspiró y cerró los ojos, al parecer estaba por hacerme la confesión más loca y descabellada que me pudiera imaginar.

Andy leyó mi diarioWhere stories live. Discover now