Capitulo Siete.

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Jalando los jeans por sus piernas, Zayn masculló una maldición mientras abotonaba el mismo y subía el cierre. No había querido soltar aquella frase hacia Liam, la palabra había escapado de sus labios antes de que pudiese detenerse y para cuando se dio cuenta de lo que había pronunciado, ya era demasiado tarde. Solo esperaba que su desnudez hubiese distraido a ambos lo suficiente como para pasar por alto su desliz.

Jalando una camiseta de su armario, la pasó por su cabeza, estirando un poco el material rojo a su alrededor por mera costumbre antes de que un fuerte sonido en el fondo del edificio lo hiciera detenerse. Frunciendo el ceño, arrastró los pies en esa dirección, esperando escuchar algo más que delatara lo que sucedía. Una baja maldición y un arrastre de pies lo tuvo rodando los ojos.

Girando en el siguiente pasillo, empujó abierta la puerta que daba a la habitación con la ventana más grande del edificio y gruñó—. ¡Louis, usa la maldita puerta!

El castaño dio un par de vueltas en el suelo, como un perro haciendo un truco antes de finalmente sentarse y mirarlo—. ¡Tu hermano esta aquí!

—¿Como sabes eso?

—¡Vi su auto en la entrada! —se puso de pie y sacudió su ropa, quitando el polvo que se había adherido a ella.

Zayn lo miró por un momento—. ¿Que tiene que ver que mi hermano este aquí? Aún así podrías haber entrado por la puerta.

—Tu hermano me odia.

—Mi hermano odia que siempre tengas aspecto de drogado. —corrigió.

—¿Y yo que culpa tengo de haber nacido con esta cara zombi con hambre? —lo miró mal—. Además, no es como si él fuese la octava maravilla del mundo.

—Me han dicho que somos muy parecidos.

—Por supuesto que no, tu tienes cara de convicto y él no. —y lo dijo como si fuese algo totalmente obvio.

—Si, claro y tu te pareces a mi compañero de celda, imbecil.

Volteandose, comenzó a alejarse para volver a su habitación, pero no llegó muy lejos antes de que un peso se adhiriera a su espalda. Besos cayeron sobre su cuello, logrando que se estremeciera—. Tu eres más sexy, Zee.

—Y tu tienes demasiada pinta de puta como para parecer convicto.

Eso le valió una mordida en la oreja, aún así, la diversión de su rostro no se evaporó. Louis y él habían tenido una pequeña historia tiempo atrás, nada realmente importante, solo se habían acostado un par de veces, había ido bien, pero ambos ponian su amistad ante todo y temiendo que dar otro paso destruyera la misma, decidieron hacer de cuenta que nada había sucedido.

Bueno, al menos la mayor parte del tiempo hacian eso.

Louis había sido su primera vez, era dificil ignorarlo.

Aferrando los muslos del castaño, los cuales estaban alrededor de su cintura, los dirigió nuevamente a su habitación y encontró unos zapatos.

—¡Lady, amor de mi vida! —el gruñido en respuesta a la emoción de Louis detuvo a Zayn.

—Louis.no.corras. —sus palabras se fueron con el viento cuando el ojiazul saltó de su espalda y salió corriendo, Lady detrás de su trasero, destruyendo todos los muebles y adornos que encontró en su camino—. ¡LOUIS!

Calzandose mejor los zapatos, salió detrás del dúo, temiendo que en su juego estupido terminaran de destruir las pocas cosas sanas que adornaban el lugar. Los encontró en la sala, con Louis aplastado en el sillón por el enorme peso de su perra, su hermano con expresión de fastidio y Liam... bien, Liam al parecer, no terminaba de entender lo que pasaba a su alrededor.

Bienvenido al mundo de Zayn, la mayoría de las veces no comprendía la mitad de las cosas que pasaban en su vida.

—¡Lady, deja a Louis! —jaló el collar de la perra, intentando convencerla de salir de encima del chico—. Vamos, tengo bocadillos que sabrán mejor que él, te los daré si lo dejás ir.

—Hey, ¡Soy muy sabroso, no me desprecies de ese modo!

—Cierra la boca, Louis. —otro jalón—. ¡Lady!

—Deberías dejar que se lo coma —su hermano comentó—. Le haría un favor al mundo.

—Callate, Alex —le frunció el ceño, viendolo comerse una manzana que seguramente había robado de su cocina—. ¿Por qué ustedes siguen aquí? Ya me entregaste mi billetera, pueden marcharse.

—¿Nos estas echando?

—Si, lo hago, larguense —volvió a concentrarse en la perra, intentando sacarla—. ¡Lady, vamos, muevete!

Viejo Fu, el gato, ahora re-bautizado como Liam Junior, saltó sobre el respaldo del sofá y miró hacia abajo, observando todo con desinterés y logrando que Zayn se pusiera de peor humor. Ese animal nunca hacia nada por él, pero aún así, como un idiota, siempre le compraba comida.

—¿Se puede saber quién es él? —Liam preguntó casualmente, tomando al gato, que sorpresivamente, se quedó docil en sus manos.

—¿Hablas del gato o del idiota en el sofá? —Alex intervino.

—El chico en el sofá.

—Es alguien que no te importa —Zayn masculló—. ¿Por qué mierda sigues aquí? Largate.

Liam subió las cejas, falsamente sorprendido—. ¿Por qué estas tan malditamente agresivo? Hace cinco minutos estabas tratandome nuevamente de "oso" y ahora me estas echando, ¿acaso eso tiene sentido para ti.

—No recuerdo haber dicho eso.

Alex levantó la mano desde atrás—. Yo si, soy testigo visual y auditivo.

Los labios de Zayn se apretaron en una línea recta cuando fulminó al tipo con la mirada—. Fue un desliz, no volverá suceder.

—¿Por qué no?

—¡Porque no, Liam, deja de insistir!

El castaño se inclinó sobre el sofá, acercandose a su rostro—. Aunque no lo aceptes, para ti, sigo siendo "oso", y eso me dice que el odio que dices sentir hacia mi, no es más que una cortina donde te ocultas.

Zayn gruñó, jalando con más fuerza a la perra, quien finalmente cedió y se bajó del sofá. Louis, quien había estado mirando el intercambio con interés, saltó del sofá y se adhirió al pecho de su amigo como un mono. Había conocido al moreno por un tiempo, sabía lo que lo molestaba y lo que lo hacia feliz, los limites y las libertades. Y podía ver con facilidad lo incomodo que la charla lo había puesto.

—¡Mi heroe! —gritó, llamando la atención de todo el mundo antes de plantarle un beso en toda la ley al moreno.

¿Ahora me ves? |Ziam|Where stories live. Discover now