Capítulo 22

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Capítulo 22

     El bus había salido con media hora de retraso, debido al mal tiempo, ese fin de semana en que Sabrina se había prometido ir a Holmes Chapel. No era el primero, ni sería el último, desde que habíamos empezado a salir. Sin embargo, se sentía completamente extraña mientras veía la lluvia caer en la ventana de su asiento. Se sentía una completa cobarde al no encontrar la forma de decirme sobre su enfermedad. Y no era porque tuviese miedo en que me diera la espalda y me alejara por completo de su vida. No le temía a eso. Sino a ver en mis propios ojos aquel miedo que ella misma se negaba mirar en sí misma. El que cada día era un día de vida. Sin saber, si al siguiente lo tendría.


    Respiró hondo. Sería lo que Dios quisiera. Y ella tenía que afrontar esa realidad, fuese positiva o no. Se colocó su iPod, al mismo instante en que se disponía a cerrar los ojos. Recordando aquel último día en que habíamos estado frente a frente.


    "Everything" de Lifehouse empezó a sonar, convirtiéndose es un himno en su corazón, sin ella esperarlo, al mismo tiempo, que en su cabeza empezaba una especie de feedback, entre el pasado y el presente, como si la vida se divirtiera al costa de sus propios sentimientos.


El tratamiento que has tomado por dos años ha resultado efectivo a su tiempo. Pero...

¿Pero qué doctor?

Sabrina, es momento de ser sincero contigo. He visto el análisis de tus exámenes. Ya el medicamento ha dejado de tener efecto en ti... Es necesario que te operemos lo más pronto posible o es probable que el cáncer se extienda y no podamos...

¿Ha dejado de tener efecto en mí? expresó conmocionada, mientras su rostro empalidecía. No... No puede ser verdad. ¿Cómo ha sido posible?... Todo había ido bien. ¿Por qué justamente ahora?

Sabrina, siempre te dije que podía existir esa posibilidad. Te dije que existía la posibilidad de correr con el riesgo que después dejara de actuar. Solo un 10% eran las posibilidades...

Todo este tiempo había pensado que había tenido la suerte de estar en ese 10%...

Sabrina... Debemos operarte.

¿No hay otra alternativa?

Es la única que nos queda...

¿Puedo esperar hasta la semana que viene? Pasado mañana iré a Holmes Chapel a visitar a mi novio y creo que es momento de que sea sincera con él.

Entonces, será la semana que viene...


     Sabrina abrió los ojos y su presente le recordaba que le había motivado a subirse en aquel bus, a pesar del mal tiempo, de aquel fin de semana.


    Lejos de allí me encontraba como un adolescente. Incluso, había momentos en que me burlaba de mí mismo. No podía evitarlo. Había empezado a extrañarla y necesitaba que ella estuviese a mi lado.


    ¿Dónde había quedado aquel Nathan Owen arisco y distante? ¿Qué había sido de él, cuando finalmente la vida me había golpeado, al conocer a Sabrina?


     No quedaba absolutamente nada de aquel Nathan. Y era obvia las razones, porque mis amigos, o los que solían serlos, habían acabado distanciándose de mí. Con excepción de Liam y Stephan. A duras penas habían terminando de comprender, que ciertamente, no quería volverme en un completo inútil.


     Quería sentirme que mi vida tenía sentido. No de la forma en que mi padre había pretendido tiempo atrás. No me importaba ese nombre. Simplemente quería conseguir méritos con mis propias manos.


     Subí a mi moto y me dirigí a la parada de bus. Sabía que cara pondría Sabrina al verme allí y en moto. Pero, seguía amando su cara al saber que no había otro medio que ese. Aunque estaba seguro que también Elena se encontraría allí, como una sombra latente y fastidiada.


    Cosa de la que no me equivoqué.


      La miré observarme a lo lejos cuando me estacioné en el estacionamiento.


— Owen...— expresó con su habitual tono, mirándome de una manera distante.

— Allen...

— ¿Viniste en moto?

— Como siempre...— crucé los brazos y sonreí con cierto sarcasmo.

— Deberías pensar un poco más en Sabrina... Ella no es como tú. Y...

— ¿Y?

— Olvidalo... Hablar contigo es inútil.


Ambos vimos el bus entrar a la parada. Aquello había sido nuestra salvación en aquella conversación que ninguno quería llevar. Aunque Elena tenía razones, que en ese instante, yo desconocía.

Amor IncondicionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora