Capítulo 13

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«Hay tanta fealdad en ti, suciedad

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«Hay tanta fealdad en ti, suciedad. ¿Esa rabia con la que siempre contestas? Es una máscara que solo me muestra a un animal herido, gruñendo con furia para que no le vuelvan a causar dolor».

Aprieto los puños con fuerza mientras escucho las puertas del ascensor cerrarse. Las palabras llenas de suficiencia de Cade atormentan mi cabeza. ¿Qué demonios tiene contra mí? ¿Por qué simplemente no puede dejarme en paz?

Mi respiración se vuelve pesada y siento como si las paredes de metal se estuvieran comprimiendo a mi alrededor. La necesidad de salir corriendo palpita contra mi pecho. Solo cuando las puertas se abren y salgo apresuradamente, soy capaz de respirar. Sin embargo, la rabia en mi interior va en aumento.

«Puedes engañar a cualquiera menos a mí».

Cierro de un portazo al entrar a mi apartamento, sin cuidado me quito las botas y las tiro junto a los demás zapatos. Peleo contra el abrigo para sacármelo, pero es una pérdida de tiempo. Maldición.

—¿Qué está pasando? —escucho la voz preocupada de Leah.

Avanzo hasta la sala ignorando a mi amiga y lanzo el bolso contra el sofá de cuero para poder deshacerme de esta cosa. En cuanto el abrigo toca el suelo un jadeo resuena a mi espalda.

—¡Mamma mia! Ma cosa ti è successo? —¡Madre mía! Pero ¿qué te pasó?

—Saca el vino caro —es todo lo que digo.

Una vez duchada y con mi pijama de seda favorita, regreso a la sala donde Chiara y Leah me esperan con una botella de Château Lafite Rothschild y tres copas en una pequeña mesa. Ambas están sentadas una al lado de la otra murmurando con cara de preocupación. Me aclaro la garganta cuando me acerco y enseguida Chiara se levanta para tomar la botella y empezar a servir, al tiempo que Leah acomoda una tabla de quesos y embutidos. Recibo la copa y me tomo todo el contenido de un solo trago.

Puedo sentir las miradas de Chiara y Leah taladrándome.

—Bueno, eso fue algo interesante de ver —Chiara se sienta a mi lado izquierdo y acerca la botella para servirme más.

Siento como Leah se remueve con precaución.

—¿Está todo bien?

—Sí, ¿qué demonios fue todo eso? —Chiara señala el abrigo manchado en el perchero de la entrada.

Suelto un suspiro cansado y comienzo a contarles todo lo que pasó hoy, desde los comentarios que rondan en los pasillos hasta toda la broma que me hicieron en clases, lo de Cade me lo guardo para mí. Las dos escuchan con total atención y a medida que las palabras van saliendo, sus rostros se van trasformando en: indignación, la de Leah y rabia pura la de Chiara.

—Pero ¿qué se creen?

Alcuni idioti e stronzi è quello che sono —Chiara se levanta furiosa y camina de un lado a otro murmurando más palabras en italiano.

Dolce BelladonaWhere stories live. Discover now