Me and The Devil [Joel/Pedro Pascal Fanfic] TERMINADO

9. Creep

—¿Alex? —Joel subió las escaleras de la vieja casa de dos pisos en la que Alex había entrado instantes atrás. Llevaban caminando casi una semana y según sus cuentas, quedaban unos pocos kilómetros para llegar a la base de FEDRA más cercana.

Ella había insistido en explorar el lugar y en querer orinar en un baño "normal". Joel escuchó la cadena de un retrete al final del pasillo y suspiró.

—¿Joel? —Alex abrió la puerta, se había quitado la mochila y la chaqueta. Le sonrió mientras se metía las puntas de la camisa a cuadros dentro del pantalon.

—¿El agua funciona? —Alex le sujetó los hombros y lo sacudió.

—¡Sí!

Joel la empujó y entró al baño cerrando la puerta tras él.

—Voy a darme una ducha. Déjame en paz. —anunció. Alex rodó los ojos aceptando simplemente que le había ganado el lugar y entró a una de las habitaciones para buscar ropa.

Para su suerte, las cosas no habían cambiado mucho en ese lugar desde que la gente se había ido. Exceptuando el polvo, había ropa en buen estado todavía y todo parecía relativamente en orden. Como si las personas hubieran tenido que dejar el lugar hace poco tiempo.

Tras sacudir algunas prendas y batallar con arañas, eligió ropa para Joel. Una camiseta blanca, una sudadera negra con capucha y una nueva chaqueta. Aunque estaba segura de que él no dejaría su chaqueta verde de siempre.

También encontró unos jeans similares a los que él tenía e incluso y par de calcetines que definitivamente le ordenaría que usara.

Cuando la ducha se detuvo, se acercó a la puerta.

—¿Joel?

—Pasa. —abrió la puerta y le extendió la ropa nueva, reparando en que Joel tenía sólo la toalla alrededor de su cintura.

—Encontré estas. —le dijo. Joel tenía el cabello mojado que caía sobre su frente y algunas gotas se deslizaban desde sus hombros a su pecho. Alex notó una cicatriz en el costado del estómago y se quedó mirando.

—Joel... —comenzó a decir, pero él la empujó hacia atrás y cerró la puerta.

—No seas entrometida. —se quejó desde el otro lado. Joel se vistió y suspiró acostumbrándose a la ropa nueva. Sus pies se sentían cómodos en sus nuevos calcetines y se ató los cordones de sus botas antes de salir.

Habían sido días duros, de poca comida, frío e incertidumbre. Buscó a Alex en el pasillo y vio su sombra proyectarse afuera de una de las habitaciones.

Cuando entró, Alex estaba probándose un vestido. Joel reparó en sus largas piernas pálidas con algunos moratones y la observó mientras se veía al espejo.

—No pensarás continuar vestida así.

Alex se quedó de pie frente al espejo roto. El vestido amarillo floreado dejaba al descubierto sus hombros y caía desde su cintura. Mike le hubiera dicho lo hermosa que se veía, aunque no fuera cierto.

—La última vez que usé uno de estos tenía 14 años. —dijo. —En ese entonces me gustaban, ahora no encajan conmigo.

—Probablemente porque actúas como una salvaje.

Joel no iba a decirle lo guapa que se veía así. Por muy cierto que fuera.

Alex se sentó en el borde de la cama. Joel la imitó, finalmente descansando sus piernas y su trasero. Se quedó en silencio, deseando que todo acabara pronto.

—Alex... —preguntó cuando ella se incorporó para ir al baño. —¿Qué pasará si... si las Luciérnagas ya no están?

Ella se quedó de pie frente a él, mirándolo desde arriba.