Princesa pantera 18

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Nos trajeron el vino tinto con unas copa de cristal que solo podían darnos a nosotros los dueños del lugar, tener envases de vidrio siempre resultaba en un caos con asientos llenos de sangre o algún "inocente" herido, digo inocente entre comillas por que lógicamente ninguno de los asistentes a estos sitios lo es.

— Ya saben lo que tienen que hacer— digo sin mirar a los guarda espaldas, ellos asienten y salen del salón semi circular, técnicamente es un palco, el único en este sitio.

Los ventanales solo permiten ver de adentro hacia afuera y no al revés, también están blindados, cuenta con una sala de armas, una salida de emergencia privada que se sella herméticamente desde adentro da salida al estacionamiento privado.

— ¿Crees que intentará pelear contra nosotros aun después de su pelea?— miro a mi novio.

— Realmente espero que lo haga, aun que estará cansada y nosotros tenemos la ventaja de que ella esta desarmada— sonrío y miro las peleas, la mayoría son mediocres que no saben mas que unas cuantas técnicas supongo aprendidas en televisión y están mal aplicadas, tendré que hablar sobre la calidad de los peleadores con el administrador.

Pelea tras pelea el vino en mi copa se va vaciando, me aburro tanto que mejor me entretengo con los labios de mi novio, sentada en sus piernas, cuando por los altavoces al fin anuncian la pelea estelar, me separo de los labios de Enzo pero no me levanto de sus piernas.

La nena sale, desde aquí puedo apreciar los músculos que ganado con todo esto, aun no entiendo como en su familia aun no se dan cuenta de que ha ganado esos músculos, supongo que lo averiguaré después, un hombre del doble de su estatura sale, la multitud enloquece, lo llaman bestia ha defendido en título de campeón mas de 15 veces y ella apenas podría representar una hormiga en su camino pero ya veremos.

— Tu fácilmente podrías con esa masa de músculos mi amor— sonrío.

— Lo sé, veamos si ella también puede— ambos miramos la pelea en silencio, resulta que si le da una muy buena pelea pero finalmente el logra derribarla con un gancho directo en su quijada, las peleas no son a muerte, esas peleas son en otro lado.

— Tráigala ya— hablo cuando veo que la sacan de la arena apenas consiente, mientras espero a que mi orden se cumpla platico un rato con Enzo hasta que tocan la puerta, Enzo responde cuando yo ya me he levantado de sus piernas y me siento sobre la silla esperando, los guardaespaldas entran y lanzan a la nena, las luces se apagan quedando solo la luz del centro.

— Alessa Kozlov— ella levanta la mirada, por como esta de mojada asumo que antes de traerla la sumergieron en la tina de agua fría para despertarla.

— Así que tu eres él jefe de este mugrero, eres atractivo— se levanta con dificultad, los guardaespaldas la retienen para que no avance hacia mi novio.

— En realidad soy el novio de la hija de la dueña— me levanto haciendo sonar mis tacones, con forme me voy acercando puedo ver la cara de sorpresa de Alessa.

— Alessa ¿por que tan sorprendida?— intenta retroceder pero levantó la pistola —Te mueves y te mueres— sonrío con ternura fingida.

— T...tu, no es posible, no es posible que este lugar sea de tu madre— me rio.

— Querida te puedo asegurar que es muy posible, tan posible como tu la nena inocente de papá viene a peleas clandestinas y sabe ocultar los moretones con maquillaje— se tensa — Seria una lastima que tu papi y tu hermano vieran estos videos— tomo mi tablet donde muestran cuatro recuadros donde se reproducen diferentes videos de sus peleas.

— Tu odias a mi padre y a mi hermano no les mostrarías nada ni aun que te torturaran, contra mi no tienes nada— alzo la ceja.

— Eres hija y hermana de los mayores machitos del país, con eso es suficiente para que tenga algo contra ti, llévensela ya saben a donde— le ponen una bolsa de tela negra en la cabeza y la noquean.

— ¿Que hacemos con su celular?— los miro como si hubiesen hecho la pregunta más estupida del mundo.

— No dejan entrar a nadie con celular pero por si acaso manden a alguien a revisar entre sus cosas y que destruyan el teléfono si es que lo trajo— ellos salen por la salida de emergencia mientras que yo y Enzo salimos.

— ¿Hablaras con el administrador para que mejore la calidad de los peleadores?— suspiro.

— Eso lo veré después ahora tenemos que ir a atender a nuestra invitada y hacerle una llamada a su papi— asintió, nos subimos a la camioneta me pasaron un teléfono que no se puede rastrear y tampoco aparecerá el número en el identificador de ellos, me pongo mi casco para usar el distorsionador de voz que tiene.

— Es el único número que está registrado princesa— asentí y marque, sonó 4 veces hasta que por fin contestan.

— Diga— es la voz del padre.

— Tenemos a tu nena— es lo único que digo, por un momento hay silencio en la línea, hasta que se escucha como se rompe un cristal y pasos apresurados, supongo que revisará la habitación de su hija.

— ¡¿Donde esta?! Mas les vale no hacerle nada a mi pequeña o la pagarán muy caro— me rio.

— Si no quieres que le pase nada seguirás mis instrucciones al pie de la letra y mas te vale no decirle nada a tu hijo de él me encargaré después— lo escuche decir mil y un groserías en ruso.

— ¿Quien eres?— sonreí.

— Una sicaria que busca venganza por lo que le hiciste a su familia, me costó mucho descubrir la rutina de tu hija pero al ver que salía sola de casa escondiéndose como si no quisiera que nadie se enterara que había salido de casa, la nena tiene agallas para desafiarte— me burle.

— Disfrutaré mucho torcerte el cuello con mis propias manos si mi hija sale herida de alguna forma— suspire, solo le dije donde nos veríamos para hacer un intercambio la libertad de ella por él pero que debía ir solo y que si me enteraba que estaba acompañado le entregaría a su hija cortada en pedazos en latas de atún.

La última reina pantera 🖤🖤🖤Where stories live. Discover now