Y a tan solo unos minutos de la victoria, Cinco se interpuso entre Dalia y yo. Ella cayó al suelo débil y Cinco soltó un quejido de dolor mientras mi poder extraía su energía.

- ¡Cinco! - grité y rápidamente desactivé mi poder. Corrí hasta él y antes de que cayera al suelo lo detuve -. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué?

Sus ojos me miraron un poco decaídos y débiles por la energía que había sido extraída de su cuerpo.

- Porque te amo - confesó -. Lo recuerdo todo, TN, te recuerdo - tomó mi mejilla con cariño -. Todo este tiempo lo hice.

Fruncí el ceño y mis ojos se humedecieron.

- Cinco.... Mi Cinco.

- Siempre tuyo, TN. Hasta que mi alma deje de recordarte - musitó.

- Tengo que hacerlo.

- No puedes, Diego ya me lo contó todo y me dijo las consecuencias, si lo haces tú... - habló rápidamente pero lo interrumpí.

- Moriré. Eso lo sé, Cinco.

- Entonces no lo hagas. Tiene que haber otra forma en la que no estés en peligro - insistió con desesperación -. No puedes dejarme, no otra vez. No estoy seguro que está vez pueda soportarlo.

- Siempre has sido alguien fuerte, por eso me enamoré de ti.

- Era fuerte porque te tenía a ti y solo así sentía que nadie podía herirme - y la primera lágrima cayó de sus ojos -. Así que si tú caes yo caigo contigo.

- No puedo arrastrarte a mi infierno - chillé -. Lo siento...

- ¡No, no, no!

- Te amo y quiero que estés a salvo, aún si eso implica no volverte a ver - confesé con voz cortada -. Te amo, Cinco.

- No lo hagas por favor.

- Lo siento. Allison, hazlo - hablé.

Mi hermana se posó atrás de Cinco y susurró en su oído:

- Oí el rumor.... De qué te alejabas de aquí.

Los ojos de Cinco se tronaron blancos y dí un paso hacia atrás, sin mirarme dió media vuelta y caminó fuera de la habitación. Miré a Allison y ella sonrió poco.

- Te quiero - me abrazó y rápidamente se alejó -. Ya todo está bien, los demás están en la bóveda que papá construyó para Vanya, solo falto yo.

- Mantén vigilado a Luther, el no es en realidad número uno - confesé rápidamente -. Dalia tiene encerrado a nuestro número uno en un lugar, si ella sobrevive quiero que la hagas hablar.

Se quedó callada sin saber que decir.

- Ya vete.

- Mucho cuidado.

Tras decir eso último dejó la estancia y corriendo fue a refugiarse en la bóveda.

Miré a Dalia quien aún estaba tumbada en el suelo y con sus ojos entrecerrados.

- Muy bien lo acepto, ganaste - logró articular -. Porque no eres buena y me dejas ir, prometo no acercarme a ustedes.

- Oh no. Pagarás cada día que les mentiste y cada gota de sangre que derramaste - mascullé -. Yo no tendré piedad de ti, ¿por qué la tendría? si tú jamás la tuviste conmigo.

- Lo lamento tanto, Ocho.

- Tus súplicas no servirán de nada.

Activé mi poder nuevamente y la energía que quedaba aún en su cuerpo salió al instante conectándose con mis manos. Sentí como mi cuerpo temblaba con cada segundo que pasaba y el como la energía se hacia cada vez más intensa.

Cuando terminó Dalia cayó inconsciente y yo me tambalee, traté de sostenerme a algo mientras caía pero no había nada cerca.

Mi cabeza dió vueltas y sabía lo que se aproximaba. Mi respiración se volvió agitada y mi pecho no dejaba de doler, tomé mi cabeza por la horrible molestia que solo crecía a cada segundo.

Y entonces sucedió.

- ¡¡AAAHHHHHH!! - grité tan fuerte que mi garganta me dolió.

La energía salió disparada de mi cuerpo y creó una gran onda de poder que recorrió toda la academia, y cuando la energía impactó contra el cuerpo de Dalia, ella salió disparada hasta que su espalda chocó contra la pared más cercana.

Sentí mi cuerpo débil y me dejé caer de rodillas contra el suelo. Mi respiración poco a poco se cortaba y mi cuerpo cada vez se volvía más ligero, podía sentirlo. Cuando ya no pude más caí completamente contra el piso y con pesar cerré los ojos.

Todo había terminado.

Todo volvía a la normalidad.

Y entonces él apareció en mis recuerdos.

Cinco.

Mi Cinco.

Recordé esa noche en qué me volví su novia y esa mirada que desbordaba cariño puesta en sus ojos.

Y fue entonces cuando descubrí que no podría mirar a nadie como lo miraba a él.

Porque Cinco siempre sería para mí esa estrella que entre muchas podías notar la diferencia, porque brillaba con más intensidad por si sola.

Y mientras cerraba mis ojos completamente, no pude evitar decir:

- Te amo...

¥

Nuevo capítulooo

¿Cómo les pareció?

Nos vemos en el siguiente

Los amo.

Con amor, Esme.

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