Capítulo 17

6 3 0
                                    

Tras algunos minutos, llegamos a donde se encontraba Len. Teto estaba cerca de él, y ambos se miraban con mucha rabia. En cuanto aterricé, dejé a Miku cuidadosamente en el suelo y fui corriendo hacia el rubio, gritando su nombre.

     —¡¡Len!!

     —¿¡Rin!?

Hundí mi cara en su pecho y lo abracé fuerte. Agarré su ropa. Estaba algo aliviada, pero seguía teniendo mucho miedo de olvidarlo. No recordaba muchas cosas, como por ejemplo, cómo fue nuestro primer beso, o cuándo era su cumpleaños. Lo miré, casi a punto de llorar. Él me observaba con preocupación. Acarició mi mejilla.

     —¿Qué hacéis aquí?

     —Tus padres estaban preocupados por ti, así que hemos venido a buscarte —responde la pelimarina, acercándose—. Deberías volver.

     —No hasta que Teto devuelva a Rin a la normalidad —implora él, dirigiendo su mirada a la pelirroja.

Me separé del cuerpo del rubio y di unos pasos hasta quedar cara a cara con Teto.

     —Devuélveme a la normalidad.

     —¿Otra vez? —bufa ella, girando sus ojos—. No haber intentado entrar en mi mente. Asume las consecuencias de tus actos.

     —¡¡Eso es lo que te llevamos diciendo todo este tiempo!!

     —Por favor, devuelve a Rin a la normalidad. Te dejaré morderme si lo haces.

     —¡¡Miku, no!! —grité de inmediato ante la propuesta de la peliazul.

     —Pero estás perdiendo todos tus preciados recuerdos... Y no solo eso, los desmayos, y todo lo demás... No quiero que sigas sufriendo, eres mi amiga. Bueno, aunque ahora yo no lo sea para ti... —termina diciendo, algo tristona, mientras se aparta torpemente su flequillo.

     —Lo eres, aunque no te recuerde —Ella me sonríe de oreja a oreja y luego dirijo la mirada a la pelirroja—. Teto, no lo diré más. Devuélveme a la normalidad, y por favor, deja de intentar convertir a todo el mundo en vampiro.

     —Deja de mandarme. No eres mi madre.

     —¿Y crees que ella querría esto?

Sus ojos se abren de par en par, parecía haber recordado algo importante. Su mirada se oculta con su frondoso flequillo y baja el mentón. Pronto, comienza a temblar y unas lágrimas resbalan por su rostro. No me esperaba verla así. ¿Qué habré dicho?

     —No... No lo querría... ¡¡¡Claro que no!!! —grita, derramando lágrimas—. Ellos siempre me decían que debía ser amable con otros vampiros y que no debía hacerle daño a nadie... Pero... ¿de qué les sirvió? ¿Por qué debería seguir su mismo camino? ¿Para acabar como ellos? Yo no tenía hermanos, ni amigos, solo los tenía a ellos, y siempre estaban protegiéndome, pero ahora no tengo otra opción que hacerlo yo misma. Vosotros no tenéis que vivir en el bosque, asustados. Os tenéis los unos a los otros.

     —Teto... —pronuncié, sin saber muy bien qué responderle. Me daba pena por una parte, pero eso no era excusa para hacer todo lo malo que hizo—. Podemos ayudarte, pero tienes que dejar de hacerle daño a la gente y ayudarme a ser como antes. ¿Crees que puedes hacerlo?

Su rostro estaba algo desaliñado de llorar. Me mira con el ceño fruncido, con una mezcla de entre tristeza y furia. Pasea su vista por nosotros tres, mientras su cuerpo aún tiembla un poco. Agarra su ropa con fuerza, creía que iba a acceder por fin, pero en lugar de eso grita:

     —¡¡Ya me he cansado de vosotros!! ¡Voy a terminar con todo esto!

Me preparé para lo peor, pensé que iba a intentar atacarnos, pero me sorprendo al ver que sale corriendo hacia el lago que estaba cerca de nosotros mientras aún seguía llorando ruidosamente, sin mirar atrás. Se adentra al agua y su figura desaparece por completo de nuestra vista.

No me digas que...

No lo pensé mucho, la seguí. Me adentré a la gran masa de agua y buceé. La pude ver, ya nadaba muy en la profundidad. Era bastante rápida, a comparación de mí, que apenas sabía nadar lo mínimo para no ahogarme. Bucear no se me daba bien.

Poco a poco, la figura de la pelirroja se fue haciendo más y más confusa, y ya no la distinguía. El fondo del lago era oscuro y el agua estaba fría. No podía seguir. Me faltaba el aire. Tampoco tenía fuerzas para volver a la superficie. Todo se volvió negro.

[ . . . ]

El cuerpo de Rin descansa en el suelo húmedo y rocoso. Llevaba varios minutos haciéndole el boca a boca. Miku estaba a mi lado, observando muy preocupada, mientras llamaba a la rubia, sin contestación por su parte.

Me separo una vez más y miro su rostro dormido. De pronto, sus ojos tiemblan. Acaba mostrando su mirada. Fija la vista en mí, en la peli-cian, y luego mira a su alrededor. Se endereza un poco y tose agua.

Estaba tan aliviado de saber que estaba bien... Tenía muchísimo miedo de que no pudiera volver a abrir los ojos. Miku y yo estábamos a punto de llorar, mientras ella aún parecía no entender la situación del todo.

     —¿Len...?

Cuando pronunció mi nombre sentí una descarga por todo mi cuerpo. Aún me recordaba...

     —¿Qué hago aquí?... ¡Ah! ¡Teto!

La rubia va a levantarse, pero la atrapo por la cintura y no dejo que lo haga.

     —¡¡No vayas!! —grité. No pude retener más las lágrimas.

     —Pero...

     —¡¡Casi mueres por su culpa!! ¡¡No vayas!!

El sonido brusco del agua nos interrumpe. Pronto, unos pasos se hacen presentes, cada vez más claros y cercanos a nosotros. Era Teto, quien estaba completamente empapada, luchando por respirar, y con uno de sus puños apretados; parecía traer algo en él.

Sin dejar de abrazar a mi compañera, me posiciono delante de ella para protegerla, mientras le lanzo una mirada desafiante a la vampira pelirroja. Ella abre su mano.

     —Para curar a Rin.

     —¿¡Eh!? —pregunto ruidosamente, muy molesto.

     —Es una planta curativa para los vampiros. Solo crece en el fondo del lago.

     —¿Y se supone que tengo que creerme eso?

     —¡Oye, que es verdad! Mis padres la usaban conmigo —Hace una pausa de varios segundos, desviando la mirada—. Lo siento... ¿vale?

     —¿Que lo sientes? —cuestioné en un gruñido.

     —Sí... ¡Ya lo he dicho! ¿qué más queréis? —me responde, con aires de superioridad y bastante molesta, pero el que estaba molesto de verdad... era yo.

     —Has hecho mucho daño a mucha gente, ¿y crees que con un simple "lo siento" se arregla todo? —dije, mientras me ponía en pie—. ¿Acaso tienes una idea de las pesadillas que tengo cada noche por tu culpa? ¿De las veces que me falta el aire? ¿¡De las veces que tengo que llamar a mis padres para que me ayuden a hacer cosas que antes podía hacer solo!? ¡¡Y lo peor es que Rin casi muere por intentar salvarte!!

La fulmino con la mirada. Ella no parecía ceder. Mis dientes rechinaban y mis colmillos se hicieron enormes. Estaba tan furioso que dejé salir mi forma de vampiro supremo.

     —¡¡AAAAAAAAAAAARRRGHHH!!

Dejé escapar un potente grito que salió desde el fondo de mi cuerpo. Una fuerza salió de mi interior, en forma de vendaval. Rin y Miku son arrastradas unos metros hacia atrás. La planta que Teto tenía en su mano cae al suelo y lleva sus manos a su cabeza, quejándose de dolor.

Estaba harto de ella, de todo lo que me había hecho a mí, a Miku, a Rin, y a todas las demás personas que no conocíamos. Estaban siendo unas semanas horribles por su culpa, ¿y se supone que todo tenía que arreglarse con un "lo siento" que ni siquiera parecía sincero?

No podía parpadear, mis alas permanecían abiertas y mis músculos estaban tensos, casi parecía de piedra. Teto clava sus rodillas en el asfalto.

Estaba fuera de mí mismo. Utilicé mis poderes para entrar en su mente.

【Paraguas 3】☂ RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora