Capítulo 5

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     —Debiste haberlo hecho... Ahora estamos lejos de Len otra vez.

La adolescente de cabello cian se encontraba en una de las sillas libres de la sala de espera del hospital, con un parche en la herida de su cuello.

     —Mañana le pediré "eso" a Rana y volveré a ir.

     —Volveremos, querrás decir.

     —No. Tú te quedarás a salvo. Lo que has hecho es demasiado peligroso. ¡Podrías haberte provocado una infección!

     —¡Pero!... Len es mi amigo y estoy preocupada por él. Quiero salvarlo, aunque eso implique que me pase algo a mí.

Relajé un poco mis facciones tras ver el afligido rostro de mi compañera. Tras dras un cansado suspiro, mencioné:

     —Está bien. Pero tienes que dejar de hacer cosas tan peligrosas. Déjame a mí.

     —¡Oh! ¡Rana!

Giré mi cuerpo hacia donde Miku miraba y me encontré con la pelirrosa de dos trenzas con un informe en su mano.

     —Si se lo pides ahora podremos ir, ¿no? —dice la peliazul.

     —¿Ir a dónde? —pregunta Rana, acercándose a nosotras.

Ella pide un descanso de diez minutos y salimos fuera del recinto, donde la pusimos al tanto de toda la situación.

     —Había oído lo de los cazadores... pero no pensé que esto llegaría a pasar... —murmura ella, bastante preocupada.

     —¿Puedes darme la sangre ahora? La necesito.

     —Veré qué puedo hacer... Esperad aquí.

[ . . . ]

Mientras tanto, Len seguía intentando deshacerse de las cuerdas, y aunque se habían aflojado un poco, aún lo mantenían aprisionado. La puerta vuelve a abrirse, mostrando a Teto junto a sus dos guardaespaldas.

     —¿Y bien? ¿Has reflexionado?

     —¿Reflexionar sobre qué?

     —Sobre lo de que los humanos no tienen la culpa.

     —Oye... A mí los humanos también me han quitado a alguien importante, pero también conozco a muchos otros que son muy buenas personas.

     —Eso es porque no saben que eres un vampiro.

     —¡Sí que lo saben!

Los ojos de Teto se abren, pues no esperaba esa afirmación. Rápidamente su rostro vuelve a ser uno de desagrado.

     —Me da igual... ¡¡Me da igual!! Mira... esta es mi última oferta —dice, más calmada, poniéndose en cuclillas a la altura de Len, provocando en él una mueca de rechazo y nerviosismo—: Si te unes a mí ahora, te desataré y dejaré que seas tú el que convierta a tus amigas en vampiras. Verás, a mí me gusta hacerlo de manera muy brusca, que sufran un poco mientras muerdo...

Los músculos del rubio se tensaban ante la explicación de la pelirroja. Por mucho que él necesitara sangre para vivir, no le gustaba la idea de hacerle daño a nadie para llegar a eso. Sin embargo, Teto parecía disfrutarlo.

     —Si te niegas a ayudarme, las haré sufrir.

     —Está bien —se cuela la alzada voz del rubio—. Lo haré, pero desátame.

     —Desatadlo —manda la chica con un chasquido de sus dedos, poniéndose en pie.

Los dos hombres que permanecían al lado de ella desatan al adolescente, quien finalmente se pone en pie y retuerce sus muñecas doloridas. Este mira a Teto, quien tan tranquila estaba delante de él aún con sus brazos cruzados.

Len usa las pocas energías que le quedan para abalanzarse sobre la fémina y clavar sus uñas en sus brazos y sus colmillos en su cuello.

     —¡¡¡AAAAAAHHH!!!

Un grito desgarrador sale de la garganta de la chica, forcejeando en el suelo. Esta consigue librarse de Len, asestándole una patada que hace que impacte fuertemente contra la pared.

Sus dos ayudantes agarran al adolescente de ambos brazos y lo mantienen quieto. Mientras tanto, Kasane consigue incorporarse algo mareada, posando una mano sobre su cuello dolorido, con una expresión de rabia en su rostro.

     —¿¡Creías que tenías alguna posibilidad de acabar conmigo!? ¡¡He conseguido la sangre de más de 20 personas en dos días, y pienso seguir!! ¡¡Soy mucho más fuerte que tú!!

Len vuelve a ser atado de manos por orden de la pelirroja y lo empujan al pequeño cubículo otra vez.

     —Ahora sí que vas a sufrir —le amenaza antes de cerrar la puerta.

Teto se aleja de allí algunos metros, siempre acompañada de sus ayudantes, a quien les pide un favor.

     —Dadme su teléfono.

Uno de ellos lo saca del bolsillo de su chaqueta. Se lo habían robado al dormirlo. La vampira busca en los contactos.

     —A ver... Aquí. Rin... y un corazón. Ay, cómo la quiere... —se jacta.

     —Oye... ¿No crees que te estás pasando con el chico? Él no te ha hecho nada —habla el que le dio el móvil.

     —¿¡No acabas de ver lo que ha intentado hacerme!?

     —Bueno, si lo secuestras, es normal...

     —¿Cómo te atreves a hablarme así después de que te di tus poderes vampíricos? —pregunta Teto tras lanzarle una mirada llena de odio, haciendo que el hombre trague saliva, nervioso—. No te conviene ponerte en mi contra.

[ . . . ]

Aún nos encontrábamos a las afueras del hospital esperando a Rana, cuando de pronto, llega una llamada a mi móvil.

     —¡ES LEN!

Miku pone la oreja junto al teléfono tras oírme decir aquello.

     —¡¡Len!! ¿¡Dónde estás!? ¿Estás-

     —Tengo a Len —me interrumpe una voz que no era familiar para mí—. Si quieres volver a verlo, ven a la fábrica abandonada del norte de la ciudad, y tráete a tu amiga Miku.

Antes de que pueda siquiera reaccionar, la persona misteriosa cuelga. La impotencia se apoderó de mí. ¿¡Qué se supone que debía hacer!? ¿¡Quién era esa persona!? Mis manos temblaban como nunca antes lo habían hecho. La realidad parecía distorsionarse.

     —Esa voz... me suena —murmura la peliazul.

     —¿¡La conoces!?

     —N-no lo sé... Es como si la hubiera escuchado hace muy poco, pero no consigo recordar.

     —¡Chicas! —se cuela la voz de Rana—. Siento la espera.

La pelirrosa me entrega un tarro de sangre que con mucha destreza había conseguido obtener. Bebo de inmediato.

     —¿Vais a ir a por Len?

     —E-en realidad... acabamos de recibir una llamada de su secuestrador.

     —¿¡Qué!?

     —Si para mañana no tienes noticias de nosotras, busca ayuda.

     —¡Espera, Rin! ¿No deberíais llamar a la policía? ¡Ellos pueden ocuparse de esto!

     —¿Y si los secuestradores le hacen algo a Len al enterarse de que los hemos llamado? Ahora que tengo energías, creo que puedo hacer más que ellos.

     —¡Pero...!

La de dos trenzas intentaba detenernos, pero finalmente retomamos nuestro camino.

【Paraguas 3】☂ RiLenWhere stories live. Discover now