Capítulo 8

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La mañana llegó y ninguno en aquella casa habíamos dormido realmente bien. Miku y yo regresamos a nuestros hogares para que nuestros padres no se preocuparan. Para ellos, simplemente nos habíamos quedado en casa de Len a dormir; ya lo habíamos hecho antes.

Horas más tarde nos dirigimos a la casa de la madre de la pelirrosa, quien fue informada de todo. Todos estábamos allí: Len, sus padres, Miku, Rana, su madre y yo.

     —Lo sabía... —susurró—. Noté de inmediato que vosotros dos erais especiales.

     —¿A qué se refiere? —cuestioné yo.

     —No todos los vampiros pueden llegar a obtener la forma definitiva.

     —¿Se refiere a las alas? —pregunta ahora Len.

     —No son solo las alas. Un vampiro supremo es incluso más fuerte que un vampiro normal. Vuestros sentidos se agudizan, vuestra fuerza, velocidad y capacidad de regeneración aumenta y os resulta más fácil usar vuestros poderes mentales. Y estoy convencida de que tenéis muchos más, pero no puedo confirmaros nada; yo nunca llegué a conseguirlo.

     —Pero... ¿usted mordió a un vampiro? —pregunté.

     —Sí, a varios. —Hace una pausa—. Desgraciadamente, no es la primera vez que pasa algo como lo de Kasane. Recuerdo haber vivido algo así muchas veces a lo largo de los siglos. Siempre hay algún vampiro que quiere vengarse de la raza humana.

     —¿Qué pasó con ellos?

La vampira mayor suspira.

     —Todos murieron a manos de los humanos. Lo único que se me ocurre que podemos hacer para que nadie salga herido esta vez es borrarle la memoria a Kasane, pero sigue siendo arriesgado. Podría recuperarla, o directamente no funcionar. Si ahora es una vampira suprema como decís... va a ser difícil.

      —Pero si hacemos eso será como si nada hubiera pasado, y SÍ ha pasado... No me parece justo que Len haya sufrido tanto y Teto no vaya a pagar por sus crímenes.

     —En este momento, puede ser que ella esté buscando a Len por toda la ciudad con sus sentidos desarrollados. Deberíamos pararla de alguna forma de inmediato. Podemos pensar luego sobre lo demás.

La última en hablar pasa su mirada por todos los allí presentes, buscando confirmación. Tras ponerse de acuerdo, ella misma se ofreció voluntaria para hacerlo. No hacía falta que Teto estuviera cerca, aunque sería más fácil si así fuera.

La vampira de cabello rosa cierra sus ojos y, con postura calmada, permanece en silencio durante unos momentos. El viento se llegaba a oír azotando el agua de los lagos que yacían en su gran jardín japonés. Tras varios segundos largos, dice algo cansada:

     —Imposible.

     —¿Qué ocurre? —pregunta su hija, que se encontraba al lado suya.

     —Creo que ha bloqueado mi señal. Se ha dado cuenta de lo que intentaba hacer. Es más poderosa que yo. He sentido como si una flecha atravesara mi cabeza...

     —Yo lo intentaré.

Cerré mis ojos y me concentré con todas mis fuerzas, cuando de pronto, siento ese dolor del que la madre de Rana hablaba, pero más que una flecha, sentía como si me estuvieran cortando el cráneo en dos. Un dolor tan punzante llegó a mi cabeza que tuve que agarrármela con ambas manos. Len tomó mis hombros mientras me preguntaba qué pasaba.

Era como si Teto fuera tan poderosa que podía sentir lo que intentábamos hacer. De algún modo, consiguió bloquear ambas señales, la mía y la de la madre de Rana. Acabé desmayándome en los brazos del rubio.

Aquello fue un fracaso. Desperté a los pocos minutos, aparentemente sin secuelas, hasta que varios días después empecé a darme cuenta de que en realidad, sí que tenía.

Aquello había sido algo así como una lucha mental entre Teto y yo, y ella había sido la que se llevó la victoria. Me dejó dolores de cabeza recurrentes, pérdidas de memoria y mareos. Esto me estaba ocasionando problemas en mi día a día. Por ejemplo, no me acordaba de muchos datos que aprendía en clase, a veces me sentía desorientada en sitios a los que había ido cientos de veces, olvidaba fechas importantes... Ya sabía que eso era la normalidad de muchas personas, pero no la mía... hasta entonces.

Por otra parte, Len había desarrollado un gran estrés postraumático debido al secuestro, lo cual se juntaba con el duelo de la muerte de Maika, de quien si bien ya había aceptado su despedida, seguía doliendo en el fondo.

Nuestros cerebros habían sufrido un gran cambio, y nos estaba pasando factura.

No hubo más noticias de Kasane Teto. No apareció más, pero no por eso alguien estaba tranquilo. No parábamos de pensar en qué sería de ella y a cuántas personas más les estaría haciendo daño.

Me encontraba en el salón de mi casa, pensando en cómo podía localizar y hacer cambiar de opinión a Teto. Los pensamientos corrían y corrían, pero no parecían llegar a ninguna parte. Era como si estuvieran en una rueda de hámster. Apoyé mi cabeza en el respaldo del sofá, cuando la voz de mi hermana Luka me hizo volver a la realidad.

     —¡Rin!

     —¿Eh? ¿Qué?

     —¿Ahora tampoco escuchas bien? Te decía que te has dejado un vaso dentro del microondas —me explica, enseñándolo.

     —Ah, ese vaso... No sé cuánto tiempo llevará ahí. Lo siento.

     —¿Estás bien? Últimamente se te olvida todo.

     —Estoy bien, solo estoy algo cansada. Voy a descansar en mi habitación... —hice saber, levantándome del sofá y dirigiéndome hacia las escaleras dando pequeños tumbos.

     —¿Ahora? Pero estaba a punto de preparar la cena, no me llevará mucho tiempo.

     —Ve cenando tú, yo no creo que...

No pude terminar la frase. Justo cuando mi mano iba a tocar la barandilla, mi cuerpo es atraído por la gravedad hasta el suelo. Mi hermana gritó mi nombre y corrió hacia mí, pero no pudo alcanzarme antes de que mi cabeza chocara.

【Paraguas 3】☂ RiLenWhere stories live. Discover now