HOY: BAJO MI PIEL

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Jazmín no logro reclamarle al Ángel Rojo por aquel espectáculo que dió con aquella chica porque vino a sacarnos el dueño con la excusa de que él no quería mujeres adentro de los vestuarios, lo cual era tonto porque el angelito estaba con una, besá...

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Jazmín no logro reclamarle al Ángel Rojo por aquel espectáculo que dió con aquella chica porque vino a sacarnos el dueño con la excusa de que él no quería mujeres adentro de los vestuarios, lo cual era tonto porque el angelito estaba con una, besándose, justo adentro.

La rubia le insistía al hombre para que deje que nos quedemos, pero este seguía firme.

—A ver, ya se lo dije veinte veces, somos amigas del Ángel Rojo— Jazmín repitió, cansada.

—Ya te dije que no quiero minas en el vestuario— le repitió el tipo.

Me crucé de brazos ante su discurso hipócrita y sin sentido.

Jazmín bufó, enojada  —¿Ah, no? ¿No quiere minas en el vestuario? ¿Y esa... qué?

—Un gato, Jazmín, ¿podemos irnos?— pidió Mar.

—¡No, pará!— Jaz miró al tipo —¿Cuánto por cinco minutos con el Ángel Rojo?

—¿Cuánto tenés?— la rubia lo miró —¿Cuánta plata tenés?

Jazmín no le respondió, en su lugar, me miró y solo atiné a rodar los ojos. ¿Enserio teníamos que pagar para entrar a ver al Ángel Rojo?

Como no podía decirle que no a la rubia, saqué algo de lo que tenía y se lo di, pero el hombre no parecía estar satisfecho con aquella cantidad, así que saqué un poco más y Mar aportó con el resto para que así, finalmente, nos dejase pasar. Tonto.

—No puedo creer que pagamos para entrar acá— le dije a la rubia, en modo de queja.

—¡Encima con mi plata!— añadió Mar.

Me reí —Nuestra— corregí.

—¡Necesitaba entrar!— exclamó Jazmín, caminado directo hacia el Ángel Rojo —¡¿Quién sos?!— gritó, muy enojada —¡Da la cara! ¡¿Quién sos?!

—Che, se te chispoteó— Mar soltó una risita.

—Yo no lo puedo creer— continuó la rubia —¿Qué? ¿Me invitabas a esta estupidez para qué?— él no se inmutaba —¡¿Para que te vea con ese gato?! ¡¿Para eso?! Sos un tarado.

Mar negó —No disculpame vos sos la tarada que le hacés planteos acá al amigo— pausó —¡Al chapulín colorado!

No pude evitar reírme fuerte ante aquel chiste, ella llevó una mano a su estómago de tanto reír, pero él no se inmutó, solo la miró seriamente.

—No, perdón, perdoname, te juro— Mar se acercó, seria —La pelea muy buena hiciste una toma en un momento que volaste... te juro— le sonrió y asintió pausando —¡No contaba con tu astucia!

Solté una carcajada junto a ella, chocando los cinco porque estuvo bueno.

—¡Muy bueno!— le dije, entre risas.

Midnights ✨ || Casi ÁngelesWhere stories live. Discover now