Capítulo 20: Un dia

8.7K 476 220
                                    

-No puede ser... Esto no ha podido pasar...

-Calla, te lo advierto, cállate.

-No es posible... No ha pasado... Ha sido un error...

-¡Cállate, joder, zanahoria! ¡Me estás poniendo nervioso! -gritó finalmente Suigetsu terminando de ponerse los pantalones y dando saltitos a la pata coja para tratar de colocarse las sandalias ninja.

Karin miraba al techo tumbada encima del diván destartalado, todavía en estado de negación. Todavía en shock por la -cómo ella la denominaba- "aberración" que había sucedido allí aquella noche.

-Es enfermizo...

-Escúchame -dijo Suigetsu apuntándola nerviosamente con un dedo-. Esto no ha ocurrido. ¿De acuerdo? Jamás ha pasado y nunca volveremos a hablar de ello.

-Eso... nos olvidaremos de este retorcido asunto -asintió Karin ansiosamente-. No ha pasado y nadie lo sabrá.

-Genial, ahora quítate esa camiseta y sigamos con nuestras vidas -suspiró Suigetsu aliviado.

-¡¿Es que estás mal de la cabeza, imbécil?! ¡Termina de vestirte y sal de aquí! -bufó Karin anonadada y enrojeciendo por su descaro.

-Lo haría con mucho gusto -siseó el chico con furia-. Pero lo que llevas puesto es mi camiseta y la necesito para eso.

-Oh... -musitó la pelirroja sonrojándose todavía más al comprobar que, efectivamente, llevaba puesta la camiseta morada de Suigetsu.

-Oh -repitió el chico sarcásticamente cruzándose de brazos.

-Date la vuelta, pervertido -advirtió Karin.

-Cómo si tuvieras algo que no haya visto ya -bufó Suigetsu dándole la espalda de mala gana.

-No vuelvas a decir eso -dijo la pelirroja-. Me pone los pelos de punta.

Suigetsu se mordió la lengua a tiempo para no soltar lo que se le vino a la mente en ese momento sobre poner algo de punta. Lo último que necesitaba eran más gritos, tenía que salir de allí cuanto antes y olvidar toda aquella locura o sería él quien se volvería loco.

-Tal vez deberías quedártela hasta que encontraras el resto de tu ropa -le aconsejó Suigetsu-. Yo tengo otra.

-Ya está -dijo entonces Karin lanzándole la prenda que chocó contra su espalda.

En ese momento la puerta se abrió bañándolos con la luminosidad procedente del pasillo, recortada por la silueta de Juugo que les miraba desde la puerta.

-Karin... -comenzó el gigantón.

-¡No es lo que parece! -se apresuró a señalar Suigetsu agitando las manos. Aunque tampoco sabía exactamente que excusa iba a dar para que Karin se encontrara prácticamente desnuda en el diván y él allí plantado con la camiseta en la mano.

-Cierra la boca, imbécil -le susurró Karin.

-¿Y qué es lo que tiene que parecer? -preguntó Juugo algo perdido.

En ese momento, Suigetsu se dio cuenta de que Karin estaba completamente vestida y le miraba con cara de advertencia. Juugo ni siquiera se había dado cuenta debido a la penumbra de la habitación, de que él estaba descamisado. Se apresuró a vestirse antes de que su compañero se percatara de nada, notando que el olor de la pelirroja se había quedado en la ropa.

-Nada, grandullón. Tonterías mías -cambió de tema el muchacho-. Y... ¿Qué dices que querías?

-Sasuke quiere hablar con Karin -dijo Juugo.

El albedrio de los condenadosDove le storie prendono vita. Scoprilo ora