Capitulo 4: Lo que me pase a mi

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Se estaba ahogando, el aire ya no le llegaba a los pulmones y estaba empezando a ver luces brillantes.

Sasuke había pasado la mayor parte de la conversación entre Sakura y Kakashi encerrado en la habitación sin prestar atención a sus estupideces. Tenía cosas más importantes en qué pensar antes que en espiar la absurda cháchara entre esos dos. Pensó en aprovechar la distracción para salir por la ventana, y volver a destrozar aquel campamento cuando estuviera recuperado, pero desechó la idea. Si dejaba viva a Sakura y ella notaba que se había ido, daría la alarma, no era tan estúpida como para esperar con los brazos cruzados.

Cuando oyó a Kakashi elevar la voz, la curiosidad pudo con él. No era usual oír gritar a Kakashi, y menos aun, oírle gritar a Sakura.

Fue tan perfecto como si lo hubiera ensayado. Sakura había drogado a Kakashi, de modo que ya no había ningún peligro en dejarse ver, es más, quería que le viera. Quería que perdiera el conocimiento sabiendo que dejaba a la pelirrosa a su merced, imaginando las cosas que podría hacerle. Después, había aprovechado la conmoción de la chica para tomarla desprevenida y agarrarla por el cuello.

Iba a extinguir su vida con sus propias manos, a sentir el último latido de su corazón golpeteando furioso hasta pararse. Al menos no iba a hacerla sufrir demasiado, después de todo, ella le había sacado de la cárcel y su único pecado había sido confiar en él.

Sin embargo, todo aquel perfecto plan se acababa de ir a la mierda porque se ahogaba. No entendía por qué, sólo que sentía una fuerte presa en la garganta que impedía que pudiera respirar.

La angustia por la falta de oxígeno le obligó a soltar a Sakura, y en el preciso instante en el que dejó de apretar su fino cuello, el aire volvió a pasar a sus propios pulmones con una gran bocanada de toses acompasadas con las de la chica, que cayó de rodillas al suelo sujetándose la garganta.

-¿Qué cojones...

-Te dije que no me fiaba de ti -espetó Sakura con la voz rota e impregnada de desprecio, poniéndose en pie con ayuda de la pared-. ¿Crees que soy tan estúpida como para liberarte y no saber que lo primero que harás será tratar de matarme?

-¿Qué mierda me has hecho? -siseó Sasuke con ojos iracundos. Ahora sí que estaba furioso.

-Eres despreciable -escupió la chica con decepción-. No tienes respeto por nada... Aunque, tal vez lo tengas por tu propio pellejo ¿no?

Sakura levantó el brazo derecho dejando que Sasuke viera la palma de su mano en la que se dibujaba un círculo negro.

-¿Creías que ese jutsu había fracasado? -preguntó la pelirrosa con cinismo.

El muchacho miró su propia palma para encontrar un círculo exactamente igual al que mostraba la mano de la chica.

-Un sello... -musitó incrédulo.

-Todo daño físico que me hagas a mí, lo sufrirás tú también -explicó Sakura satisfecha-. De modo que si me atacas compartirás mis heridas y si me matas, te arrastraré conmigo al infierno.

No podía creer que una cría inútil cómo ella hubiera conseguido jugársela de esa manera. Sasuke apoyó una mano en la pared junto a su cabeza y se acercó lentamente, apretando las mandíbulas con furia, sin dejar de taladrarla con sus ojos negros.

-Puta -pronunció despacio con todo el veneno que pudo impregnar en su tono.

-Asesino -contestó ella arrugando la nariz con desprecio y dolor.

Se mantuvieron unos segundos inmóviles, tan cerca que podían sentir la respiración de otro en la cara, tanto que el desprecio que se profesaban en ese momento quemaba entre ellos. Algo se había roto, y no dejaba de ser curioso que después de todo lo que había pasado en esos años quedara algo que romper, pero así era. Con aquellas palabras -insultos- habían traspasado una línea que ni siquiera habían sabido que existiera hasta que dejó de hacerlo.

El albedrio de los condenadosOnde histórias criam vida. Descubra agora