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Desde el momento en que Baekhyun sostuvo a sus mellizos en sus brazos supo que debía  ser fuerte y protegerlos. Estaba dispuesto a hacer todo lo posible para verlos felices. Se centró en ellos y dejo de lado sus propios sueños.

En su juventud, solía soñar en comprar una modesta casa en un mejor lugar, quizá cerca al campo donde pudiera cultivar sus propios alimentos. Chanyeol lo alentaba prometiéndole que él se encargaría del trabajo duro mientras educaba a sus hijos y cocinaba la cena. Era un plan perfecto que parecía  demasiado bueno para ser verdad.

Su padre siempre le había advertido que Chanyeol estaba maldito y que su familia era un desastre, siempre estaban metidos en problemas que la gente prefería ignorar. Por más buen corazón que Chanyeol tuviera, parecía imposible que algo bueno surgiera de esa casa. Baekhyun era consciente de la situación, todo el barrio lo sabía, pero nadie se atrevía a hacer nada para ayudarlos; simplemente se  conformaban con sentir lastima por ellos.

Baekhyun no pensaba así. Él estaba decidido a cuidar de  Chanyeol y sanar sus heridas. Tenían un plan: abandonar ese lugar y construir una vida juntos como el alto merecía.
Por eso, cuando Chanyeol desapareció nadie se sorprendió. En su situación, ellos también lo habrían hecho. Pero Baekhyun no lo podía entenderlo. Tenían planes juntos, incluso unas horas  antes de su partida se lo había recordado.

Con el paso del tiempo, Baekhyun comprendió que todas las promesas que Chanyeol le había hecho y lo planes que habían hecho juntos nunca  se concretarían. Por lo tanto, guardó sus sentimientos en lo más profundo de su corazón y  fingió ser fuerte por los siguientes cinco años. Nunca espero volver a ver a Chanyeol, y mucho menos  cerca de uno de sus hijos.

Apenas había dedicado unos minutos a atar los cordones a ChanHyun cuando su hija desapareció. Era una extraña costumbre que su niña había adquirido con él tiempo: distraerse con algo y salir tras de ello. La primera vez que sucedió, Baekhyun casi sufre un infarto. La niña había alejado de su lado en medio del mercado y no podía encontrarla. Se estaba ahogando en sus lagrimas cuando la niña apareció muy tranquilamente, diciendo que se había estado conversando con la anciana que criaba a los pollitos.

Una niña de esa edad no podía alejarse tan rápidamente de su alcance, así que trato de no entrar en pánico y la buscó con calma. Caminó media calle hasta encontrarla hablando con la persona que nunva pensó volver a ver.

—Yoora—la llamó logrando captar su atención. La niña corrió a sus brazos, parloteando sobre aquel extraño que acababa de conocer.

Baekhyun no la estaba escuchando; simplemente se aseguró que su hija estuviera bien y luego dirigió su mirada hacia su antiguo enamorado.

Estaba temblando y no sabía como empezar. ¿Debía saludarlo como si nada hubiera pasado? El corazón de Baekhyun se encogió al ver la expresión del alto: se veía asustado, su piel pálida y su respiración irregular. Recordó al adolescente que se refugiaba en su casa cuando el esposo de su madre llegaba ebrio; tenía esa misma expresión de pánico.

Con duda, Baekhyun se acercó, soltando la mano de sus hijos por un momento, y cuando estuvo lo suficiente cerca del rostro del contrario acarició su mejilla. Necesitaba saber si era real o si su mente le estaba jugando una mala pasada. Chanyeol cerró los ojos y disfrutó del contacto, mientras el corazón de Baekhyun dio un vuelco  y volvió a sentir esa oleada de emociones que solo Chanyeol podía provocar en él. Se alejó ligeramente asustado por esa sensación y lo encaró,  tratando de no dejarse afectar por su presencia.

—Hola Baek-saludo el alto sin poder mirarlo a los ojos.

¿Hola Baek? ¿Eso era todo lo que pensaba decir luego de haber desaparecido sin dar ninguna  explicación?

Desde que te fuiste [Chanbaek]Where stories live. Discover now