◌ °﹒19 ˖ˑ ⚘ ࿓

230 31 3
                                    

Flashback...

El niño de casi nueve años suspiró con pesadez, terminando de plantar los girasoles algo enojado pero no era por el sol ya que estaba cubierto como monja con su ropa que era para la jardinería especialmente y su sombrerito de ranita. Estaba más bien molesto porque su fastidioso vecino no dejaba de hablar, hablar, hablar y hablar de lo mismo.

¿Ese niño no se cansaba de decir tantas idioteces o que mierda?

Dejó la pequeña pala de lado para quitar sus guantes de jardinería con cuidado, limpiando el sudor de su frente para mirar al niño que no paraba de hablar y hablar sin para, como si por eso le pagarán acaso.

- Y por eso hyung aprendió a-..

- Ni-ki, pásame los demás girasoles.- le interrumpió.

Sería todo mejor si tan solo le pagarán por soportar a las personas que no le caen bien. Estaba allí intentando nuevamente ser cortés con el niño solo porque su mamá le dijo que debía ser más educado con su vecino pero no podía por más que lo intentará.

Ja, esas son las cosas que le pasaban por introvertido. Apenas y tenía un amigo en clases y siempre estaba solito en los recreos o almuerzos.

Ojalá se vuelva el más atractivo en un futuro para tener más amigos.

Tampoco es como si fuera del todo un bicho raro, las niñas siempre intentaban llamar su atención hasta puntos en los que deseaba que la tierra se lo tragara.

No es que Ni-ki le hubiera hecho algo, más bien le tenía envidia en parte porque él si era más sociable y le caían mal las personas como él, quienes tenían esa fortuna de integrarse a un grupo o simplemente llevarse bien con todos sin mucho esfuerzo.

Sunghoon deseaba conocer en un futuro a alguien que quisiera ayudarlo con sus plantitas.

Aunque eso es lo que estaba haciendo el pequeño Ni-ki.

- ¡Mira hyung! Una lombriz.- exclamó con una sonrisa radiante y ojos brillantes al encontrarse con dicho insecto, el cual tenía entre sus manos y lo acercó hasta él.

- ¡¡Ah!!- se cayó sobre su trasero al espantarse con el animalito que se movía una y otra vez- Ni-ki, deja eso y no seas tan asqueroso.- le regañó con una mueca de desagrado.

El pequeño hizo un puchero, decidiendo dejar la lombriz cerca de él y Sunghoon por instinto se fue corriendo de allí porque le causaba cierto asquito el como eran las lombrices.

- ¡Mamá! ¡Ni-ki me está molestando!

Le importó muy poco que el niño casi llorará en cuanto le dijo tal cosa a su progenitora, quien le dijo a su hijo que dejara de ser tan exagerado pero Sunghoon se negaba a pasar un segundo más con el niño.

Días después, estaba con su mejor cara de enojo lanzando una pelota de béisbol al pequeño japonés que la buscaba para intentar atraparla con él.

Bueno, tenía que admitir que no le disgustaban los fastidios de Ni-ki porque sus últimos dos días sin él y sus visitas, fueron muy aburridos.

Ni-ki era como una pequeña lucecita que resplandecía en donde sea que estuviera.

- Sunghoon hyung, me tengo que ir más temprano a casa porque Sunoo hyung va a venir.

¿Sunoo? ¿Quién era Sunoo?

Su 4% que soportaba a Ni-ki se sintió herida porque el niño apenas llevaba menos de una hora jugando con él y ya se iría con su otro amigo.

¿Tan reemplazable era?

- Entonces deberías ir de una vez.- inquirió con una sonrisa forzada.

Ni-ki pareció pensar en sus palabras un momento, porque sin querer lo golpeó en su mejilla con la pelota debido a lo distraído que estaba.

Abrió sus ojos en demasía para llegar hasta él, acariciando con cuidado el área que fue golpeada para luego hacer que el niño lo viera a los ojos.

- Ni-ki, lo siento. Fue sin querer.

El pequeño japonés asintió con un chorrito de lágrimas y mocos en su rostro, decidiendo creer fielmente en las palabras de su hyung aún cuando en el fondo, sabía que Sunghoon lo debía odiar.

Fue por eso que decidió ser un niño fuerte y limpió sus lágrimas con su propia camiseta.

Por su parte, Sunghoon de verdad estaba apenado por lo que hizo, así que le ofreció un poco de helado al niño pero antes de que éste pudiera decir algo, unos suaves pasitos se acercaron hasta ellos de una manera frenética pero se detuvieron en cuanto lo vieron a él.

- H-hola, Nini.

El pequeño corazón de Sunghoon se paralizó de ternura al ver a un niño de mejillas abultadas y rosadas, piel pálida, contextura llenita y ojitos miel que endulzaron la amargura que llevaba consigo con solo nueve años.

- Y hola, vecino de Nini.- saludó en un tono bajito.

Ni-ki al parecer se había olvidado de que casi le vuela la cara con una pelota porque se colgó del cuello del otro niño hasta sacarle risas divertidas.

Se quedó aún sin expresión, saludando al otro niño recién llegado con una sonrisa de lado, la cual fue correspondida y no se sintió taaaan invisible por el momento.

- ¡Hyung! Él es Sunghoon hyung, mi vecino.- le presenta, empujándolo por detrás de su espalda hasta el de piel pálida, quien sintió su rostro calentarse de pena al estar con alguien más a parte de su amigo Jake, su hermana menor, Ni-ki o sus padres- Y Sunghoon hyung, él es Sunoo hyung.

- Waa~ ¡¿Eres Sunghoon?! Nini me ha dicho que eres alto y sabes patinar.- sonrió, mostrándole una sonrisa que sin duda alguna, se quedaría plasmada en la mente del más bajo por un largo tiempo- ¡Eso es genial!

- G-gracias.- susurró entre dientes, evadiendo su mirada.

Ni-ki frunció ligeramente su ceño, dejando ligeros toques en el hombro de Sunoo porque sentía que ya le estaba prestando mucha atención a su vecino y todavía no le había dado su besito de saludo.

- Hyung..- le llamó con un puchero.

Los dos mayores apenas intercambiaron una palabra más antes de que Ni-ki casi se llevará a rastras al pequeño Sunoo hasta su casa para comer pastel.

- Ni-ki, Sunghoon hyung es agradable.- le dijo una vez se sentaron para jugar en la consola- Pero no te preocupes, tonto.

- ¿Porque?- le miró con curiosidad.

Sunoo solo sonrió con calidez, dejando un pequeño besito en la mejilla del otro niño para poner el juego en pausa un momento o de lo contrario, Ni-ki seguramente haría trampa.

- Por que hyung solo te quiere a tí.

Esas palabras fueron las más inocentes sin duda alguna. ¿Quién diría que ambos le verían un significado más allá de la amistad en un futuro?

El pequeño Ni-ki sonrió y lo abrazó, dejado cortos besitos esparcidos por toda la carita ligeramente rosa suave del mayor, quien reía bajito.

- Yo también quiero mucho a hyung.

Y siempre lo hizo, solo que con el tiempo se volvió más dudoso con respecto a Sunoo y se volvió nuevamente -pero con más intensidad- el niño que solo quería lo mejor para los demás, olvidándose a veces de que él también merecía pensar en lo que sería mejor para él sin importar si eso le afectaba a alguien más.

𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫𝐬 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt