22-. La criatura olvidada del Castillo Oscuro

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Aquel portal abierto por las Brujas de Oz y Evie fue el más calmado que Jay pudo sentir de los otros dos portales que él recordaba, habían cruzado.

El tornado que los llevó al País de las Maravillas era una experiencia que en lo personal deseaba olvidar, más que nada porque los hizo aterrizar en el aterrador bosque de un gato sonriente psicópata y por poco provoca que una cabaña con más años que la Abuelita de Caperucita Roja los aplaste. El portal que los llevó a Oz tal vez no fue tan horrible, pero lo cruzaron en peligro de que una estatua gigante de una reina loca sin cabeza los aplastara, además que aterrizaron en la sala de un mago cuyos guardias por poco los encierran en calabozos y mandaron Monos Voladores a que los mataran.

No habían sido sus mejores experiencias.

El portal que abrieron para enviarlos al Bosque Encantado solo fue un salto. Reapareciendo repentinamente de la misma forma en aquella tierra, que, de encantada, no tenía nada.

Habían aparecido en la extensión de un paraje siniestro. El cielo estaba nublado, amenazando que una tormenta estaba a punto de caer, las partes boscosas más cercanas estaban muertas, pues los árboles eran de color negro, no tenían ni una sola hoja y sus ramas se retorcían acabando en punta... era casi como si algo las hubiera quemado. Se giraron, encontrándose a los pies de su siguiente destino.

El Castillo Oscuro.

La verdad es que de castillo no tenía nada. Jay en un principio imaginó que sería algo parecido a la Ciudad Esmeralda. Un conjunto imponente y majestuoso de torres de piedra altas con techos en forma de cono de un color llamativo. Grandes muros con una reja cerrada de acero increíblemente fuerte para impedirle el paso a los intrusos. Centenares de guardias vigilando y cuidando una propiedad tan majestuosa, digna de un rey... o por lo menos del Tenebroso.

Pero la verdad es que era todo lo contrario.

Se trataba de una gran mansión que tenía la apariencia de estar totalmente abandonada, hasta olvidada por el mundo. De muros altos cuyo color blanco era reducido por la maleza que, obviamente, nadie se había preocupado de cortar en años. Había muchas y grandes ventanas a lo largo de la construcción, pero los vidrios se veían sucios, unos cuantos estaban con las cortinas cerradas para evitar que se viera el interior. El techo era de tejas azules, pero algunas estaban sueltas o tiradas, rotas en el piso.

La parte delantera no mejoraba la situación.

Se trataba de un espacio para que hubiera un hermoso jardín. Había decoraciones y pequeños muros de mármol para separar el plantío de un camino de roca que conectaba todo. Pero todo estaba muerto, la tierra estaba sin una pizca de verde, hasta los chicos creyeron que sí llegaban a plantar algo ahí, esto no crecería, simplemente perecería.

―Esto no puede ser― dijo Evie―. No puede ser éste el Castillo Oscuro.

Jay la miró.

Al parecer la chica ni siquiera se había percatado que, al igual que sus amigos, su cabello había tomado un color poco común. Se había tornado azul marino con las raíces oscuras. La verdad es que se veía muy guapa de esa forma, como si ese tono, al igual que el de Mal y Carlos, fuera su color natural, parte de su esencia.

Poco a poco, estaban recuperando lo que eran. Pareciera que las cosas iban recuperando la normalidad mientras más tiempo pasaba.

―Esto parece más bien una mansión― siguió Carlos―. El nombre de "castillo" le queda muy grande.

―Debimos salir otra vez en el lado equivocado― dijo Mal―. Sigamos un sendero que nos lleve al bosque, no sería la primera vez que tenemos que caminar por un...

Once Upon A Descendants: El Secreto de la Isla #1 (COMPLETADA)Where stories live. Discover now