21-. El Consejo de las Brujas Guardianas de Oz

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La Ciudad Esmeralda era hermosa.

Evie no había podido admirarla con detenimiento debido a la persecución de los guardias y la huida de los Monos Voladores a través del campo de Amapolas Durmientes. Estaba más preocupada de preservar su libertad y salvar su vida a mirar más allá de los muros verdes brillantes.

Pero ahora, a la distancia, después de haberse alejado lo suficiente de la ciudad a través del Camino Amarillo, cruzar el espeso bosque y haber subido la colina más próxima, podría verla en todo su esplendor.

Se trataba de un sinfín de edificios grandes y pequeños, algunos tenían hileras doradas en la cima donde también ondeaban banderas de color verde con estantes de oro. Había incluso algunas cúpulas circulares bajo aquellas construcciones rectas. Todo era rodeado por un imponente muro del mismo color que el resto de la ciudad, la cual no perdía su brillo en la noche, pues los reflectores le daban un aire más imponente y reluciente al lugar.

Un sitio hermoso, pero con poca tolerancia a los forasteros.

Sin duda eso no era bueno para su comercio turístico.

Los chicos se encontraban descansando sobre aquella colina. Habían hecho un pequeño campamento a un lado del Camino Amarillo para evitar ser vistos por algún viajero. No deseaban tener más problemas.

Los chicos habían juntado un poco de leña, mientras que Mal la había encendido apuntándola con su dedo y tornando sus ojos verdes brillantes. Evie se sentía como una completa inútil. Se había ofrecido a ayudar a sus amigos para recoger la leña, todos se negaron. Le había pedido a Mal que la dejara prender la fogata con un par de piedras para que ella pudiera descansar, ella se negó con amabilidad y la encendió en un segundo.

Entendía que sus amigos la quisieran cuidar. Pero la verdad es que desde que llegaron a Historioburgo ella no había hecho nada más que ser la cara bonita del grupo.

O bueno, eso se decía para al menos creer que era algo en ese grupo.

Era gracias a sus amigos por lo que básicamente seguían vivos. Ella no había hecho nada más que casi ser capturada por un Mono Volador y despertar una flor que liberaba un polen para hacerlo dormir. Básicamente fue gracias a Mal por lo que todas las amapolas habían despertado y se habían salvado de esos monstruos tan espantosos.

―Con esto bastara― dijo Ben, apareciendo de entre los árboles, dejando un montón de maderos a un lado de la fogata y echando uno para que el juego siguiera encendido.

―Solo pasaremos la noche aquí. En cuanto salga el sol seguimos nuestro camino― dijo Mal, acercando sus manos al fuego para calentarse.

―¿A dónde iremos? ― preguntó Evie, interesada en saber el plan de su amiga.

―Por ahora, continuaremos siguiendo el Camino Amarillo. Tal vez nos lleve a alguien que nos pueda ayudar.

―O encontrarnos con otras que nos intenten matar― contestó Jay con una sonrisa burlona.

―No tenemos otra opción. No conocemos nada de este mundo que al parecer se llama Oz― Mal giró su cabeza para mirar a Ben. Evie había notado las miraditas melosas que se daban el uno al otro, pero esta vez la chica lo veía con curiosidad―. Ben, ¿tú sabes algo? Eres tú el que ha estado más tiempo en Historioburgo y parece que cada persona que vive ahí pertenece a los mundos que hemos visitado. Pues de qué otra forma la Oruga conocía el nombre de la ciudad.

Ben se quedó pensando, mirando el fuego que se había tornado amarillo poco después de que Mal lo encendiera.

―Mmm, creo que... la única que tiene conexión en este mundo es Zelena, la hermana de Regina. Ella es... o fue, la Bruja Cruel del Oeste.

Once Upon A Descendants: El Secreto de la Isla #1 (COMPLETADA)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum