- Debemos resistir un poco más, lo lograremos- dice Xiao Zhan con seguridad aunque en el fondo estaba dudando
- Ya han traspasado las barreras, no podemos resistir más, solo esperaremos lo peor. Lo siento su majestad, le he fallado.- una lágrima sal...
Ya había pasado 3 meses desde el regreso del príncipe heredero, ahora emperador de Liang.
Las tierra parecía por fin respirar y en paz.
El pequeño Peng, había sido designado cómo príncipe heredero, pero a la vez protegido.
Su identidad y la noticia nada más era interna, nadie más sabía que los mismos ministros, funcionarios, consejero, sirvientes y rey.
La llegada de jóvenes en el medio político (ministros y funcionarios) había sido una innovación, nuevas ideas y frescas.
Se crearon estructuras diferentes en todos los conceptos existentes para que la gente no se viera afectada.
Las mujeres que empezaron a aprender a luchar lo básico, no se interesaban más que proteger a su familia, muchas se dedicaron enteramente a las cosechas y ganadería, mientras que los hombres, sin falta alguna se enlistaron a la militar.
Gracias al apoyo de las mujeres, el alimento no faltaba en ninguna parte, aunque no eran lujos como antes, podían disfrutar de si quiera comer carne una vez al mes.
Mientras que, en Wei las política estaba atenta a lo que pasaba a su alrededor.
Se investigaban rutas directas a Liang para poder encontrar a sus invitados, esto gracias a que el monarca entrego un mapa de su país muy explicito con otro mensajero.
Está vez Zhou Cheng no lo hizo, puesto que estaba también ocupado.
Los ministros lo sabían, pero no querían cuestionar, confiaban en la voluntad del emperador, puesto que esté había mostrado desde siempre sus signos de racionalidad y de buenas tomas de decisiones.
Lo ayudaron.
Mientras que en RouRan era todo muy diferente, se preparaban para la guerra.
No era pequeño los grupos de soldados, pues les convenía a la mayoría ser parte para poder comer.
En palacio las fiestas eran de diarios, para los más cercanos de gustaban de lo mejor.
– Festejemos porque en el menor tiempo posible, seremos más poderosos y ricos – hablo Xui Qing el emperador.
La gente presente en el lugar gritaron alegorías de felicidad.
Bebían alcohol celebrando.
Muchas sirvientas en ese momento eran jaloneadas por los invitados, mientras algunas parejas como lo eran Yao Shu Hao y Feng Cong se comían hasta casi tener relaciones en el lugar, lo mismo conel segundo principe y consorte.
La exhibición, no era nada fuera de lo común.
Mientras que la Consorte del primer príncipe, y por su puesto el mencionado se trataban como desconocidos.
El hombre se encontraba con una sirvientas en piernas acariciándola y riendo junta a ella, mientras que Jin Lu Ying se mostraba sumisa, sin decir nada y viéndose como adorno.
Los días pasaban y la tranquilidad hacia ser más impaciente.
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