Malentendido

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El grito llama la atención de varios comensales que apartan la vista cuando reconocen al pecoso pero se mantienen atentos para ver qué pasaba.

El rostro de Izuku pasa del enojo a la confusión y luego a una mezcla de tristeza y negación con demasiada rapidez para que Katsuki pudiera entender lo que pasaba.

—¿Qué? Pero te salvé. Ellos te habían secuestrado —comienza a explicarse con una voz firme, pero poco a poco esa voz baja de tono—. Pensé que me ibas a agradecer.

Katsuki intentó encontrarle sentido a eso pero no lo tenía. Izuku nunca pensaba con claridad, solo se hacía ideas erróneas y lo lastimaba por esas mismas ideas, por eso es que se decide a que no iba a volver a pasar. Le iba a dejar en claro que quería estar con sus primos, con ellos que al menos tenían un poco de sentido común y que no lo golpeaban cuando no les gustaba su voz o cualquier cosa ridícula.

—No me salvaste de nada, ¡yo quería estar con ellos, solo fingí para que no me golpearas! —exclama en su rostro, por primera vez sin temblar y sin llorar—. Y aunque me hubieras salvado, no tengo que salir contigo ni fingir ser tu novio y quererte para agradecerte. Eso es... Es... ¡Es enfermo! ¿A quién le va a gustar la persona que lo golpea desde que tiene memoria y que siempre lo ha odiado? ¡Sólo otro demente podría querer salir contigo luego de todo lo que me has hecho!

—Pero yo pensé... —suelta a Katsuki y retrocede un poco aún sentado—. Debiste haber pasado por mucho encerrado con ellos, yo te ayudé y...

—Ellos son amables y atentos. ¡Bueno, claro que me han golpeado! Pero solo ha sido porque yo me lo busqué, no como tú que cada día vuelves mi vida miserable por gusto. —Lo ve a los ojos mientras se levanta de la mesa, su mirada ahora estaba llena de lágrimas pero no se movió con su postura—. Y... Y sé que ahora me vas a castigar. Y que eres el gran Izuku Midoriya, que siempre tienes todo lo que quieres porque tu familia es poderosa y toda esa basura.

Las lágrimas salen sin control mientras imagina todo lo que iba a pasar por gritarle al hijo de la persona más poderosa de Japón y rechazarlo, pero no podía más. Lo que fuera que Izuku decidiera hacerle sería solo por haberle dicho la verdad y eso le daba algo de calma. Que alguien por fin le hubiera dicho la verdad.

—Sé que ahora vas a querer secuestrarme o algo así. Por eso quiero que entiendas que te odio y que quiero ver a Shingaku antes de que hagas lo que sea que vayas a hacer —le da la espalda mientras se dirige a la salida—. Eres un monstruo, y yo nunca me podría enamorar de un monstruo como tú.

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Afuera había comenzado a llover pero eso no lo detuvo. Corrió y corrió hasta llegar a una parada de autobús donde logró refugiarse de la lluvia un minuto para llamar a los Midoriya.

—¿Pasa algo, Kachan? —le responde Hotaru, del otro lado se escucha una discusión entre Kimiko y Nori sobre la cena—. No es común que llames.

—Lo siento por molestar, de verdad lo lamento —jadea y busca con la mirada algún cartel que le dijera dónde estaba—, no era mi intención. Pero es que...

—Kamiko está molesta porque desapareciste todo el día, será mejor que nos des una buena explicación —le habla con dureza, claramente molesta por su desaparición—. Será mejor que regreses. No sé en qué pensabas pero ya fue suficiente...

—¡Yo tampoco sé qué pensaba! —llora por la desesperación— ¡Lo lamento, de verdad lo lamento, pero por favor vengan por mí! Tengo mucho frío y no hay luz y... y creo que hay alguien siguiéndome desde hace una cuadra o dos. Tengo miedo...

—¿Dónde estás? —se pone seria mientras toma una servilleta para escribir lo que le fuera a decir—. ¿Ves algún cartel o una señal?

—No lo sé. Todo está oscuro... Estoy cerca de un restaurante lujoso, creo que era de comida occidental, me fui a la derecha algunas cuadras. Estoy en una parada de autobús...

—Quédate ahí. No te muevas, iremos por ti. Manda tu ubicación ahora mismo y llegaremos en un minuto.

Lo hace, pero no corta la llamada.

—Listo. Pero la señal es muy débil, tal vez la llamada se corte... —de su lado se escucha una rama quebrarse y un chillido por parte del pelinegro—. Vengan rápido, tengo miedo...

Luego de esa llamada Hotaru no lo dudó más y llamó a los otros para avisarles y salir a buscar a Katsuki en los carros. Con la ubicación fue más fácil aunque se dieron cuenta de que toda esa área estaba completamente a oscuras, eso explicaba el miedo de Katsuki.

En cuanto vio la camioneta negra con vidrios blindados se acercó corriendo y entró empapado.

—¡Kachan, por Dios! —exclama Kimiko mientras le pasa un abrigo—. Ojalá no te hayas tropezado porque entonces serás horrible...

—¡Ya cállate! —exclama Kamiko llamando la atención de Shingaku que manejaba esa camioneta—. No me interesa su físico, debemos llevarlo al hospital a que lo revisen. ¡Ahora, Shingaku, no seas idiota!

Llegaron como estampida al hospital más costoso que encontraron. Shingaku cargaba con Katsuki en brazos aunque éste insistía en que estaba bien. Lo internan en una habitación aún después de que los exámenes apuntaran que estaba bien, sin ningún daño colateral además de un simple resfriado.

—Te traje un café, toma lento, está caliente. —Le señala Nori mientras le entrega un vaso con café y una galleta—. Dijiste que no comiste en todo el día. Sino fuera porque estás débil te traería algo más...

—Si necesitas algo más, solo llámame.

—¡Prometo que te cocinaré algo delicioso cuando regresemos, Kachan!

—Déjenlo en paz —interrumpe Kamiko que hasta entonces solo había mirado la lluvia a través de la ventana—, está débil.

El pelinegro siente un escalofrío en cuanto la escucha y deja la comida en la pequeña mesa de madera que habían puesto sobre su cama para poder juntar las manos frente a su pecho.

—De verdad estoy arrepentido por todos los problemas que te causé, Kamiko-san. Te juro que no volveré a salir sin tu permiso y no haré nada sin tu consentimiento —se disculpa con la cabeza agachada y una voz temblorosa—; aceptaré cualquier castigo que me quieras poner, si ya no quieres que vaya a la escuela no lo haré. Solo quiero que sepas que estoy muy agradecido contigo y que lamento molestarte siempre...

La contraria se aproxima a él y todos están seguros de que lo iba a golpear o por lo menos a gritarle, pero no.
Se pone de rodillas al lado de la cama de Kstsuki y toma una de sus manos para besar sus nudillos con delicadeza.

—Entiendo que escapaste porque era demasiado para ti. Y lamento haberte hecho pasar por todo eso, pero si me das otra oportunidad puedo remendar mis errores —levanta la vista para verlo a los ojos—. No estoy enojada contigo. Eres demasiado lindo para poder enojarme. Pero si prometes no volver a escapar, yo te prometo no ser tan estricta contigo. Serás libre de ir a donde quieras, mientras te quedes con nosotros...

La lluvia car afuera del hospital mientras eso ocurría adentro. Katsuki nunca imaginó que tenía a alguien de rodillas porque lo amaba, menos imaginó que tenía a una de las integrantes de la familia más poderosa de Japón por lo que no supo cómo reaccionar.

—Te pido...—Kamiko sacude la cabeza y se corrige—. No. No te pido nada. Te suplico que nos des tu perdón, Kachan.

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¿Y qué quieres que haga?Where stories live. Discover now