Perrito

41 2 0
                                    

-¡Es tan lindo! Se parece a un cachorrito, ¿saben?

-No lo abrumes, Kimi. -Menciona su prima mientras entrega un tenedor envuelto en una servilleta al pelinegro-Prueba.

En esa habitación llena de Midoriya's el pobre pelinegro intentaba entender por qué eran tan amables con él. Las heridas de su cuerpo eran tratadas personalmente por uno de los primos de Izuku mientras el resto lo alimentaba y esa chica extraña no dejaba de acariciar su cabello y su rostro.
¿Era eso una especie de broma?

-M-muchas gracias. -Tartamudea y acepta el pequeño traste color rosa pastel y el tenedor.

-Es pastel, está bueno.

-¡Lo preparé yo! -Levanta la mano la misma chica que había estado acariciando su cabeza y se le acerca sin importarle ni un poco el espacio personal-¿por qué no lo pruebas? ¡Te juro que está bueno!

-Tal vez no lo prueba porque lo cocinaste tú. -Katsuki voltea y encuentra a la otra prima de Izuku, la que se veía más cruel por alguna razón -. ¿Quién comería tu basura?

-¡Ah! -se queja- anda, ¡prueba solo un poco Kachan!

Ante la insistencia mete un poco del bizcocho de chocolate cubierto de merengue que le habían puesto enfrente dudando de si eso era alguna trampa y contenía veneno o si en algún momento se lo iban a estampar en la cara e iban a subir el video a redes sociales.
Para cada bocado hay miradas, lo observan con atención hasta que se termina el postre y uno de los chicos le retira el plato y el tenedor con amabilidad mientras le pregunta cómo había estado.

-Estaba muy bueno, te lo agradezco mucho Kimiko-san.

-¡No me llames así! Puedes decirme: Kimi-chan. ¡Suena más bonito!

-Te dije que dejes de hostigarlo. -La misma Prima Cruel habla y consigue su atención-. ¿Tienes más hambre?

-No, muchas, muchas gracias. Lo siento por molestar, tengo que...

Una mano lo detiene del hombro mientras que uno de los primos se pone frente a él con una sonrisa amable pero un tanto... aterradora.

-¿Te quieres quedar a comer?

-Es que no quiero molestar... -busca una salida pero el otro no se movía-, ¿ya dije "gracias"...?

-Oye, Kachan -lo dijo con un tono distinto, se acercó más a él y lo hizo quedar entre la Prima Cruel y el Primo Extraño que lo tenía acorralado-, creo que no nos estás entendiendo.

-Mejor dime si eres alérgico a algo. Sé cocinar casi de todo -Kimiko se acercó a él también, no de una forma agresiva pero sí como una especie de serpiente rodeando a su presa-. Dime, ¿qué te gustaría de postre?

Por alguna razón terminó en una mesa rodeada de Midoriyas en su edificio dentro de la escuela privado. Veinte habitaciones solo para ellos, cinco comedores y cinco de todo. Era increíble.

-¿No te gustaría venir a vivir aquí? Sería lindo.

-Es que tengo mi dormitorio y mis cosas en... -se vio interrumpido por un pequeño chirrido entre metales pero continuó -, en el otro edificio.

-Te podemos ayudar a traer tus cosas.

-Siempre hay mucha gente...

-Cuanta menos gente haya, menos problemas vas a tener.

Para cada excusa encuentra una "solución", finalmente la Prima Cruel detiene todo.

-Mira, Kachan. Tal vez no lo hayas visto porque eres muy tierno para darte cuenta, pero queremos que vengas a vivir aquí.

-Lo noté... -ya no había comida en su plato así que solo bajó la mirada a la mesa sin saber a qué querían llegar o por qué lo querían ahí.

-Entonces, ¿por qué no aceptas?

Kimiko puso más ensalada y una buena porción de carne en su plato sin preguntarle y logró que levantara un poco la cabeza.

-No quiero causar molestias...

-Kachan. Kachan. ¿Cómo hacemos para que alguien tan tierno como tú entienda? -con el tenedor apuñaló un tomate cherry de su plato y lo movió frente a su rostro empalado en el tenedor-. Te queremos aquí. Todo el día, todos los días.
>Digo, ¿qué es lo máximo que vas a conseguir si estudias? Tal vez llegues a tener un puesto mediocre en alguna empresa estúpida donde te van a sobre explotar; y tal vez tus jefes noten lo lindo que eres y te acosen para que te acuestes con alguien con más dinero que tú una y otra vez por algo de dinero extra.

Con cada una de sus palabras se sintió un poco más herido pero no pudo bajar la mirada porque Kimiko puso uno de sus delicados dedos debajo de su barbilla para detenerlo.

-O puedes venir a vivir aquí. No tienes ni que cocinar o limpiar, solo tienes que quedarte sentado o acostado y verte lindo, tierno e inocente. Cuando terminemos de estudiar puedes seguir haciendo eso. -Se inclinó un poco sobre la mesa al tiempo que lo decía, era obvio que notaba el sudor en la frente de Katsuki pero no por eso se detuvo en sus insinuaciones-. Solo tienes que verte lindo para nosotros y... bueno, creo que tu genética es buena así que tal vez sólo tengamos que contratar un entrenador personal tres veces por semana para ti. ¿Prefieres ser tratado como basura y ser pobre, o vivir en una linda casa donde no vas a tener que hacer nada?

Las lágrimas llenaron el rostro de Katsuki, sus mejillas se habían teñido de rojo pero ni así Kimiko retiró su mano. Todo se había quedado en silencio y nadie comía, sólo veían lo que la "líder" hacía y lo aceptaban sin más.

-Oh, Kachan. Te ves horrible cuando lloras. -Dice mientras seca las lágrimas con una servilleta de tela con delicadeza intentando no lastimar a Katsuki-. Te daremos un poco de tiempo para que lo pienses, ¿sí? Dos semanas. Vas a vivir aquí y vas a decidir que te gusta.

-Me parece buena idea. Todas tus ideas son buenas, Kamiko.

Así que su nombre era Kamiko... seguramente nunca lo olvidaría.

¿Y qué quieres que haga?Where stories live. Discover now