Negocio de familia.

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-Buenas noches, familia.
-Buenas noches, señora.

30 integrantes del clan Midoriya se encontraban reunidos esa noche en la gran mansión que pertenecía a la familia junto con un promedio de 50 empleados encargados de atenderlos.
Como era de esperar, la cabeza de familia era Inko Midoriya, una mujer que tenía tanto porte como elegancia a pesar de su edad y que se encargaba de mantener a esa familia de lobos, tan unidos como siempre, zorros astutos y aves de rapiña que se aprovechaban de presas débiles en armonía.

-Como seguro se han dado cuenta, nuestra familia ha sido bendecida con un aumento en los encargos. Tanto en secuestros, desapariciones como en distribución de droga. Ahora, no me gusta pensar que gracias a esto descuidaremos nuestras prioridades.
-¿Y qué planeas hacer? Digo, no vayas a decir que puedes controlar todo lo que pasa en Japón.
-Planeo que los descendientes de nuestra familia ingresen a la academia UA. Mi hijo, que actualmente estudia allí, ha llevado negocios pequeños y lo conveniente es que pensemos en el futuro de la familia.
-No me digas que planeas dejar a tu mocoso a cargo.

Comienzan a murmurar, ¿mandar a sus hijos a la UA?, que entraran no iba a ser problema, pero que estuvieran en ese ambiente...
Inko era la única que no amaba a su hijo lo suficiente para pensarse dos veces el meterlo a esa academia, pero el resto se preocupaban un poco por la salud de sus hijos así que tuvieron que pensarlo un poco más.

-Y... ¿estás segura de que es seguro...?
-Mi hija nunca ha tomado un arma antes y ahí-
-¡¿Esto es lo que estamos haciendo con nuestra familia?! ¿Esperan que unos mocosos mimados criados como príncipes sigan con nuestro legado? ¡Esta es una dinastía! Mí dinastía. Así que mejor me traen a esos mocosos para mañana mismo o algo le va a pasar al que no cumpla.

La mano no le temblaba a Inko cuando se trataba de su dinastía, incluso su propia familia pasaba a segundo plano cuando de eso se trataba y todos lo sabían. Bueno, al menos sus hijos e hijas estarían con el hijo de Inko que, aunque aparentaba ser como su madre, todos sabían que era de corazón noble y con valores aunque a veces no se notaran.

-Espero que Inko sepa lo que hace...
-Y si no lo sabe, ¿qué podemos hacer?
-Lo dices porque tú no tienes un hijo y no eres de aquí. No sabes la fama que tiene esa escuela...
-¿Tan mala fama tiene?
-Imagina tener a un montón de asesinos, distribuidores de droga, apostadores y ladrones en salones y con armas a su alcance. Mi hija puede usar una pistola, claro, pero ese lugar es otro nivel.
-Si lo dicen así creo es mejor no tener hijos.
-Suerte que el pequeño Zuzu está ahí...

-Hace tanto que no nos vemos, Zuzu.
-Sí, ¿cuánto?. ¿Tres años?-. El joven de ojos marrones hace cuentas con los dedos intentando recordar.
-Cuatro y siete meses.
-Siempre fuiste bueno con los números.
-Por eso yo me encargó de todo lo del dinero, Zuzu-. Esos ojos azules lo veían con una pequeña sonrisa.
-Solo recuerdo que la última vez...
-Nori tenía el cabello corto.
-¿La vez que Kimiko se tomó el agua de la llave?
-¡Oye! ¡Ya no íbamos a hablar de eso!

Del lado de la alberca los jóvenes de entre 15 y 16 años platicaban esperando a que sus padres terminaran su reunión como de costumbre mientras bebían y fumaban. Quién diría que desde la más tierna edad los integrantes del clan Midoriya estaban expuestos a tantas adicciones que sus padres se podían permitir pagar y que usaban para que sus hijos se entretuvieran en algo. Quién diría que los que antes compartían con tanta alegría sus juguetes y sus dulces ahora tenían secretos que ni sus padres conocían pero que se confiaban entre ellos.

-Y Kacchan dijo-
-Niños-. En la puerta una mujer de piel morena con cabello negro y mechones blancos los llamaba. -Vengan a la sala. Hay algo de lo que queremos hablar con ustedes.

La siguen y cuando llegan sus padres les explican lo que iba a pasar para luego dejarlos regresar a su pequeña reunión.

-Ja. Me sorprende que mi madre crea que no sé usar un arma.
-Ya sé, ¿mi padre qué se cree? No soy tan tonto-. Dice mientras arroja un dardo. -¿Es interesante tu escuela, Zuzu?
-Define: "interesante". Si te refieres a que es aburrida, sí, bastante-. Avienta una pelota al aire mientras estaba recostado en uno de los sillones.
-¿Es cierto que puedes hacer lo que quieras?
-Con decirte que nunca hago tareas ni exámenes y aún así tengo el mejor promedio. Con que seas un Midoriya ese viejo te deja ir.

Tener a 1 Midoriya ya causaba pánico en la escuela, ahora tener a 5 iba a hacer que sus alumnos se salieran de sus casillas. Sí, para Izuku fue difícil en algún punto, nadie creía que en verdad perteneciera a esa familia y lo trataron como basura los primeros meses hasta que dejó en claro quién era y porqué debían de tener cuidado con él. Ahora que él había abonado el camino, sus primos no iban a tener ningún problema y lo más importante, vería qué tanto habían mejorado y qué tanto podían hacer una vez que él fuera el líder de su familia.

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