Mala suerte.

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Los 2 alumnos entran a la fila empujando a los demás y logrando que les gritaran e insultaran.

-Todoroki-kun, tal vez debamos esperar... -un golpe en la cabeza lo calla y hace que voltee a ver a su "amigo".
-Por tu culpa casi no tengo almuerzo, idiota. Si quieres comer vete al final de la fila y cállate, maldita escoria.
-S-sí, lo siento...

Como siempre que se formaba al final de la fila a esas horas encuentra que ya no quedaba comida para él. Otros hubieran iniciado una pelea o le hubieran quitado la comida a alguien más pero él era muy tímido para reclamar y solo se fue a su mesa.

-¡Hola, Katsu-chan! ¿Otra vez no tienes comida? ¡Qué mala suerte!
-Sí. Lo siento de nuevo, Todoroki-kun...

Un tazón de comida le cae en la cabeza y cuando voltea solo encuentra la mirada de fastidio de Izuku que estaba cruzado de brazos.

-Después de lo del viernes no tienes el derecho de sentarte aquí, imbécil. Vete de una vez.
-L-lo siento, Izuku-kun... -se levanta de la mesa y camina unos pasos cuando alguien mete su pie y lo hace caer-. ¡Ay!
-Ja. Qué patético. ¿Ya vas a llorar? -sonríe ante su broma-. Te veo saliendo de clases, estúpido.

Todos los que vieron eso se rieron, no solo porque el que había orquestado esa broma pesada era el alumno más peligroso de la academia y tenían que adularlo, sino también porque les parecía hilarante ver a ese llorón con comida en la cabeza llorando en el suelo.
Cuando las clases terminaron una bolita de alumnos se juntó a ver la paliza que le daría Midoriya a Bakugo y a grabar.
Lo patea, golpea, insulta, jala del cabello e incluso usa el quirk del pelinegro para que se quemaran en contra de su voluntad.

-¡Mira eso!
-¡Ya está llorando!
-¡Ve a llorar con tu mami, estúpido!

En el centro del círculo Katsuki lloraba e imploraba que eso se terminara de una vez por todas, le dolía todo el cuerpo y esas burlas no ayudaban en nada. Cuando siente que su cabello es jalado cree que por fin se había acabado y que Izuku le diría algo como: "esto te pasa cuando no obedeces", "sé un buen perro y quédate así otro rato" o "agradece que tuve piedad esta vez".
Claro que cuando levanta la vista se encuentra cara a cara con el frío suelo contra el cual su cabeza es golpeada tantas veces que no logra contarlas.
Recuerda todo borroso. El agua que habían tirado en su cabeza para que se despertara luego de haberse desmayado, los zapatos de Izuku que lo llegaron a patear en la cara, la humillación de hacerlo lamer el suelo de tierra mientras alguien que creía era Izuku le pisaba la cabeza y el recuerdo de los puños de su amigo giraban en su mente hasta que ya no pudo más y cerró los ojos.
Cuando despierta lo hace 2 horas después cuando ya caía la noche sobre el duro suelo de tierra ya que nadie había tenido la amabilidad ni la decencia de llevarlo a la enfermería o siquiera dejarlo en la puerta de los dormitorios, como siempre.
No se atreve a entrar a los dormitorios y se queda dormido afuera hasta que los rayos del sol lo despiertan.

-Ah... Izuku-kun se va a enojar si no me ve en clase... -se levanta como puede del suelo y se prepara para entrar a su escuela-. Yo puedo, ¡yo puedo hacerlo...!

Logra mantener un perfil bajo y que nadie lo notara pero cuando sale de su dormitorio ya cambiado y medio limpio encuentra una escena que lo detiene en seco.

-¿No que muy fuerte? Vamos, intenta darme un golpe de nuevo y te tiro otros dos dientes. -se truena los nudillos.
-¿Estás enojado, Izu-kun? ¿Es por lo de Katsu-chan?
-Tú cállate, mejor pásame mi mochila.

Una manopla con picos reparte golpes contra el pobre chico que se encontraba tirado en el pasillo mientras el bicolor reía. Katsuki ve esto y se queda contra la esquina porque no podía pasar por otro lado y no se quería arriesgar a que lo vieran.

-Me parece estúpido que creas que es por ese perro.
-Si tú lo dices. Pero yo creo que te preocupas y que lo quieres buscar.
-¿Ah? ¿Y por qué lo buscaría?
-Porque a los que mandaste a buscarlo te dijeron que no estaba~ -se mira las uñas.
-¡Yo no-!
-¡Voy por un café, te traigo uno! -se despide con una sonrisa y va directo a la cafetería mientras escucha los insultos de su amigo.
-¡Oye, tú! ¡Fuera de mi vista! -patea al otro para que se fuera.

El contrario se arrastra y hace lo que puede para irse antes de que le tocaran más golpes. Cuando se va el pelimorado golpea la pared con fuerza y comienza a hablar consigo mismo y a dar vueltas por el pequeño espacio.

-No está... ¡Pero tiene que estar! Nadie es tan idiota para tocarlo de nuevo, entonces ¿qué? Estoy seguro que rompí sus huesos, no se pudo haber ido. Algo tuvo que pasar... -golpea nuevamente la pared-. Si encuentro al maldito que se lo llevó, ¡le parto la cara!

El pelinegro se confunde e intenta encontrar sentido a las palabras de Izuku pero cuando escucha sus pasos se va corriendo sin tomar en cuenta que sus pisadas se iban a escuchar. Cuando menos se da cuenta ya estaba de nuevo en el suelo con Izuku sobre su espalda.

-¡¿Quién te crees para espiarme?! ¡Ya verás cómo te-! -ve el rostro del chico que creyó lo había gravado para hacer algo en su contra pero en cambio encuentra el rostro destrozado de Kacchan por los golpes de ayer y sus ojos llenos de lágrimas-. ¡¿Kacchan?!

Se quita de encima temiendo que le hubiera lastimado más las costillas y en un momento que se desconoce le pregunta:

-¿Te lastimé? ¿Te duele algo? ¡No sabía que eras tú y-! -se da cuenta de lo que estaba diciendo y le da un golpe al pelinegro-. ¡Hijo de perra! ¡¿en qué diablos estabas pensando?!
-¡L-lo siento, Izuku-kun!, ¡por favor no me pegues, no quería escuchar! ¡Fue un accidente!
-¡Eres un jodido idiota! ¡¿Qué querías hacer?! ¡¿Cómo te levantaste?! ¡Cuando yo te deje en algún lugar ahí te quedas, ¿escuchaste?! -jala su cabello y lo golpea contra el suelo.
-¡Ay! Por favor, Izuku-kun, ¡perdóname! Te lo ruego. -comienza a llorar de dolor y de miedo.

Izuku iba a golpearlo de nuevo pero ve todas las heridas que le había hecho el día anterior y se detiene sin soltar el cabello del contrario. Escucha su llanto y sus súplicas, sus promesas de no hacerlo de nuevo y las palabras que comenzaban a salir entrecortadas.

-Maldito idiota... -lo suelta y limpia con la manga del saco de su uniforme el sudor de su frente-. Arriba. Levántate y ven conmigo.

Se hace un medio silencio mientras el pelinegro intenta levantarse después de todo lo que le había pasado el día anterior y esa mañana. No logra ni siquiera apoyarse en una pared porque el dolor era demasiado y la verdad era que algunos de sus huesos estaban rotos, su estómago lleno de moretones y su cabeza adolorida.

-¿Ni eso puedes hacer? -le extiende la mano-. Ahg. Estás pesado.
-¿Uh? -acepta la "ayuda" al no poder hacer nada más y se apoya en Izuku-. G-gracias, Izuku-kun...
-Cállate, idiota.

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¿Y qué quieres que haga?Where stories live. Discover now