¡Nuevo amigo!

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-¿Cuántos años tienes?, ¿vas a dormir aquí?, ¿por qué el cielo es azul?, ¿has-?
-Ya cállate, estúpido.
-Izuku-kun, ¿p-por qué se va a quedar...?
-¿Me estás cuestionando?
-¡N-no! ¡No, yo nunca-!
-¡Es asqueroso! Izu-kun, es asqueroso este perro.

Empuja al bicolor y al pelinegro cuando siente que estaban hartando su paciencia.

-Ninguno va a opinar de nada, ¿quedó claro? No me interesa tu opinión, ni la tuya y menos la del perro, ¡así que al próximo que diga una idiotez va a dejar de tener lengua!

Todos se callan y el pelimorado vuelve a tener el control de la conversación.

-Bien. Se me da la gana que sea tu perro así que llevátelo.

Le extiende la correa a Katsuki que siente un escalofrío.

-¡¿Y-yo?!
-Sí, estúpido.
-¡Pero yo lo quería!
-¡Tú cállate!-. Le tira una mirada de fastidio.
-Uh. ¿Y si vamos a clases?
-Ve tú, ese viejo me fastidia.
-Bueno... ¡Te traeré un chocolate!

Cuando sale, Katsuki espera órdenes mientras sostiene la correa con suavidad.

-Ya sabes las reglas.
-Sí, p-pero no entiend-
-¡No me refiero a las tuyas!-. Le da un golpe en la cabeza.- Digo las reglas de él. Que no hable, no grite y no haga nada sin permiso, en este caso de ti.
-Pero-
-¡¿Pero qué?! ¿Ahora qué?
-¡Es que tú estás acostumbrado a dar órdenes! A mí no me gusta, Izuku-kun, ¿y si te lo quedas tú...?
-Los que andan conmigo no son unos cobardes, aprende eso de una vez por todas. ¿No querías ser un villano, como yo? Entonces vas a tener que pisar a basuras como él, esta y otras mil veces más.

Katsuki ya había escuchado esas palabras antes. La vez en la que conoció a Izuku le dijo algo parecido, pero ahora...

-Ja. Veo que ya te decidiste-. Se cruza de brazos cuando ve que el pelinegro apretaba la correa y secaba sus lágrimas.
-¿Tengo que hacer algo o...?
-Bueno, a mí me sale normal. Pero tú... mira, cuando le des una orden sin que te tiemble la mano voy a darte el honor de tener mi respeto.

Mentía en eso. Era un manipulador de primera y sabía exactamente qué decir para llamar la atención de Katsuki. Quería que fuera fuerte para que tenerlo de su lado no fuera un estorbo y que pudiera seguir sus órdenes en un futuro.

Tenía que prepararse para cuando le tocara ser el líder de su familia.

Tenía que tener gente fuerte a su lado.

Tenía que tener a Kacchan de su lado.

-Mira a ese perro, es imposible que no puedas mandarlo.
-¿Tú cómo lo dices, Izuku-kun...?
-¿No puedes? Si es así dime.- Truena sus nudillos mientras le sonríe con burla.

El más pequeño comienza a sollozar. Sabía de sobra que un golpe de su "amigo" era igual a morir en vida, más porque usaba diversas herramientas para compensar su falta de fuerza física, entre ellas manoplas de hierro, cuchillos, tijeras, palos, etcétera. Ahora le quedaba debatir, ¿prefería un golpe con una manopla en el estómago y luego quién sabe qué cosa que le fuera a hacer su "amigo", o decir algunas palabras hirientes a alguien que ni siquiera conocía tan bien y que le había hecho daño?

-Ah...-. Jala la correa. -¡Levántate...!
-¿Es lo mejor que puedes hacer?
-¡Dije que te levantes!-. Lo patea y jala más haciendo que respirara con dificultad.
-¿Qué haces cuando alguien no te obedece?

Lo golpeo. Le grito. Lo hago llorar.

-Eso es. Todavía no sabes golpear, pero creo que basta.

La cabeza. El estómago. Las manos. Ya no va a escapar si los piso.

-Espera. Espera.

Si piso su espalda y luego lo pateo va a llorar más.

-Espera, imbécil.

Cuando esté llorando-

Siente un golpe en el estómago cuando está a punto de pisar de nuevo la mano de Rieko que ya estaba triturada por sus anteriores pisadas. Todo su cuerpo estaba destruido, ¿qué había pasado?. ¿Por qué Rieko estaba así?. ¿Izuku le había hecho algo?

-¡Cuando te diga que te detengas, te detienes! ¡Estás demente si crees que voy a tolerar las idioteces de un llorón como tú!

Los golpes suben de tono y ahora Katsuki lloraba en el suelo al lado del chico de 3° que por el momento se encontraba peor que él.
En la noche el bicolor regresa y no pregunta nada cuando ve a los 2 en el suelo y a Izuku recostado en su cama, solo entra a su dormitorio con una mirada sombría.

-Ah. Katsu-chan, ¿ahora qué hiciste para que Izu-kun se enojara?

Habla con una de sus almohadas mientras abraza otra.

-Pensé que eras menos idiota y más obediente. Je. A Izu-kun no le gustan las pataletas que haces~

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¿Y qué quieres que haga?Where stories live. Discover now