- No sabes en lo que te has metido, pequeña. -advirtió él dominante y altivo con su hombría erigiendo hacia delante.

Ella se estremeció y se mojó de gusto sintiéndose de nuevo revolucionada por el atractivo de su novio, pero esta vez la anticipación era más grande, más latente entre ambos mientras se miraban el uno al otro.

- Castígame -pidió Vanessa tentado su suerte.

- Yo te lo advertí.

Para gusto de Vanessa esa noche no bajaron a cenar, Arthur le había demostrado lo peligroso que podía llegar a ser en la cama cuando lo provocaban. Antes del medio día de la mañana siguiente se levantó de la cama constatando que esta vez no estaba sola, Arthur dormía a su lado y eso le gusto. No le gustaba despertar sin él a su lado.

Esa mañana no se sentía bien, un dolor de cabeza la invadía fuertemente a la par de las náuseas. Corrió al baño y se indujo el vómito, sabía que de esa manera se sentiría mejor, aunque no comprendía porque se sentía de esa manera cuando no había bebido o comido nada aun.

Sintió las frías manos de Arthur acariciándole la espalda y ayudándola con el cabello, e instantáneamente se relajó haciendo que vomitar se hiciera más fácil pero el dolor de cabeza no disminuía.

- Toma -él le entregó papel para que se limpiara mientras la ayudaba a levantarse del inodoro.

- Gracias.

- De nada. ¿te sientes mejor?

- No -gimió por el dolor. - Quisiera una aspirina.

- Ven.

Se metieron en la ducha pero ella sentía que perdía el equilibrio por lo que se sostuvo en él en todo momento mientras Arthur le lavaba el cuerpo y el cabello con delicadeza.

- Quiero dormirme aquí -murmuró ella agotada mentalmente.

- No te duermas -advirtió Arthur tomándole del rostro para que lo mirara a los ojos.

Ella se preocupó al ver que él se sentía impotente de no poder ayudarla a la vez que vio una furia reprimida. No era por ella, era otra cosa. Por otra persona.

- Escúchame, mi amor. La razón por la que despertaste es porque alguien esta irrumpiendo en tu cabeza, alguien muy fuerte. Si duermes, el mecanismo de defensa de todos tus recuerdos caerá dándole paso al invasor. No queremos eso ¿correcto?

Ella asintió pero le era difícil mantenerse consiente.

- ¿Alguien como Blaz? -preguntó ella al recordar que este mismo se había metido en su cabeza.

- No, pero es alguien parecido. Blaz no ve tus recuerdos, Blaz ve el pasado, pero eso es algo que pocos saben.

- Quiero que pare... -jadeó ella sintiendo que golpeaban un muro en su cabeza. Quería vomitar de nuevo.

- Debe ser alguien en el castillo. Respira.

- Haz que pare... -suplicó ella entre lágrimas aferrándose a él con las pocas fuerzas que le quedaban.

- Muérdeme - ordenó Arthur después de un largo silencio en el que estuvo pensando.

Vanessa así lo hizo. Cada gota de sangre de su novio que entraba en su estómago era fuerza para todo su sistema, de esa forma fue recuperando las capacidades para poder mantenerse consiente y combatir al invasor. Sorprendida estuvo cuando Arthur mordió su cuello dando paso a una conexión física y mental instantánea.

Cerró los ojos y lo visualizó en la entrada de sus recuerdos reparando el muro que el invasor quería romper. Ella lo ayudó creando un muro mucho más alto, no entendía como lo hacía solo sabía que si no lo hacia el invasor no retrocedería y la dañaría.

FUEGO OSCURO - SANGRE CONDENADAWhere stories live. Discover now